⚓️⚠️-Si ves a alguien

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"¿Alguna vez han escuchado sobre el triángulo de las bermudas? ¿No? Pues es un lugar en el océano lleno de misteriosos peligros. Se dice que quien entra ya no sale más de ahí..."







La cantidad oscila entre 50 barcos y 20 aviones...

50 barcos y 20 aviones...

Al menos eso era hace diez minutos, pues ahora a esa cantidad se le suma un barco más.

En tierra, los compañeros de Viktor Volkov habían entrado en estado de alerta después de escuchar un llamado desde su embarcación donde podía oírse -apenas- a Volkov aterrado, explicando lleno de pánico que los controles del barco dejaron de responder y que el mar trataba de hundirlo.

Lo último que pudo escucharse antes de que la transmisión se cortara fue un fuerte grito seguido de un gran golpe.

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Todo estaba oscuro, una completa manta negra que cubría su visión, pero lejos de horrorizarle, por alguna razón le traía paz; extraña y pertubadora serenidad.

Su mente estaba confusa, recordaba haberse accidentado al ingresar en aquella zona peligrosa del mar. El llamado triángulo de las bermudas le había tragado con sus misteriosos peligros, sin embargo, por alguna razón no parecía estar en riesgo.

Sentía su cuerpo completamente mojado, temblando ante la ligera corriente aire que había en ese desconocido lugar.

Sus ojos se enfocaron en lo que él creía era el techo, encontrándose con más oscuridad, sin embargo esta era perturbada por unos brillantes reflejos azulados que curiosamente asemejaban al movimiento del agua.

Por instinto caminó siguiendo asa escasa luz azulada, sabiendo que si podía ver ese reflejo era porque había un camino por el cual andar.

Los minutos caminando parecían eternos, además de asemejarse a una cruel tortura, pues su cordura estaba siendo puesta aprueba en aquella penumbra.

Todo estaba en silencio y le estaba volviendo loco solo escuchar sus propios pasos, los latidos de su aterrado corazón y su lenta y temblorosa respiración. Creyendo escuchar algo o alguien más cuando su ropa rozaba o golpeaba alguna piedra con la suela de su zapato.

El hecho de creer ser consciente de dónde estaba solo lograba que su mente creara miles de escenarios terroríficos cada que creía escuchar un sonido ajeno a él, todo gracias a la paranoia que estar en esa soledad oscura le provocaba.

De pronto y casi como un milagro un nuevo sonido se sumó, uno que podía identificar en cualquier lado: el movimiento del agua. Bendito sea el océano y la falsa tranquilidad que le brindaba.

Sus pasos se volvieron más rápidos, siguiendo el sonido y la escasa luz sobre él.

Casi se echó a llorar cuando logró observar la brillante parte del mar que se encontraba al final de la cueva, ignorando por completo el hecho de que el agua parecía fluorescente por el brillo que poseía aun cuando era cubierta por la cueva.

Y cuando llegó a la orilla, percatándose de que si había una salida esta sería nadando hacia el fondo y pasando por debajo de la roca de la caverna, estuvo a nada de lanzarse. Sin embargo, un extraño movimiento en esa pequeña porción de mar le hizo retroceder, recordándole al instante donde se encontraba.

"El triángulo de las bermudas... lugar donde habitan cosas extrañas y donde todo lo que entra ya no puede salir, un lugar horrible y lleno de perturbadora agonía y misterios."

Observó con miedo la manera en que el agua se volvía más agresiva. Retrocedía despacio, pues por más terror que tuviera también tenia una pequeña curiosidad que llevaba a su mirada a ese lugar sin poder apartarla.

"Volkacio AUs - One shots"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora