La quinta merodadora pero la mayor de todos, la más "problemática" pero que cuida de todos, se descubrirá que hubo ciertos cambios en un pasado en el que antes no estaba presente, que pasa si no fue una Evans la que enamoró a Potter si no una Black...
Me encontraba en mi cuarto planeando la forma de escapar de este horrible lugar, mi prima Bellatrix le había contado a Walburga el hecho de que a sus "queridos" hijos los cambiaron de casa y que para colmo Sirius también había quedado en ella, como normalmente sucede su ira se desató sobre nosotros.
No faltaba mucho tiempo para regresar a Hogwarts, lo que llevaba de vacaciones me la había pasado platicando con Remus. Dos días por semana le enviaba chocolate o dulce echo por mí. James como prometió me mandaba cartas siempre o casi siempre, en estas me convenció de mandarle cartas a Lily, "Pueden ser amigas, solo inténtalo, por Marlene" fueron sus palabras, lo pensé mucho, pero al final acepté, digamos que no me cae tan mal por cartas.
Era bastante complicado el tener que vivir bajo el mismo techo con una persona que se la pasa maldiciendote cada minuto, y queriendo lanzarte un Avada Kedavra todo el tiempo.
Los chicos y yo habíamos planeado vernos en el callejón Diagon el fin de semana, pues queríamos vernos y aprovecharíamos para comprar útiles del segundo año, además de una túnica nueva para Sirius, pues el tonto la había roto en una de sus bromas.
Alguien llamó a la puerta por lo que traté de indagar de quien se trataba.
___: ¿Quién? — Tocaron más fuerte. — ¡¿Quién?! — Supuse que sería Sirius queriendo molestar otra vez. Al no recibir respuesta me levanté un poco furiosa de mi cama, escondiendo un libro de autor Muggle. — Sirius si eres tú te juro que. — No terminé de sentenciarlo pues, cuando abrí la puerta encontré una grata, pero rara sorpresa para mi. — ¡Tío! — Lo abracé. — ¿Qué haces aquí? Pensé que habías dicho que no podías. — No me dejó terminar cuando entró a mi habitación, apresurado, cerró la puerta y bajó las persianas de mi ventana. — Tío. ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
Howard: Tienes que escucharme ___, necesito que escondas algo por mí.
___: Sí, está bien, pero ¿Qué sucede? — Me estaba preocupando mucho, no entendía para nada la situación. — ¿Por qué no has contestado a nuestras cartas? Walburga dijo que te perseguían, por favor explícate.
Howard: Ay mi pequeña niña, el mundo mágico se está envolviendo en tinieblas. — Se arrodillado frente a mí. — Necesitó que escondas esto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
___: ¿Qué es?
Howard: Es algo que te corresponde por derecho, cuando llegue su momento sabrás por qué. — Ahora necesito que escuches con atención. — Asentí. — Tiempos difíciles se acercan pequeña, y algunas personas no serán de fiar, es necesario que no le cuentes a nadie que tienes esto. Jamás se lo muestres a nadie.
