DEVIL SIDE [TERMINADA]

III

Para cuando Seungcheol terminó de ordenar el apartamento, ya había oscurecido. Estaba agotado y hambriento, pero satisfecho. El lugar era bastante espacioso y agradable, la ventana daba al centro de la ciudad y podía ver las montañas, y el aire acondicionado funcionaba de maravillas. Definitivamente no podría haber encontrado un lugar mejor. Sólo había una cosa que le intrigaba: Su vecino. Cuando lo vio salir en la mañana, él le dirigió una extraña mirada, como si lo estuviera evaluando. Eso fue desconcertante. Pero en realidad, lo que mas llamó su atención, fue lo atractivo que era. Seungcheol había estado con varias chicas a lo largo de su vida, algunas de forma estable (como su última novia) y otras no tanto, pero siempre habían sido chicas sin excepción, porque Seungcheol estaba seguro de que le gustaban las mujeres. Sin embargo, aquella mañana al ver a ese sujeto, por algún motivo, sintió una extraña e inexplicable atracción hacia él, y eso puso sus nervios de punta. La sensación duró tan sólo un instante mientras lo tenía cerca, pero una vez se hubo marchado, todo se disipó. Aun así, seguía pensando en el asunto.

-Seguro es la impresión de saber que alquila el piso completo -se dijo en voz alta -¡Vaya bastardo millonario!

De todos modos, era demasiado tarde para seguir pensando en ello. Debía dormir, pues al día siguiente sería su primer día de trabajo, y no podía llegar tarde. Tomó una ducha, un bocadillo ligero, y se acostó, cayendo dormido inmediatamente. Sin embargo, pasada la media noche, algo lo despertó: el sonido de la puerta al cerrarse. Y cuando se levantó a ver que sucedía, se encontró con su vecino, completamente desnudo. El chico se lanzó sobre él y comenzó a besarlo mientras le quitaba la ropa desesperadamente. Seungcheol quiso detenerlo, pero su cuerpo no le respondía. En dos segundos, ambos estaban en la cama tocándose, besándose, lamiendo cada rincón del otro como si no hubiera un mañana. Cinco minutos después, el chico se movía sobre las caderas de Seungcheol, haciendo que éste sintiera que en cualquier minuto estallaría, y ya estaba a punto de acabar, cuando de pronto, despertó. Estaba empapado, jadeaba y tenía un maldito dolor en la entrepierna que no se iría fácilmente. La imagen de su vecino estaba tan fresca en su memoria que aún podía oler su aroma.

-¡¿Qué demonios...?! -exclamó, un tanto asustado.

Luego de eso, le fue muy difícil conciliar el sueño nuevamente. A la mañana siguiente, Seungcheol se levantó algo tarde producto del insomnio de la noche anterior, así que se vistió rápidamente, engulló el desayuno, y salió corriendo. Iba llegando al hall, cuando escuchó voces agitadas provenientes de aquel lugar.

-¡Quiero que se vaya! -exclamó una voz desconocida.

-Lo siento... señor -respondió la voz de Kim, el conserje -. Pero el dueño del edificio dijo que es asunto cerrado, y que si quiere irse usted, puede hacerlo cuando quiera

-¡Maldito bastardo! -gruñó el otro, furioso.

Para entonces, Seungcheol ya estaba en el recibidor. Al ver al dueño de la voz desconocida, enrojeció hasta las orejas: Era su vecino.

-B-buenos días...-tartamudeó.

Aquel estúpido sueño aún daba vueltas en su cabeza, y para colmo, Yoon le seguía pareciendo increíblemente atractivo con sus vaqueros negros, sus botas y abrigo a juego. Jeonghan se volteó al oír su voz, y lo fulminó con la mirada

-Mantente lejos de mis asuntos -dijo, amenazante, tras lo cual, se marchó por la puerta de salida.

Seungcheol estaba desconcertado. El tipo era un arrogante de primera, y aun así, era el ser más atractivo que hubiese visto sobre la faz de la Tierra.

-¿Qué le pasa? -preguntó al conserje.

-Llevo tiempo preguntándome lo mismo -murmuró Kim, exasperado -. Si me permite un consejo, manténgase lo mas alejado posible de él.

-No tienes que decirlo -respondió Seungcheol -. Me marcharé o llegaré tarde en mi primer día de trabajo, y eso no se vería bien.

-Ciertamente no, señor -dijo Kim -¡Que tenga un buen día!

-¡Igualmente! -dijo Seungcheol.

Cogió su bicicleta y se marchó. Sin embargo, la sensación que le provocaba su extraño vecino no lo dejó en paz.

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