XVI

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Cuando Seungcheol despertó, ya pasaba de medio día. Jeonghan no estaba a su lado. Habían hecho el amor hasta que el sol apareció en el horizonte, y luego de eso, se quedó dormido en brazos de su vecino. Estaba tan agotado que ni siquiera oyó cuando Jeonghan se fue. Eso había sido increíble, no había otra palabra para definirlo ¿Realmente era la misma persona que casi lo había matado de miedo en el bar? Porque sus besos y caricias hablaban de un ser completamente diferente. Tan dulce y suave, y a la vez tan erótico e intoxicante. Suspiró mientras olía el aroma del chico, que aún se mantenía en la almohada. Fuera humano o demonio, Seungcheol había aceptado que estaba enamorado hasta las masas. Estaba preguntándose qué clase de sentimientos tendría Jeonghan por él, y pensando en averiguarlo en algún minuto no tan lejano, cuando oyó el móvil. Se incorporó y contestó sin siquiera revisar el remitente. Casi cayó de espaldas cuando oyó la conocida voz de una chica del otro lado.

—¿Profesor Choi? —dijo con timidez.

—¡Se-señorita Kim! —exclamó Seungcheol, sorprendido.

Se había olvidado de ella por completo. Pero ¿Quién podía culparlo? No se despegaba de Jeonghan desde el día en que lo encontró inconsciente en el parque, y ahora su imagen, su aroma, su voz y su piel, ocupaban cada rincón de sus pensamientos.

—Buenos días —saludó.

—¡Bue-buenos días! —tartamudeó la chica —Espero no molestarlo.

—¡No, por supuesto que no! —dijo Seungcheol —¿Qué sucede?

—¡Ah! Es que, bueno -dijo la chica —Quería saber... Me preguntaba si se encuentra bien de salud.

Seungcheol levantó las cejas, extrañado.

—Sí ¡Perfectamente! —respondió, confundido —¿Por qué piensa que puedo estar enfermo?

—Es que, como hoy no fue a trabajar —dijo la chica —, y tampoco dio aviso a Dirección, creí que podría estar enfermo.

—¡Ah! —exclamó Seungcheol.

Con todo lo sucedido, no sólo había olvidado a la señorita Kim, sino también que debía presentarse a trabajar. Si no quería perder su puesto, necesitaba pensar en una excusa, y rápido.

—¡Ah! —repitió —Bueno, para ser sincero, si estoy algo enfermo. Creo que fue algo que comí...

—¡Oh! —dijo la chica 2!—Quizás... Quizás pueda visitarlo más tarde —parecía cohibida —. Puedo llevar medicina, y preparar algo liviano para comer.

—¡No! —exclamó Seungcheol, de inmediato.

Había hablado demasiado fuerte.

—No, gracias —repitió, bajando el tono de su voz —. No se preocupe, estoy bien. Solo necesito descansar unos días.

—Ah...¿Está seguro que no necesita ayuda? —insistió la chica.

Seungcheol suspiró. Odiaba mentirle a la señorita Kim. Había sido muy amable con él, tanto que incluso llegó a gustarle. Pero no podía involucrarla en lo que estaba pasando, y tampoco quería lastimarla. Después de todo, sus sentimientos pertenecían a otro.

—No, estaré bien —respondió Seungcheol —  No se preocupe. Además...

Miró hacia el lado vacío de la cama, allí donde hace unas horas, dormía un hermoso chico de cabello rubio junto a él.

—Mi vecino se ha encargado de cuidar de mí —finalizó, con una dulce sonrisa.

—Ya veo —murmuró la chica.

Parecía decepcionada.

—Entonces... Espero que se recupere pronto, para que pueda regresar. Tal vez, podamos salir de nuevo —agregó.

Seungcheol presionó sus labios.

—Sobre eso...

Comenzó a hablar, pero fue interrumpido.

—¿Ya estás despierto?

Mingyu asomó la cabeza a través de la puerta.

—Sí —respondió Seungcheol, cubriendo el auricular del móvil con una mano.

—¿Puedes levantarte? ¿O aún estás cansado? —dijo Mingyu, con una sonrisa macabra.

—Sí, sí puedo —respondió Seungcheol, intentado ignorar el carmín que se había apoderado de su rostro.

—¡Que bueno! —dijo Mingyu —Saldremos en quince minutos.

—¿A dónde? —preguntó el chico, sorprendido.

—Te explicare mientras desayunamos —respondió Mingyu, antes de marcharse.

Seungcheol suspiró de nuevo. Esperaba que la señorita Kim no hubiera oído la conversación.

—¿Sigue ahí? —preguntó.

—Sí... —la voz de la chica sonaba apagada.

—Lo lamento mucho, señorita Kim —dijo Seungcheol —, pero debo colgar. ¿Podría decirle al director que me comunicaré con él más tarde para explicarle la situación? La verdad es que no sé cuándo pueda regresar a la escuela.

—Está bien... —murmuró ella.

—Muchas gracias por su preocupación -agregó Seungcheol.

—Que tenga buena tarde, profesor Choi.

Y sin más palabras, la chica colgó. ¿Habría oído a Mingyu? ¿Habría creído la mentira sobre su enfermedad? ¿Le daría el mensaje al Director? La verdad es que tampoco le importaba mucho, después de todo, no sabía cuándo podría regresar al trabajo, o si realmente podría hacerlo algún día. Suspiró. Dejó el móvil sobre la mesa de noche, se puso los vaqueros y caminó hasta el lavabo. Una ducha de agua caliente lo ayudó a despertar y relajó su cansado cuerpo. Entre el estrés del bar, y el encuentro con Jeonghan en la habitación, había quedado agotado. Cuando terminó, secó su cabello, se vistió y caminó hasta la cocina. Mingyu lo esperaba allí con el desayuno servido.

—Quizás debí preparar almuerzo, dado la hora que es —dijo el chico —. Pero no tenemos tiempo.

—¿Dónde están los demás? —preguntó Seungcheol mientras se sentaba en la mesa y cogía una tostada.

De nuevo estaba muerto de hambre.

—Regresaron al bar —respondió Mingyu —, a ver si pueden encontrar alguna pista sobre lo que sucedió anoche.

—Ya —dijo Seungcheol —. Y nosotros ¿Dónde iremos?

—Al apartamento —dijo Mingyu —. Hannie quiere que le traiga algunas cosas, y tú deberías coger algunas también.

Seungcheol lo observó con cara de interrogación.

—Estarán una temporada con nosotros, al menos hasta que se resuelva todo este asunto —explicó Mingyu —. Es demasiado peligroso que regresen allí. Y a propósito ¿Sabes disparar un arma?

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DEVIL SIDE [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora