"Las cosas prohibidas suelen ser las más interesantes"
"No toques ese libro"
Había escuchado esa frase tantas veces, que ahora se repetía con una grabación cada que si quiera se atrevía a mirar la portada de aquel antiguo y misterioso montón de hojas.
Y es que, desde que decidió hacer de ayudante para un viejo hechicero para conseguir puntos extras en su escuela de magia, esa fue la única regla que se le dio. Podía leer, pasearse y tomar cualquier instrumento del lugar (siempre y cuando no dañara nada) a excepción de ese libro morado desgastado.
Pero, como era común en él, lo que se supone no debía hacer siempre era lo que más quería, y con ese libro no era diferente, al contrario, nunca antes había sentido tanta curiosidad.
¿Qué clase de hechizos contenía? ¿Tenía una importancia sentimental? ¿Había una historia que cambiaría su forma de ver el mundo? ¿O por qué aquel hechicero que siempre se mostraba amable se volvía serio cuando preguntaba la razón de no poder tomarlo y era tan reacio a darle al menos una breve explicación?
No tenía ninguna respuesta y deseaba simplemente saber porqué no debía abrirlo.
Un vistazo no le haría daño a nadie, ¿no?
Fue ese pensamiento el que le orilló a estar ahora ahí, parado con el libro frente a él, en ese polvoriento escritorio que ni el viejo sabio usaba.
El hechicero había salido dejándole solo con aquel libro, miles de preguntas y una gran curiosidad.
Cerró los ojos, intentado apartar los pensamientos que le tentaban a abrirlo.
Una pagina, no pasará nada si ve una sola pagina, ¿verdad?
Abrió sus párpados, llevando su mirada a la pasta del libro, observando los bordes desgastados y los relieves de sus antiguamente lujosos detalles, era tan atrayente a la vista para un joven de 18 años, fan del misterio y las historias de fantasía.
No pudo soportar más, sus manos morenas se acercaron al libro, paseando sus yemas por toda la superficie, delineando los bordes hasta dar con las paginas, suspiró y cerró los ojos, abriendo el libro justo por la mitad y preparándose para lo peor.
Un minuto, dos.
Nada, no pasó absolutamente nada. "Que decepción" pensó.
Paseó su mirada por las hojas a la vista, notando símbolos extraños y una escritura en algún idioma raro que no comprendía, inconscientemente sus dedos delinearon suavemente la figura plasmada, tan compleja que le parecía hasta bonita.
Decepcionado a la vez que aliviado llevó su mano de nuevo a la esquina del libro con la intención de cerrarlo.
"No fue para tant-"
Sus pensamientos fueron abruptamente interrumpidos por un olor a quemado y el sonido de chispas, como si algo se estuviera incendiando. Casi se preocupó porque la cabaña se pudiera estar prendiendo fuego, sin embargo, las llamas empezaron a nacer del centro del libro, convirtiéndose en rayos de luz morados que viajaban por cada figura de tinta, transformándolas en brillantes líneas púrpuras que parecían tener vida propia.
Horacio se alejó, arrepintiéndose de hablar tan pronto y por haber decidido desobedecer al viejo hechicero.
Las lucecitas se volvieron más brillantes y rápidas, viajando por las figuras y sobresaliendo del libro. De pronto un símbolo simétrico salió de las hojas, expandiéndose en el aire y brillando como las líneas de luz. Círculos y triángulos formando una figura de invocación.
"Mierda". Pensó, reconociendo lo que podía significar por la cantidad de figuras.
Estaba en problemas.
Intentó buscar una forma de escape, pero ya era tarde, una figura humana se manifestó en la habitación, transfiriendo los rayos de luz púrpuras a su propio cuerpo, absorbiéndoles hasta terminar de formarse.
Se quedó estático, observando a aquel hombre de cabello gris con mechas moradas, piel pálida cubierta por ropa que parecía del siglo pasado y ojos grises con destellos azules.
No pudo evitar el pensamiento intruso de la belleza de aquel hombre, pero era imposible centrarse en ella cuando acababa de salir de un maldito libro prohibido.
—¿Quién eres?—Preguntó aparentando seguridad fallidamente, pues el leve temblor en su voz lo delataba.
—Podría preguntar lo mismo—Respondió con voz serena, recayendo en la presencia del muchacho de cabello rosado y piel morena.
—Yo no soy quien salió de un libro—Frunció el ceño, atento a cualquier movimiento del contrario.
—Pero sí quien sacó a alguien que podría matarte—Contestó con una sonrisa ladina apareciendo en sus finos labios.
—¿Cómo?—Sintió el corazón detenerse en su pecho, con que esa era la razón por la que estaba en el libro...
—Claro. Así que, respóndeme tú a mí ¿quién eres, chico bonito?—Interrogó de nuevo, acercándose lentamente al de menor estatura.
—E-eh... ah, ¿cómo me llamaste?—Un calor se apoderó de sus mejillas, tomando un color rojizo, pero no se permitió bajar la guardia con aquel piropo, retrocediendo para mantener la distancia.
—Chico bonito. ¿Me dirás tu nombre o tendré que sacarlo de tu mente?—Acortó la distancia nuevamente, elevando una de sus manos y haciendo aparecer una esfera de luz púrpura.
—¿P-puedes hacer eso?—Preguntó ahora asustado y sorprendido a partes iguales.
—Claro que puedo... Horacio—Afirmó, sonriendo al ver su expresión cambiar ante la pronunciación de su nombre.
—P-pero...-.
Su voz fue interrumpida por un llamado del exterior, era el mago. Rápidamente la desesperación se apoderó del moreno, el viejo no podía saber que le había desobedecido.
Esquivó al hombre misterioso para correr hacia el libro y acomodarlo donde estaba inicialmente.
Escuchó el crujido de la puerta y tras darle una mirada al hombre de cabellos grises se decidió a arriesgarse, o moriría por lo que estaba a punto de hacer o moriría por no hacerlo, así que mejor intentarlo al menos.
Fue hasta donde el más alto y lo empujó dentro de una pequeña habitación, encerrando a ambos dentro después de cerrar la puerta de madera.
—¿Qué crees q-.
Le tapó la boca.
—Por favor, cállate, por lo que más quieras guarda silencio—Murmuró, pegando más su mano a la boca del contrario, viendo aparecer una expresión de molestia en su rostro.
Y es que, para Viktor Volkov era completamente surrealista que un estudiante de magia le haya arrinconado de esa manera y le esté dando órdenes, a él, a quien tuvieron que encerrar decenas de hechiceros en un libro por su poderoso manejo de magia.
Pero ante su mirada suplicante no pudo no obedecer, después de todo, aquel chico le había sacado de su encierro, aunque no haya sido precisamente intencional...
♥︎♥︎♥︎♥︎♥︎♥︎♥︎
La cuestión es... ¿lo dejo hasta aqui?🤸🏼
ESTÁS LEYENDO
"Volkacio AUs - One shots"
FanfictionUna recopilación de cortos AUs Volkacio que he escrito, se actualizará conforme escriba más, serán One shots pero si en algún momento me apetece podría hacer más partes para un mismo Au. En su mayoría serán Soft. Ship principal de los AUs es el Volk...