🤍💫-¿Y si reescribimos las estrellas?

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"Así que, ¿quién puede detenerme si decido que mi destino eres tú?"





El destino para él estaba prescrito. Un destino maldito que le ataba a una vida que no quería, una vida que no era para él, pero que sin embargo estaba viviendo.

No la quería, definitivamente no.

Porque, ¿de qué servía ser el príncipe y tener todas las riquezas imaginables y gran poder si lo único que quería no podía tenerlo?

¿De qué servía ser el príncipe si a causa de ese puesto estaba destinado a casarse con una persona que no quería y apenas conocía?

¿De qué carajos servía si perdería a la persona que realmente amaba por una maldita tradición familiar?

No servía de nada, y estaba decidido a dejar su futuro reinado para poder trazar un destino donde él y Horacio fueran los protagonistas, destinados a estar juntos.

Pero él no tenía ese poder... o al menos no podía conseguirlo solo.

Por eso se encontraba ahí, en su gran habitación con su guardia favorito, trazando un nuevo futuro para ambos, donde nadie pudiera decidir lo que tenían, donde esa relación príncipe-guardia real, se transformara en una relación chico normal-chico normal/ novio-novio.

Todo dependía de ellos.

—¿Estás seguro de esto, Viktor?...—La suave voz de su enamorado se hizo presente, un murmuro inseguro que reflejaba su temor—¿Realmente piensas dejar todo esto por mí?

—Claro que lo estoy, Horacio. Es de lo que más seguro he estado en toda mi vida—Contestó, tomando suavemente la morena mano entre las pálidas suyas, tratando de transmitirle su seguridad y un poco de calma.

—Pero tus padres...

—No me importa lo que digan mis padres, yo ya decidí que mi destino eres tú y voy a luchar por hacer que mi destino se cumpla. La pregunta es... ¿tú estás dispuesto a ello?—Interrogó, repartiendo un par de caricias con sus pulgares en el dorso de la mano contraria, manteniendo su calmado tono en todo momento, sabiendo de sobra la respuesta que recibiría.

—Lo estoy. Que le jodan a la guardia real—Sonrió—Yo solo quiero ser feliz contigo. Quiero que seamos felices, juntos...

—Lo seremos. A partir de mañana lo seremos—Aseguró, desviando la vista a aquella carta que tenía preparada—Reescribamos las estrellas juntos...

—Reescribamos las estrellas—Repitió, y sus miradas se unieron, compartiendo una cómplice y sincera sonrisa.

Por inercia se acercaron, era imposible no hacerlo ante los brillantes ojos del contrario, tan irresistibles a la vista del otro que simplemente se veían obligados a estar más cerca, hasta que la mirada caía en la sonrisa del otro y como si de un imán se tratara sus labios se juntaban, atraídos por una fuerza poderosa que solo ellos entendían, pues provenía directo de sus corazones; de sus almas.

Y sincronizados recordaron como si de una estrella fugaz se tratase, el cómo empezó todo.

Recordaron el primer día cuando Horacio llegó al castillo como un nuevo integrante de la guardia dentro del castillo. Volkov recordó cómo le vió tropezar con la alfombra y se le escapó una pequeña risa, quedando atrapado por ese torpe chico desde el primer momento. Mientras que, Horacio rememoró cómo, entre su nerviosismo por estar dentro del castillo, había tropezado frente a la familia real, y la manera en que le irritó la risa del príncipe cuando se levantó, creyendo que se burlaba de él, tachándole rápido en su mente como un engreído, pero quedando grabada aquella bonita risa en su mente por los siguientes días.

"Volkacio AUs - One shots"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora