—Creo que correré el riesgo —dijo Seungcheol.
—Estúpido humano —murmuró Jeonghan.
No regresó el abrazo, más su rostro se hundió en el cuello de Seungcheol mientras dejaba caer la espada.
Había estado perdido durante lo que sintió como una eternidad, atrapado dentro de su propia conciencia. Porque su esencia no fue borrada cuando Samael poseyó su cuerpo como estaba escrito, y a pesar de que fue creado para albergar a otro ser, Jeonghan siguió existiendo en algún rincón de la consciencia del Ángel de La Muerte. Durante ese tiempo tuvo visiones sobre quién ocupaba su lugar. Ese ser que ahora habitaba su cuerpo era la oscuridad encarnada, cuyo trabajo era abrir el Infierno y soltar a los demonios para que, y por órdenes de Dios, acabaran con su mayor creación (los hombres que habían caído en el pecado) en un acto de purificación sangrienta, y nada ni nadie impediría que cumpliera su destino. Jeonghan lo supo desde el instante en que fue poseído. Vio el mundo humano sucumbir ante una horda de seres demoníacos, y fue atormentado con las horribles muertes de sus amigos que ahora eran su familia, y de Seungcheol. Pero por más que intentó tomar el control de la conciencia del Ángel de La Muerte, no pudo. Poco a poco se fue perdiendo en las tinieblas y casi desaparece en el infinito. Entonces oyó la voz de Seungcheol llamándolo por su nombre, y eso le dio las fuerzas que necesitaba para luchar y recuperar su cuerpo.
Jeonghan suspiró, aliviado de poder regresar al mundo de los hombres, ese que odió durante toda su vida, y que, gracias a ese humano que ahora lo abrazaba fuertemente, quería proteger. Se hubieran quedado así por la eternidad, pero el gemido del chico lobo les recordó que no estaban solos.
—¡Wonwoo! —exclamó Seungcheol.
Wonwoo había recobrado la consciencia e intentaba incorporarse desesperadamente. Seungcheol siguió su mirada. Sus ojos estaban puestos en Mingyu, que permanecía inerte sobre el suelo.
—¡Mingyu!
Seungcheol corrió hasta él. Su estómago se encogió al ver el charco de sangre bajo su cuerpo.
Mierda...
Se arrodilló llevó su mano hasta el cuello de Kim, temiendo lo peor. Un débil latido hizo contacto con la yema de sus dedos.
—¡Está vivo! —exclamó.
Jeonghan, que había ido junto a Wonwoo para verificar su estado y evitar que continuara intentando incorporarse, esbozó una leve sonrisa.
—Tranquilo —murmuró suavemente mientras deslizaba su mano sobre el pelaje ensangrentado del chico lobo para evitar que siguiera moviéndose —. Mingyu está vivo.
Esto logró que Wonwoo se relajara, y su cuerpo se desplomó sobre el suelo. Jeonghan cogió un trozo de sus ropas para cubrir una de las tantas heridas del chico lobo, aquella que parecía más grave. Wonwoo gimió nuevamente.
—De acuerdo —dijo Jeonghan, comprendiendo la solicitud del chico lobo —. No te muevas.
Del otro lado del pasillo, Seungcheol intentaba ayudar a Mingyu. Se quitó el sueter y lo puso sobre el agujero en el costado de la espalda de Kim.
—Debemos voltearlo —dijo Jeonghan
Entre ambos y con mucho cuidado giraron el cuerpo de Mingyu. Estaba frío y pálido. La herida causada por el monstruo manco lo había atravesado por completo y no dejaba de sangrar.
—Está muy mal herido —dijo Jeonghan, después de examinarlo. Su voz sonó claramente preocupada —, no sobrevivirá si no recibe atención médica.
—¿Qué hacemos? —preguntó Seungcheol, angustiado.
Jeonghan arrugó el ceño un segundo.
—Busca en los bolsillos de su pantalón —ordenó mientras se incorporaba —. Mingyu siempre lleva un encendedor con él.
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DEVIL SIDE [TERMINADA]
FanfictionChoi Seungcheol es un profesor de primaria que acaba de mudarse a la ciudad. Adaptarse a su nueva vida ha sido sencillo, hasta que conoce a su guapo, misterioso, y extremadamente sexy vecino. ⚠️Contiene referencias sobre as3s*natos, s*xo expl*cito...