"¿Y si el dolor aumenta? ¿Dejaré de ser capaz entonces?..."
Horacio nunca se imaginó que una simple imagen como aquella que se presenciaba frente a él sería tan satisfactoria de admirar.
Era tan sencillo como ver a aquel alfa parado en medio de la arena sin hacer nada, pero mirando atentamente las olas del mar chocando contra la orilla de la isla; de la misma manera que su corazón chocaba contra su pecho al observar esos atormentados ojos azul grisáceo dejando atrás el tormento de su mente para dar paso a la tranquilidad que aquel lugar les brindaba.
Y Volkov no era fan del sol y el calor que este irradiaba, pero no iba negar que en sus 24 años de vida (según él recordaba) siempre había tenido esa pequeña pullita de querer ver el mar, uno que no estuviese lleno de nieve tal y como él imaginaba serían las de su país, aunque ni siquiera se había dado la oportunidad de visitar alguna playa de Rusia.
Se sentía perdido viendo las olas moverse de un lado a otro y, por alguna razón, se sentía identificado con el mar, pues así como puede parecer tan bello y tranquilo, guarda horrores en su interior, secretos callados para él mismo que solo eran descubiertos si alguien se pasaba de curioso y que, probablemente, luego se arrepentiría de haber indagado, pues era como un iman de problemas en el que quedabas atrapado tal cual un pez en una corriente marina y de dónde era casi imposible salir sin algún daño de por medio, simplemente era mejor mantenerse lejos.
Pero Horacio no lo veía así. No cuando conocía tantas facetas de ese Volkov, y sabía que dentro de tantas cosas malas se encontraba belleza, una persona increíble que por más que le costara expresarse con palabras no dudaba en demostrar su cariño con acciones, acciones que solo le enamoraban más y más.
Acciones que desaparecieron en cuanto la memoria del peligris sufrió un retroceso.
Y fue ese solo pensamiento el que logró desestabilizar a Horacio, amargando nuevamente sus feromonas y llevándolo a abrazar su vientre instintivamente, acariciando con suavidad en busca de consuelo para él y para su cachorro. No pudo evitar imaginarse en otras circunstancias, en un mundo alterno donde ambos estuviesen abrazados mirando el cielo perderse entre las olas, felices y celebrando entre sonrisas y besos la noticia de que serían padres.
Poco sabía de la molestia que causaba en el alfa al sentir ese dulce aroma volverse agrio. Una molestia que Volkov no entendía, pero que su instinto sí.
Ambos se perdieron en una neblina de pensamientos poco agradables hasta que Horacio decidió ponerle un alto a eso y seguir con el propósito con el que había llevado al ruso ahí en primer lugar.
—¿Te gusta?—Preguntó en voz baja, casi fusionándose con el sonido de las olas.
Sin embargo, Volkov tenía buen oído, por lo que su atención fue ganada por el omega inmediatamente, sin entender del todo su pregunta.
—¿A... a qué se refiere... exactamente?
—A la playa—Contestó, acercándose unos pasos hasta quedar al lado del alfa con olor a coco, licor y un suave aroma a almendras. Una mezcla deliciosa que combinada con la brisa marina le traía momentánea tranquilidad—Solías venir aquí a correr en las mañanas—"conmigo" quiso agregar, pero se guardó sus palabras recordándose que no debía saturarlo porque eso podría ser contraproducente.
—Ah... sí, es un... buen lugar para venir a hacer deporte... supongo.
—También te gustaba venir en la noche cuando salías del trabajo... —"Conmigo" nuevamente se ahorró decir.
"Casi siempre venias a la playa conmigo".
—Mm...
—En fin, ¿quieres dar una vuelta?, quizás que veas el lugar te traiga algún recuerdo—Propuso sonriendo levemente, intentando no seguir por el camino de esa conversación que estaba logrando hacer doler su cuello en consecuencia de sus pensamientos, que ya de por sí lastimaban su corazón, y del lazo que mantenía con su alfa de cabellos grises.
Y Volkov no puso oponerse a esa sonrisa. Tenía algo que le hacía sumamente imposible negarse y eso chocaba en su cabeza. Su comportamiento no tenía sentido.
—De acuerdo. Como usted prefiera.
—Anda, sígueme. Quiero que mires todo al rededor y me digas si algo llega a tu cabeza, lo que sea, un recuerdo, un sentimiento, una charla... lo que sea. Hablé con la Doctora Lea y dijo que esto podría ayudarte un poco con todo.
—10-4...
Y así hicieron. Empezaron a andar por la húmeda arena a paso lento. Ninguno de los dos dijo alguna palabra, simplemente caminaban rumbo a las piedras de la orilla.
Volkov, tal y como Horacio le indicó, se dedicó a mirar detalladamente los alrededores, cada ola, cada auto que pasaba, las palmeras que ahí había y las pequeñas conchas marinas que lograban verse esparcidas por la arena.
Mientras tanto, Horacio observaba al peligris, atento a cualquier reacción, mueca o frase. Esperando que hubiera algo en ese lugar que le trajera devuelta a su alfa que lograba ver las cosas buenas en todo lo malo, ese que tanto le apoyó, con el que tantos momentos bonitos tuvo y con el que comparte sus días y su amor desde hace un tiempo ya.
En un momento el ruso detuvo su paso, trayendo un poco de ilusión al menor, ilusión que se fue más rápido de lo que llegó.
—Lo siento, pero no... no creo que vaya a recordar nada caminando sin rumbo por aquí, al menos no en este instante. El lugar no me trae ningún tipo de recuerdo, solo es... una playa en la que no recuerdo haber estado antes...
Horacio suspiró paseando su vista por la zona.
—Tienes razón, no sé qué estaba pensando trayéndote aquí. Mejor volvamos a la sede... tal vez luego se me ocurra otro lugar al que podamos ir. Si aún estás dispuesto a venir conmigo, claro.
—10-4, no tengo problema... siempre y cuando eso no repercuta negativamente en mi trabajo. Yo... quiero intentar recuperar mi memoria... siéndole sincero. No me siento del todo cómodo al saber que... bueno, que todos parecen conocerme demasiado bien y yo... a ellos no.
—No te preocupes, Volkov. Ya verás que vas a recordar todo, y yo estaré a tu lado para lo que necesites—Dijo en un tono dulce, acompañando sus palabras con una leve caricia en el hombro del alfa.
—De acuerdo. Muchas gracias, se- Horacio—Se corrigió sin prestar mayor atención a la acción del contrario.
—Venga, vamos al coche, ruso...
Lo iba a lograr. Iba a traer devuelta la memoria de su precioso alfa, si no era hoy sería mañana o en una semana o en un mes. Iba a intentarlo el tiempo que el dolor que el lazo compartido provocaba en él se lo permitiera.
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Las siguientes partes de esto van a ser... interesantes👁
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"Volkacio AUs - One shots"
FanfictionUna recopilación de cortos AUs Volkacio que he escrito, se actualizará conforme escriba más, serán One shots pero si en algún momento me apetece podría hacer más partes para un mismo Au. En su mayoría serán Soft. Ship principal de los AUs es el Volk...