La casa de Mingyu se encontraba en los lindes de la ciudad, en la parte antigua. Era un edificio color marrón de cinco pisos, en cuyo ascensor apenas cabían los cinco. Para cuando entraron en el apartamento, Seungcheol aún temblaba.
—Toma, bébelo —dijo Minghao, alcanzando una taza para Seungcheol —. Te sentirás mejor.
El chico obedeció. Estaba tibia, dulce, y sabía a jengibre. A su lado, Wonwoo revisaba las heridas de Jeonghan.
—Están tardando demasiado en sanar —murmuró preocupado.
—Estoy bien —dijo Jeonghan.
Más la mueca de dolor que cruzó su rostro cuando Wonwoo puso una venda en la quemadura de su antebrazo, indicó lo contrario.
—¿Creen que nos sigan hasta aquí? —preguntó Mingyu, observando a través de las cortinas.
—Espero que no —respondió Minghao —. Ninguno de nosotros está en condiciones de enfrentarse a ellos de nuevo.
—Es cierto —dijo Wonwoo.
Cogió otra venda empapada en suero, y la aplicó en el vientre de Jeonghan, quien mostró otra mueca de dolor, más no se quejó.
—Lo que realmente me intriga es —continuó Minghao, sentándose en uno de los roídos sillones de la sala de estar —¿Desde cuándo Bin se relaciona con gusanos? Es casi imposible para un humano sobrevivir a un encuentro con ciempiés, más si se trata de un nido. Hannie ¿Estás seguro que Bin tiene que ver en todo esto?
—No lo sé —respondió Jeonghan, entornando los ojos —. Pero de seguro sabe algo. Bin siempre lo sabe todo...
—En este minuto, eso da igual —dijo Mingyu —. Solo faltan un par de horas para el amanecer, y hasta que no sea de noche nuevamente, estamos atrapados aquí.
—Haré la primera guardia —dijo Minghao.
Llevaba una taza de café en una mano y un encendedor en la otra.
—De acuerdo —dijo Wonwoo —. Despiértame en un par de horas. Hannie, tu y Seungcheol pueden usar el cuarto de invitados. Está al final del pasillo. Hay un futón en el armario.
Seungcheol enrojeció al escucharlo.
—Dudo que pueda dormir —comentó Mingyu, apuntando a Jeonghan con la barbilla.
Lo conocía lo suficiente para saber cuán enojado estaba.
—Tendrá que hacerlo si quiere recuperarse de esas heridas —respondió Wonwoo.
Jeonghan gruñó, molesto, pues sabía de sobra que su amigo tenía razón.
—Podrías pedir ayuda para relajarte —dijo Mingyu, güiñando un ojo.
Jeonghan lo fulminó con la mirada. Mingyu soltó una risita, y abrió la boca para hablar nuevamente, pero Wonwoo lo cogió por la muñeca, dio las buenas noches, y lo arrastró fuera del salón.
—Imbécil —murmuró Jeonghan.
Se incorporó.
—Usaré la ducha primero —dijo, malhumorado.
Seungcheol lo vio alejarse. Su mente voló, imaginando a Jeonghan desnudo bajo la ducha, con el agua escurriendo lentamente por su espalda, glúteos y piernas.
—Ve a dormir —oyó la voz de Minghao, lo que fue una suerte, porque su entrepierna ya comenzaba a despertar.
—No puedo —respondió Seungcheol —. Aún estoy demasiado nervioso como para hacerlo.
—Inténtalo —insistió Minghao —. Mañana será una larga noche. Todo esto tiene muy mala pinta, y tengo un mal presentimiento.
La última vez que Minghao había dicho eso, los gusanos invadieron la bodega, así que Seungcheol obedeció. Se dirigió al lavabo, pero cuando entró, descubrió que había un sexy chico rubio, desnudo y mojado. Jeonghan acababa de salir de la ducha.
—¡Lo siento...! —exclamó Seungcheol, huyendo de regreso al pasillo.
Jadeaba, y su corazón latía tan rápido que sentía que escaparía por su boca en cualquier minuto. Había visto a Jeonghan desnudo, no había sido un sueño. Y ahora estaba seguro de que era el ser más perfecto que pudiera existir.
—Calma Seungcheol —se dijo en voz alta —. No vayas a sangrar de nuevo por la nariz.
Inhaló profundo un par de veces, y luego entró al cuarto de invitados, abrió el armario y comenzó a buscar el futón, tratando de no pensar en lo que acababa de ver. En ese instante, alguien entró a la habitación y cerró la puerta. Y al girarse, descubrió a Jeonghan frente a él, con el cabello húmedo y con solo una toalla cubriendo su cuerpo. Seungcheol quedó pasmado. Jeonghan lo observó unos segundos, que para Choi fueron eternos.
—Tal vez Mingyu tenga razón —murmuró, acercándose —. Después de todo, no estás tan mal para ser humano.
Jeonghan estiró sus brazos, y los enredó en el cuello de Seungcheol. La toalla resbaló hasta sus pies, dejándolo completamente desnudo. Sus labios se posaron sobre los del chico, y su lengua invadió su boca. El aroma de su cuerpo llenó cada rincón del cerebro del humano, quien olvidó todo a su alrededor. Sólo una cosa ocupaba sus agotados pensamientos: Jeonghan. El hechizo del súcubo estaba completo.
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DEVIL SIDE [TERMINADA]
FanfictionChoi Seungcheol es un profesor de primaria que acaba de mudarse a la ciudad. Adaptarse a su nueva vida ha sido sencillo, hasta que conoce a su guapo, misterioso, y extremadamente sexy vecino. ⚠️Contiene referencias sobre as3s*natos, s*xo expl*cito...