XXIX

668 116 11
                                    

—No, aún no se lo he dicho a Seungcheol —dijo la chica al teléfono —. No estoy segura de cómo lo tomará, así que estoy esperando el momento indicado.

Seungcheol arrugó el ceño. Su clase había terminado antes de lo presupuestado, así que decidió ir a la cafetería, en donde su novia lo esperaba, como cada tarde de martes. Estaba por hablarle, cuando oyó la conversación que mantenía por teléfono.

—¡Ni siquiera nos hemos graduado, y ocurre esto! —continuó la muchacha —Definitivamente será un nuevo desafío para ambos. Pero bueno, supongo que es una buena noticia...

¿Un nuevo desafío? ¿De qué demonios hablaba? ¿Por qué su voz sonaba tan preocupada? De pronto, una idea llegó a su cabeza ¿Y si estaba embarazada? Estaba seguro de haber usado protección, pero de todos modos, podía pasar. Se le revolvió el estómago. Luego, se imaginó con un pequeño bebé en brazos, y de alguna forma, se sintió emocionado.

—¡Seungcheol! —oyó de pronto —¿Cuánto tiempo llevas ahí? —preguntó la chica.

—¡Acabo de llegar! —respondió Seungcheol.

Caminó hasta ella, la besó en los labios, y se sentó en frente, con una enorme sonrisa. Esa misma noche tomó la decisión. Llevaban dos años saliendo, y ni siquiera se habían graduado de la universidad. Pero la amaba con todo su ser, y si tenía que trabajar veinticinco horas al día para mantener a su familia, lo haría. A la mañana siguiente se saltó la primera clase y fue directamente a una joyería. Eligió un anillo de plata con un pequeño cristal en el centro en forma de diamante. No era una maravilla, pero era lo que podía costear con su sueldo de mesero de medio tiempo. Además, la intención era lo importante. Acto seguido, llamó a su prometida, y la invitó a cenar. La citó en un bello restaurante y hasta se vistió formal. Ambos se sentaron, ordenaron pasta y refrescos sin alcohol.

—Hay algo que debo decirte —dijo la chica, de pronto.

Seungcheol notó el nerviosismo en su voz, así que cogió su mano sobre la mesa. La chica lo observó. Tenía el rostro contraído, así que Seungcheol la dejó continuar.

—Esto no se supone que debía pasar, al menos, no todavía —dijo ella, mordiendo su labio inferior —. Pero sucedió, y tendremos que afrontarlo.

Seungcheol sonrió. Su mano izquierda aferró fuertemente la caja que contenía el anillo en el bolsillo del abrigo. Ese era el momento que había esperando toda la velada, y las mariposas ya daban vueltas en su estómago. Ahora, debía demostrar que era un hombre adulto, y que su novia podía depositar su confianza en él. Definitivamente se aseguraría de darle todo a ella y a su futuro hijo.

—No te preocupes —dijo —. Solo dímelo. Todo estará bien.

—De acuerdo.

La chica inhaló profundo.

—Acepté una beca de especialización en el extranjero —soltó.

La sonrisa en el rostro de Seungcheol se congeló.

—Espera —dijo, un momento después —¿Una beca en el extranjero? —repitió, estupefacto.

Por un segundo, el cerebro de Seungcheol quedó en blanco. La imagen de una familia feliz, que había rondado en su cabeza, se quebró como si se tratase de cristal, las mariposas desaparecieron de su estómago, y su mano aflojó la pequeña caja que contenía el anillo.

—¿Te irás? —preguntó, con un hilo de voz.

—Sí —respondió ella.

—¿Por qué no lo hablaste conmigo antes de aceptar? —murmuró Seungcheol.

—Porque... porque no quería que te molestaras... —tartamudeó la chica —. Sé que es algo que tú también deseabas y... pensé que si te lo decía, te molestarías conmigo por conseguir la beca y tu no...

Si bien era cierto que Seungcheol deseaba conseguir esa beca de especialización, jamás pasó por su cabeza anteponerla sobre su relación. Y creyó que su novia haría lo mismo, pero estaba equivocado ¿Dónde habían quedado todas esas palabras de amor eterno? Se desvanecieron en el aire.

—No puedo creerlo —dijo, negando con la cabeza, decepcionado.

—¿Lo ves? —dijo la chica, arrugando el ceño —. Era esto lo que quería evitar ¡Que egoísta eres, Seungcheol! —exclamó —¡Sabes que es una excelente oportunidad! ¡Deberías estar feliz por mí!

Seungcheol suspiró y sonrió melancólico.

—Lo estoy —dijo finalmente —¿Qué sucederá con nosotros? —preguntó, luego de unos segundos de silencio.

—No lo sé —dijo la chica, mirando sus rodillas —Quizás... quizás deberíamos terminar la relación —murmuró —. Estaré muy ocupada con el estudio, y... a decir verdad, no creo en las relaciones a distancia.

Levantó la vista y miró a Seungcheol

—No creo que funcione. Lo siento —agregó —. Pero ¡Sé que encontrarás a alguien que te hará feliz! Bueno... Será mejor que me vaya —finalizó incorporándose, sin siquiera esperar a que le sirvieran la cena.

Seungcheol la observó marcharse. Esa fue la puñalada que terminó de acabar con su corazón. No dejaba de preguntarse quién era esa persona y cómo podía ser tan fría. La cena llegó cinco minutos después, pero Seungcheol tampoco probó bocado. Dejó el pago sobre la mesa y se fue. Deambuló varias horas antes de regresar a su apartamento, y de camino allí, arrojó el anillo a un bote de basura. Los siguientes días fueron los más difíciles de su vida. Cada día que iba a la universidad, hacía lo posible por no encontrarse con su ex novia, porque le causaba enorme tristeza. Incluso quemó las fotografías, los muñecos de felpa y las cartas de amor que ella le había obsequiado. La eliminó de su móvil, y dejó de frecuentar a los amigos que tenían en común. A medida que pasaba el tiempo, se sentía cada vez más triste, y pronto se convirtió en ira, pues no entendía cómo una persona podía ser tan despiadada, y sonreír de aquella forma, cuando él estaba en un hoyo. Por eso aceptó de inmediato el trabajo en otra ciudad cuando se lo ofrecieron. Pero incluso habiendo comenzado una nueva vida en otro lugar, su odio seguía presente en su corazón.

¿Cómo pudo ser tan cruel? se preguntaba cada noche ¿Cómo pudo dejarme sin siquiera dudarlo? Jamás volveré a confiar en alguien, jamás volveré enamorarme ¡Lo juro!

—¿Estás seguro? —dijo una voz a su lado.

Y al voltearse, se encontró con el rostro más hermoso que hubiera visto jamás. Recordó la primera vez que lo vio, la primera vez que besó sus labios, la primera vez que le hizo el amor.

—Jeonghan... —murmuró

—Jamás digas jamás —dijo el chico, cogiéndole por las mejillas y atrayéndolo hacia sí.

De pronto, su cuerpo se vio jalado con fuerza y cayó sobre algo duro. Una bocanada de aire entró a sus pulmones, y la voz de Minhao lo trajo a la realidad.

—¡Seungcheol! —exclamó —¿Estás bien?

Seungcheol asintió. La masa maloliente aún cubría parte de su rostro, e intentaba quitarla desesperadamente. Cuando al fin pudo liberarse, vio al resto de los chicos frente a él. Había llegado al Infierno.

🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸

DEVIL SIDE [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora