"Volkacio AUs - One shots"

💖🍩-Donas

"Los recuerdos agridulces saben mejor con la compañía correcta... y con algunos postres"

—¡Volkov!

—Ay no...

Alertado por ese grito se apresuró a recoger aquella caja llena de rueditas glaseadas y a esconderla detrás de algún lugar de esa amplia habitación. Encontró el sitio perfecto encima de una mesa en la esquina, y detrás de muchos objetos que ahí se encontraban dejó la caja morada con la mitad de donas adentro.

Con prisa regresó a la mesa y tomó una de las servilletas para limpiarse los rastros de glaseado del rostro y los dedos, escuchó la puerta abrirse al mismo tiempo que dejó caer el papel en el bote de basura.

—¿Qué sucede H?—Preguntó con falsa calma regresando a la mesa que antes ocupaba, donde estaban aquellos archivos y papeleo.

—¿Qué haces aquí?—Interrogó empezando a caminar entre las mesas.

—Eh...papeleo...

—¿Estas haciendo papeleo tan temprano?

—Son las 6 de la tarde, H, no es un horario temprano...

—Es temprano porque deberías estar patrullando conmigo, pero estás aquí haciendo papeleo y... ¿qué más haces?

—Nada, solo papeleo—Respondió rápido. Simulaba estar leyendo aquellos papeles, pero la realidad es que no se enteraba de absolutamente nada.

—Mm...¿Hoy no compraste de esas donas que comías con...?—Pausó un momento para mirar al peligris, por el momento no notó disgusto o tristeza demasiado notable por lo que siguió—Gael y...Pamela...

—...Eh...no...hoy no he comprado...donas—Suspiró, era un recuerdo agridulce y la razón por la que había tomado la costumbre de comprar aquellos postres todos los días era para recordarles, aunque en algunas ocasiones doliera. Y había decidido que podía compartir aquel momento del día con Horacio...algunas veces, en otras le apetecía comérselas todas a lo largo de la jornada y le mentía diciéndole que no compró.

—¿Me estás mintiendo?

—No, no, claro que no, hombre, ¿por qué te mentiría?

—Bueno, será porque no me contestabas por radio y cuando no lo haces es porque estás aquí y nunca estás aquí si no es para comer eso—Le miró un momento y siguió su recorrido por la habitación.

—Mm... pues no, solo vine a pensar... y a hacer papeleo.

—¿Y en que pensabas?

—Eh... en cosas.

—No estarías pensando en mí, ¿no?—Le dio la espalda para que este no pudiera ver la sonrisa que se dibujaba en su rostro.

—¿C-cómo?—Preguntó apenas, sintiendo como casi se ahogaba con su propia saliva.

—Nada, nada... que si no estarías pensando en Mika...—Cambió la última palabra para evitar dar explicaciones. Sintiéndose ahogado por una risa traicionera y por la desesperación que le daba que Volkov se hiciera el tonto siempre.

—Ah...vale, vale—Pasó su vista desde los papeles hasta el de cresta y así varias veces, sabía lo que había escuchado pero prefería no mostrarlo porque de no ser así después no podría hablar correctamente y estaba seguro de que su rostro se teñiría de rojo y probablemente eso causara risas por parte de Horacio.

Pasaron algunos minutos en completo silencio, simplemente se escuchaban las pisadas del moreno paseando por la habitación y eso le estaba poniendo de los nervios.

—Eh... ¿Horacio?

—¡Aquí están!—Le interrumpió. Había encontrado la caja de donas que sabía el peligris había escondido. Se giró con ella en las manos mirando a Volkov con una ceja alzada—¿No que no habías comprado?

—Eh... no tengo idea de que hace eso ahí—Negó su culpabilidad evitando la mirada del contrario y se centró en los papeles, intentando aparentar que no sabía cómo habían donas en aquel lugar.

—¿No? ¿Entonces no hay problema si me las como, verdad?—Interrogó divertido mientras abría la caja para tomar uno de esos panes con cobertura de chocolate llevándolo a su boca.

—N-no, pero no sabes quien las puso ahí, podrían tener veneno—Intentó convencerle para evitar que se comiese sus donas.

—Bueno... de algo me voy a morir tarde o temprano...—Mordió la rosquilla sin apartar su mirada bicolor de la azulada del contrario que parecía estar agonizando internamente.

—Creo...creo que es mejor que ya no comas más—Dijo acercándose al menor a paso rápido.

—No, no, yo me comeré las que quiera.

—Horacio que te pude sentar mal.

—No pasa nadaaa.

—Sí que puede pasar, entrégamelas para ir a desecharlas.

—No, no, quita—Negó apartándose cuando el ruso estuvo a nada de quitarle la caja.

—Horacio, entrégala, que te puede hacer mal.

—Calma ruso, que son solo donas.

—Que me las des, joder—Se estiró lo suficiente para arrebatarle la caja sin darle tiempo a Horacio de dar pelea y antes de que siquiera lo intentase Volkov salió corriendo.

—¡No te vayas perro!—Gritó para prontamente seguirle a la misma velocidad por los pasillos de la sede.

—¡Horacio detente, tienes que resignarte a que no debes comerlas!

—¡¿Cuál resignarme?! ¡Devuélvemelas!

—¡No, no!

Salieron por la puerta encontrándose de frente con Blake que se les quedó viendo sorprendido.

—¡¿Pero que hacen?!

—¡No preguntes y dale con el taser a Volkov!

—¡Como se atreva le degrado!—Amenazó corriendo hacia su coche.

—¡No puedes degradarlo, tienen el mismo rango, bobo!—Le recordó el de cresta sin dejar de seguirle. Mientras tanto Blake se había quedado observándoles sin saber qué hacer, pues si le hacía caso a Horacio, Volkov se enojaría, y se le desobedecía entonces Horacio se molestaría.

Antes de que el pobre pelinegro pudiese decidir, Volkov ya se había subido al coche y por pura suerte Horacio alcanzó a subirse sin ser golpeado por el auto.

Aunque el pobre Blake no corrió con la misma suerte...

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Ola, ¿cómo están?🤍