DEVIL SIDE [TERMINADA]

VI

Cuando Jeonghan despertó, estaba tendido en una cama. Tenía el torso descubierto, y una venda cubría su vientre y parte de su brazo izquierdo. Y al sentarse, vio a su vecino en una silla próxima.

—¡Al fin despertaste! —exclamó Seungcheol. 

Parecía aliviado. Jeonghan lo observó, intentado comprender qué demonios hacía ese sujeto allí. En ese instante, un chico de cabello rojo y mirada peligrosa entró en la habitación.

—¿Cómo te sientes? —preguntó el recién llegado.

—Creo que me rompí un par de costillas —respondió Jeonghan, tocando su costado.

—Nada que no te haya pasado antes —dijo el recién llegado.

—¿Cómo llegué aquí? —preguntó Jeonghan.

—Él llamó, y fui por ti —dijo el chico, apuntando a Seungcheol con la barbilla.

Jeonghan observó a su vecino de nuevo.

—¿Cómo supiste su número? —inquirió, desconfiado.

—Ehh... creí... creí que estabas muerto —tartamudeó Seungcheol, cohibido. 

El torso desnudo de Jeonghan le recordaba la noche cuando lo vio en su apartamento. Y peor aún, traía a su mente todos los sueños eróticos que tuvo con él. Sacudió su cabeza para despejarse. 

—Creí que estabas muerto —repitió —. Cuando me acerqué, susurraste "MingHao", así que tomé tu móvil y marqué el número que aparecía registrado bajo ese nombre.

Jeonghan arrugó el ceño. Parecía molesto.

—No debiste tráelo —gruñó, desviando la mirada hacia el otro chico.

—No tuve alternativa —respondió este, encogiéndose de hombros —Estaba demasiado asustado para dejarlo allí ¿Qué sucedió? —preguntó.

—Un nido de gusanos...—murmuró Jeonghan, mientras examinaba la herida en su brazo derecho.

—¡¿Gusanos?! —exclamó Minghao, sorprendido —¡¿En la ciudad?!

—Técnicamente estaban en el parque —respondió Jeonghan.

—¡¿Y fuiste sólo?! —dijo Minghao, con los ojos muy abiertos.

—¡No sabía! —vociferó Jeonghan —¡Bin me dijo que era algo simple! ¡Hijo de puta! —estaba furioso —¡Juro que le arrancaré la cabeza cuando lo vea!

En ese instante, fueron interrumpidos por Seungcheol, quién había permanecido en silencio, escuchando la extraña conversación que mantenían los otros dos.

—Disculpen —farfulló asustado —¿Podrían explicarme qué pasa aquí? ¿Qué demonios era esa cosa?

—¿Lo viste? —preguntó Jeonghan de inmediato.

—Sí —dijo Seungcheol —Casi me mata...

—¡Mierda! —exclamó Jeonghan. 

Parecía preocupado. Seungcheol estaba a punto de preguntar nuevamente qué había sido todo eso, pero Minghao se adelantó.

—Es como una especie de demonio — dijo el chico —. Habitualmente anidan bajo tierra. Es raro encontrarlos por aquí.

—¿De-demonio? —tartamudeó Seungcheol.

¿Había escuchado bien?

—¡Hao! —lo reprochó Jeonghan al oír a su amigo.

—¿Qué más da? —dijo este —De todos modos no puede regresar a su casa.

—¿Por qué no? —preguntó Seungcheol, asustado.

—Porque estás marcado —respondió el Minghao.

—¿Marcado? —dijo Seungcheol.

Estaba cada vez más confundido, y casi había entrado en pánico.

—Mmm trataré de explicarlo de forma simple —dijo Minghao —. Los gusanos funcionan con una mente colmena. 

Alzó sus manos, y con ellas formó lo que parecía la silueta de un balón de futbol.

—Lo que ve uno, lo ven todos —continuó —, igual con sus pensamientos y sensaciones. Ese te vio, y ahora toda la colonia sabe que fueron descubiertos por un humano, así que vendrán por ti, y te matarán. 

Seungcheol abrió los ojos y la boca, aterrado. 

—¿Ma-matarme? —tartamudeó. 

Sus manos sudaban y su cuerpo temblaba de miedo. Habría jurado que era una pesadilla si no estuviera tan seguro de haber visto lo que vio.

—Y ahora ¿Qué haré? —dijo, cubriendo su rostro con las manos.

—No te preocupes —dijo Minghao, cogiéndolo del hombro —Nosotros te protegeremos. 

Seungcheol arrugó el ceño. 

—¿Cómo podrían protegerme? —murmuró —Esa cosa era enorme, y horrible, y...

Se detuvo. Acababa de notar que la pequeña herida en la mejilla de Jeonghan había desaparecido por completo. 

—¡Qué demonios...! —exclamó.

—Pues, somos exactamente eso —dijo Minghao, con una risita.

Seungcheol lo observó estupefacto.

—¡¿Qué?! —dijo, sin dar créditos a lo que oía.

 —Bueno, mitad demonios, mitad humanos, para ser exacto —aclaró Minghao, como si fuera algo absolutamente natural.

Jeonghan volvió a fulminarlo con la mirada.

—¿Qué más puedo decirle? —replicó Minghao, al notarlo —Ya está implicado. No podemos ocultar lo que sucede. De todas formas, no podemos perder el tiempo discutiendo si decirle o no. Debemos averiguar por qué los gusanos rondaban el parque.

Jeonghan suspiró, resignado. Para su mala suerte, sabía que su amigo tenía razón.

—Bien —dijo, finalmente —Entonces tendremos que ir por Bin ¡Ese hijo de puta tiene mucho que explicar!

Jeonghan intentó incorporarse, pero antes de lograrlo, se tambaleó, e hizo una mueca de dolor.

—Tendrá que esperar —dijo Minghao —. Necesitas recuperarte.

—Estoy bien —murmuró Jeonghan, más su expresión reflejaba lo contrario.

—He dicho que te acuestes —lo reprochó su amigo —. Será mejor que duermas un par de horas. Mientras tanto, llamaré a Wonwoo. Tengo un mal presentimiento sobre esto. 

Jeonghan obedeció y, a regañadientes, volvió a recostarse en la cama. Minghao lo cubrió con una manta y murmuró un cariñoso "buen chico". Luego se volteó hacia Choi, quién aún temblaba en su silla.

—Tu nombre es Seungcheol ¿Verdad? —dijo —Creo que no nos hemos presentado adecuadamente.

Seungcheol asintió. Le había dicho su nombre cuando Minghao llegó hasta el parque, pero no supo cómo se llamaba él.

—Mi nombre es Xú Minghao —se presentó el chico —. Supongo que ya conoces a mi testarudo amigo. 

Seungcheol asintió nuevamente. 

—Muchísimas gracias por llamarme —dijo Minghao —. Hannie también te lo agradece.

Jeonghan gruñó molesto, lo que sacó una carcajada de Xú. 

—Puede verse muy rudo, pero es más amable de lo que aparenta —dijo Minghao —. Debo hacer un par de llamadas. Mientras tanto ¿Podrías hacerme un favor?

—Por supuesto —respondió Seungcheol.

—¿Podrías asegurarte de que este bruto descanse adecuadamente? —dijo Minghao —Átalo a la cama si es necesario.

Acto seguido se marchó, dejando a Jeonghan con cara de odio y a Seungcheol todo colorado.

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