—¡Mentiras!
Jeonghan golpeó la mesa con tal fuerza, que logró partirla en dos, y las manos sangrantes que se encontraban estancadas a ella, arrastraron a su dueño hasta el suelo. Pero el chico demonio no estaba conforme. Cogió al hombre por el cabello y lo jaló hacia atrás, dejando la garganta de Bin al descubierto, en donde apoyó una navaja.
—¿Me matarás, querido Hannie? —dijo Bin —¿Después de todo lo que hice por ti? ¡Te di un hogar! ¡Te traté como un humano cuando no eres más que una bestia!
—¡Cállate! —le espetó Jeonghan.
Seungcheol estaba estupefacto. Ese definitivamente no era el Jeonghan que conocía, o que creía conocer. Y Bin pareció notarlo.
—¿Lo ves? —dijo, observando a Seungcheol —... Hasta tus amigos te temen...
Jeonghan arrugó el ceño, pero no desvió la mirada. El hombre ensanchó su sonrisa.
—Acéptalo —murmuró Bin —. No hay nada de humano en ti.
Eso hizo que Jeonghan se enfurecuera aún más. Gruñó, y levantó el puño en dirección a la garganta del hombre, dispuesto a matarlo, cuando algo lo detuvo. Ni siquiera lo oyó, sólo fue consciente cuando el cuerpo de Bin cayó inerte hacia atrás, con un agujero en medio de su pecho, y la cola de una flecha saliendo de su corazón, como la antena de una radio. Estaba muerto. Una segunda flecha salió disparada de la nada, y se incrustó en la pared detrás de Jeonghan. Una gota de sangre apareció en su mejilla.
—¡Cuidado!
Minghao saltó sobre Seungcheol y lo arrastró al piso. Una tercera flecha rozó su hombro izquierdo, y desgarró sus ropas y parte de su piel.
—¡¿Estás bien?! —gritó Mingyu, oculto tras una mesa.
Wonwoo estaba junto a él. Sus manos se habían vuelto peludas y las garras habían aumentado de tamaño. Una cuarta flecha apareció de la nada y dio contra la mesa que Mingyu estaba usando de escudo.
—¡¿De dónde vino eso?! —exclamó Wonwoo, cubriendo a Mingyu con su propio cuerpo —¡¿Son invisibles?!
No, están camuflados, pensó Jeonghan. Podía sentir la presencia de esas cosas. No eran humanos, eso era claro. Tampoco eran híbridos (no conocía ningún híbrido que tuviera la habilidad de volverse invisible) ¿Qué eran entonces? ¿Demonios? Eso no importaba. Habían matado al único hombre que conocía la verdad a cerca de su pasado, y peor, habían herido a sus amigos. Esa se la pagarían.
—Wonwoo... —murmuró.
Wonwoo asintió. Cogió a Mingyu, y lo empujó suavemente hacia un rincón. Minghao se incorporó. Su brazo goteaba sangre, que escurrío hasta la punta del dedo meñique izquierdo. Cogió a Seungcheol por el abrigo y con un solo movimiento, lo lanzó hacia donde estaba Mingyu, quién alcanzó a moverse a tiempo para no ser aplastado por el cuerpo del otro. Ambos quedaron agazapados en un rincón.
—¿Qué... Qué está sucediendo? —preguntó Seungcheol, desconcertado.
—No lo sé —masculló Mingyu, asustado —, pero será mejor que no te muevas.
Seungcheol miró hacia el lugar donde se encontraba Jeonghan. Había cerrado sus ojos. Por algún extraño motivo, su cabello y su ropa ondeaban, como si una brisa rodeara su cuerpo. Su mano izquierda empuñaba un puñal de mediano tamaño, que sostenía con la navaja hacia atrás. Cuando abrió los ojos, e incluso desde aquella distancia, Seungcheol nptó que se habían tornado completamente negros. No había pupila, y el hermoso color miel que tanto le gustaba, había desaparecido. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Ahora entendía por qué Jeonghan le había preguntado aquella noche si realmente no le temía. No había nada de humano en él. Un segundo después, el chico demonio dejó caer el puñal y cogió lo que parecía ser aire, mientras giraba su cuerpo hacia su presa invisible. Antes de que el puñal cayera al suelo, lo tomó con su mano derecha y lo estampó contra la nada. Un grito desgarrador cubrió el ambiente y de pronto, en la mano de Jeonghan, se dibujó una figura. Era un extraño ser, unos centímetros más alto que un humano. Su cabeza era alargada como la de una serpiente, y su gran boca estaba coronada por unos enormes labios rosados. Su cuerpo era completamente blanco. Vestía una especie de armadura, del mismo color, y portaba un arco en lo que parecía su mano. Dos alas blancas salían de su espalda, que ahora se cubrían de lo que parecía sangre.
—¿Qué demonios...? —farfulló Minghao, sorprendido.
No había acabado.
—¡A tu izquierda! —oyó la voz de Jeonghan.
El chico se giró y lanzó una llamarada hacia aquel lugar. Un segundo alarido llenó el aire cuando el ser aquel se hizo visible. Le había dado en el ala y ahora ésta ardía irremediablemente. La criatura levantó lo que parecía su mano derecha y apuntó con su flecha hacia Minghao, sin embargo, no alcanzó a atacar, pues su brazo fue desmembrado por unas enormes garras que habían aparecido desde atrás. Un nuevo alarido salió de su boca pero se calló cuando el chico lobo le arrancó la cabeza. La sangre del ser se desparramó por la playera de Wonwoo.
—¡Mueve tu trasero!
Unos metros más allá, Mingyu arrastraba a Seungcheol hacia la salida de emergencia. Este estaba tan impactado que no se había percatado de que Mingyu le hablaba.
—¡Muévete! —repitió, empujándolo hacia adelante.
Seungcheol obedeció, y corrió hacia la puerta. Al llegar allí, intentó quitar el seguro, pero estaba trabado. Mingyu tampoco pudo.
—¡Wonwoo! —gritó.
El aludido se giró, y en menos de un segundo ya estaba allí. Arrancó la puerta de cuajo. Mientras tanto, Minghao (con la ayuda de Jeonghan, quién parecía ser el único capaz de ver a esas criaturas), había atrapado a un tercer monstruo, y había hecho estallar su rostro. Dos metros más allá, Jeonghan decapitó a un cuarto.
—¡Larguémonos de aquí! —gritó Wonwoo, cuando el techo comenzó a caer sobre ellos —¡Hao! ¡Jeonghan!
Apenas lo oyeron, ambos corrieron a la salida. Minghao se adelantó, seguido por Mingyu y el chico lobo. Seungcheol estaba a punto de salir cuando una mano invisible lo cogió por el cuello, lo estampó contra el muro y lo elevó medio metro del suelo, asfixiandolo. Un segundo después, algo salpicó su cara, y frente a él, apareció un monstruo partido en dos. Detrás estaba Jeonghan, con el puñal en la mano, y su rostro ensangrentado. Seungcheol vio sus ojos: estaban completamente negros. Allí, no había nada más que oscuridad. Seungcheol temblaba. Jeonghan apretó los labios, cerró sus ojos un segundo y el castaño volvió a ellos. Seungcheol abrió la boca y dejó escapar un grito silencioso. Fue como despertar de una horrible pesadilla.
—Te dije que te mantuvieras alejado de mí —murmuró Jeonghan.
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DEVIL SIDE [TERMINADA]
FanficChoi Seungcheol es un profesor de primaria que acaba de mudarse a la ciudad. Adaptarse a su nueva vida ha sido sencillo, hasta que conoce a su guapo, misterioso, y extremadamente sexy vecino. ⚠️Contiene referencias sobre as3s*natos, s*xo expl*cito...