XI

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Cuando Seungcheol despertó, Jeonghan aún dormía entre sus brazos. No podía creerlo ¡Había hecho el amor con el ser más hermoso y perfecto del universo! Y allí seguía, con mechones dorados cayendo sobre sus mejillas, y sus labios, suaves y rosados, semiabiertos. Acarició su cabello y rogó a Dios (o a quién fuera que estuviera arriba) que no lo alejaran jamás de él. Con ese pensamiento, se quedó dormido nuevamente, y para cuando despertó, Jeonghan se había marchado. Seungcheol se dio una ducha, se vistió y buscó a los demás. Solo encontró a Mingyu bebiendo café con tostadas. El sol ya comenzaba a ocultarse.

—¡Buenas tardes! —dijo Mingyu, sonriendo.

—Hola —respondió Seungcheol —¿Qué hora es? —preguntó.

—Ya pasan de las seis —respondió Mingyu —. Ven, siéntate y come algo. ¡Apuesto a que estás muerto de hambre! Después de todo, tuviste una laaaarga noche —dijo, guiñando un ojo.

Seungcheol enrojeció.

—Digo, no todos los días te encuentras con un nido de ciempiés —agregó divertido al ver el rostro encendido de Seungcheol —¿Quieres café?

—Sí, por favor —respondió  Seungcheol.

Mingyu vertió un poco del líquido en un tazón, y puso un par de tostadas en un plato.

—Gracias —dijo Seungcheol —¿Dónde están los demás?

—En el cuarto de al lado —dijo Mingyu, apuntando hacia la pared con el dedo pulgar —, intentando averiguar qué demonios está sucediendo.

—Yo también quisiera saber —murmuró Seungcheol —. Aún no me creo todo lo que vivimos ayer.

—Entiendo —dijo Mingyu —. También me llevó un tiempo acostumbrarme.

—¿Cómo llegaste aquí? —preguntó Seungcheol, curioso.

—Es una larga historia —respondió Mingyu —. Fue algo muy similar a lo tuyo.

—¿Momento y lugar equivocados? —dijo Seungcheol, mordisqueando su tostada.

En ese instante, cayó en cuenta de lo hambriento que estaba. Parecía que no había ingerido alimentos en días.

—Yo diría que lugar y momento correctos —respondió Mingyu —. De no ser por eso, no habría conocido a Wonwoo, o a los chicos.

Seungcheol esbozó una sutil sonrisa. Quizás Mingyu tenía razón. Quizás eran el momento y lugar adecuados. De otra forma, jamás habría conocido a Jeonghan. Mingyu lo observó.

—¿Sabes? ¡Hannie estaba de muy buen humor! —exclamó de pronto, logrando que el otro se atragantara con su pan —De hecho, hacía mucho tiempo que no lo veía tan animado. Supongo que finalmente logró relajarse.

El carmín cubrió las orejas de Seungcheol al oírlo.

—Jeonghan puede parecer frío y despreocupado, pero en realidad es muy amable —continuó Mingyu —. Siempre prioriza a los demás por sobre sí mismo, incluso si eso pone en peligro su propia vida. A veces pienso que olvida que existe —dijo, melancólico —. Así que, agradezco que cuides de él.

Seungcheol no respondió.

—¿Por qué trabajabas en aquel edificio? —preguntó, un minuto después.

—Para mantener vigilado el apartamento de Jeonghan —respondió Mingyu.

—¿Por qué? —dijo Seungcheol, curioso.

—Jeonghan trabaja todo el día, o toda la noche, dependiendo el caso. A veces, se ausenta durante una semana o más —explicó Mingyu —. Hace unos meses, alguien entró a su apartamento y hurtó algunas cosas. Nada de valor, aunque sí se llevó prendas y accesorios personales. Jeonghan pensó que era algún pervertido, y le restó importancia. Sin embargo —continuó —, un par de días después, volvieron a entrar. Y esta vez, Hannie estaba en casa. Había tomado somníferos, así que no se dio cuenta hasta que el sujeto lo atacó con un cuchillo. Por suerte, Jeonghan despertó en el instante preciso, y logró esquivarlo, aunque no pudo atraparlo, pues estaba demasiado adormecido como para seguirlo.

DEVIL SIDE [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora