—¿Estás bien? —preguntó Minhao.
Seungcheol asintió. Una bocanada de aire putrefacto le informó que había dejado el mundo mortal.
—¿Dónde estamos? —preguntó, intentando quitar los últimos restos de masa viscosa que cubría su rostro.
—Por el aspecto tétrico y el olor a huevos podridos, podría asegurar que es el Infierno —dijo Minghao —. Aunque no se parece a como lo describen en los libros.
—¿Qué haremos ahora? —dijo Seungcheol, aún aturdido.
—Encontrar a Jeonghan, por supuesto —respondió Minghao.
—¿Cómo? —preguntó Seungcheol, incrédulo.
Aquel lugar lucía enorme, oscuro y desolado ¿Cómo iban a encontrar a Jeonghan si a duras penas sabían dónde estaban?
—Siento su aroma —dijo Wonwoo —. Casi lo había perdido, hasta que llegamos aquí. Es sutil, pero puedo seguir el rastro.
Seungcheol lo miró, sorprendido.
—Nunca subestimes a un chico lobo —dijo Mingyu, sonriendo de medio lado.
—¡Entonces, muevan sus traseros! —exclamó Woozi, malhumorado —¡Jamás lo encontraremos si siguen hablando!
Mingyu giró los ojos al oírlo, aunque estuvo de acuerdo con él. Wonwoo elevó su nariz por sobre su cabeza, cerró los ojos, e inhaló profundo. Se mantuvo así un momento, y alzó el brazo.
—Es por allá —dijo, apuntando tras el resto, y luego comenzó a caminar.
El paisaje era muy similar al del parque, casi igual. La única diferencia era que todo estaba cubierto por una capa de algo que parecía hollín. Eso sumado al frío, y a un extraño cielo negro, con luz similar al ocaso pero sin sol, daban un aspecto lúgubre al lugar. El aire era denso, pesado y maloliente, pero tenía suficiente oxígeno para mantenerlos vivos. Caminaron por un sendero rodeado de grises árboles, y luego salieron a una explanada. Definitivamente era idéntico al parque. Wonwoo caminó hasta la carretera que llevaba de regreso a la ciudad, y comenzó a andar por ella. Los otros le seguían muy de cerca, atentos a lo que sucedía alrededor. De vez en cuando, oían sonidos a la lejanía. A veces parecían gritos, a veces risas macabras, a veces era un susurro, como si el ambiente estuviera cargado de voces invisibles. Seungcheol se estremecía cada vez que oía algo, aunque a esas alturas no estaba seguro de si era miedo, o frío, o ambos. Sólo de una cosa estaba seguro: Encontraría a Jeonghan sin importar qué.
Caminaron en silencio durante todo el trayecto, y pronto llegaron a lo que parecía ser la ciudad. Era igual de tétrica que el bosque, y la ausencia de personas, la hacían aún más aterradora.
—¿Qué fue eso, allá atrás? —preguntó Seungcheol, mientras se adentraban por las calles vacías.
—¿Qué cosa? —dijo Mingyu, alzando las cejas.
—Eso —respondió Seungcheol —. Esa cosa maloliente que nos atrapó antes de llegar aquí.
—¡Ah! —dijo Mingyu —La verdad, no lo sé.
—Se dice que cuando un alma humana llega al Infierno, es para purgar los pecados que cometió mientras vivía —comentó Wonwoo —. Tal vez fue eso lo que enfrentamos.
—Pero de ser así, aplicaría solo a los humanos, osea Seungcheol y yo —dijo Mingyu, pensativo —¿Qué hay de ustedes?
—¿La palabra "Híbrido" no te dice algo? —dijo Minghao, alzando las cejas —Recuerda que aún somos mitad humanos.
—Cierto, tiene sentido —respondió Mingyu.
—Otro motivo más para odiar a los tuyos —murmuró Woozi, de mala gana.
Todos guardaron silencio al escucharlo. Hasta el momento, habían hecho comentarios generales sobre el asunto, más ninguno había profundizado respecto a lo vivido mientras estaban atrapados en la masa maloliente.
—De todos modos, sigo sin entenderlo —dijo Minghao, unos minutos después —. Yo no tuve experiencias surreales como ustedes.
—Es porque eres el rarito del grupo —dijo Mingyu, riendo.
—Lo dice el que se acuesta con un mitad lobo —respondió Minghao, alzando una ceja.
—Ya sabes que para el amor no hay barreras ¿Cierto Seungcheol? —dijo Mingyu con una sonrisa macabra, logrando que el rostro del aludido se volviera completamente carmín.
—No sé de qué hablas —dijo Seungcheol, seriamente.
—Sí, sí, claro —dijo Mingyu, en tono sarcástico —¿Vas a negar que tú y... ?
No alcanzó a terminar la frase, pues Wonwoo se detuvo en seco.
—¿Qué sucede? —preguntó, inmediatamente.
Wonwoo se volteó. Su rostro reflejaba angustia.
—Perdí el rastro —dijo acongojado —. Jeonghan desapareció.
🌸
—Despierta...
Jeonghan oyó una voz. Una mano suave y fría acarició su mejilla.
—Despierta, mi tesoro.
Era una mujer, y sonaba enormemente familiar. Jeonghan abrió los ojos, lentamente. Frente a él, se dibujó un rostro conocido, no guardado en su memoria, si no en lo profundo de su inconsciente. Porque ciertamente, jamás había visto ese rostro, mas se sentía como si siempre hubiera existido. Jeonghan observó a la mujer por unos segundos. Era hermosa, el ser más bello que había visto. Tenía la piel pálida y delicada como el cristal; el cabello largo y suave cual seda; y sus ojos, negros como la noche más oscura, reflejaban pura e infinita maldad.
—Mamá... —susurró.
—Así es, cariño —dijo Lilith —. Mamá vino por tí.
Jeonghan observó a su alrededor. El paisaje era familiar, aunque no recordaba de dónde. Miró sus manos y sus piernas. Parecía flotar en el aire. Arrugó el ceño, intentando recordar cómo había llegado hasta allí. La imagen borrosa de la catedral vino a su mente. Los gritos de las humanas siendo sacrificada por sujetos cubiertos en túnicas, luego un montón de seres blancos y alados aparecieron de la nada. Y después...
—¿Dónde estoy? —preguntó, confundido —¿Qué sucedió con los demás?
—No te preocupes, mi amor —dijo la mujer, deslizando sus dedos sobre los labios del chico —. Mamá no dejará que te alejen de nuevo.
Jeonghan sintió un par de brazos envolver su cuerpo, y unos fríos labios posarse sobre los suyos. Una sensación extraña recorrió su ser, algo muy similar a la electricidad, que pronto se convirtió en un intenso ardor, como si se quemara vivo. Quiso gritar, mas de su boca no salió sonido. Su cabello comenzó a cambiar lentamente de color, hasta tornarse completamente negro, al igual que sus ojos, que perdieron su suave color castaño. Un par de alas oscuras como la noche se abrieron paso por su espalda, desplegándose majestuosamente a través de ropa hecha jirones y piel ensangrentada. Jeonghan cayó de rodillas sobre el suelo duro y frío, y cerró los ojos. Pronto el dolor desapareció, y fue reemplazado por una sensación de calma infinita. Incluso los recuerdos de una vida humana se esfumaron de su mente. Había abandonado para siempre su cuerpo mortal. Un par de dedos alzaron su barbilla, y el rostro de su madre apareció frente a él.
—Al fin has regresado, mi Ángel de la Muerte.
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DEVIL SIDE [TERMINADA]
FanfictionChoi Seungcheol es un profesor de primaria que acaba de mudarse a la ciudad. Adaptarse a su nueva vida ha sido sencillo, hasta que conoce a su guapo, misterioso, y extremadamente sexy vecino. ⚠️Contiene referencias sobre as3s*natos, s*xo expl*cito...