Capítulo 17

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No podía creerlo, me renegaba a creer que su nombre realmente era "Adán". ¿Y si todo era una falsa? Estaba claro que jamás daba pistas, este era un asesino que se ocultaba y privaba su identidad, e incluso dudé de si tenía alguna cédula o acta de nacimiento, me había cansado de buscar y buscar algo que diera con su paradero, pero es que ni la presa ni ninguno de los link que contenían información del asesinato de Cristina, daba algún acercamiento a él.

Pero lo tenia muy cerca y no había, en mi, ningún rastro de duda, era él.

—Solo quiere engañar a la chica, ese no es su nombre Sophia.— susurró Geydi sin dejar de observar la escena, muy segura de lo que decía y la secundaba.

Recordé aquellas palabras...

La voz temblorosa de la chica rasguñada y maloliente.

Sus lágrimas, aquel callejón oscuro y lleno de ratas, mis noches de angustias por la amenaza de aquel chico, sus ojos grises prometiéndome que acabarían conmigo, ver la escena, ver el puñal y sus dientes sucio de sangre, fue más que suficiente para causarme un trauma.

Aquella noche tan escalofriante y frustrante para mi. Recordé las palabras que, de la boca de Cristina habían salido antes de que un desquiciado apuñalara su cuerpo hasta dejarla sin vida, recordé claramente, había dicho: "Nadie puede saber su nombre" y se me fue inevitable no sentir impotencia, claro que iba a saberlo, iba despistarlo aún mi vida se desgastara en ello. Pero lo lograría.

—Ven.—tiré de su brazo para traerla a una esquina oscura detrás de un casillero.— debemos ocultarnos, van a salir.

Inmediatamente Geydi se dejó guiar, y nos ocultamos. Sabía que cabía la posibilidad de que el chico que la rubia había llamado "Adán" se hubiese enterado de que le seguimos y que estábamos muy cerca de él, aunque por su mirada, eso intentaba; acercarnos a él, invitarnos a ver esta escena, él lo sabía todo pero actuaba como que no, ¿a caso tendría algo planeado?

—Ya se van, pero, ¿a parte de asesinar a la chica, que otra cosa planea?— susurró sacando la cabeza para ver por donde se habían ido la chica y Adán.— Estoy asustada, esto va de mal en peor.— volvió a decir.

—Hay que alejar a Cristian de él, lo antes posible.— Mi voz tembló.— antes de que la asesine, Geydi abrió un poco más los ojos y pareció debatir algo en sus pensamientos, aunque no supo decirlo, prefirió callarlo, así que sin más, salimos de donde estábamos ocultas y continuamos siguiéndolos.

Adán se había despedido de Cristian con un intenso y sensual beso, que, mientras sus labios se movían con desespero, él apretaba su trasero con insistencia, como si quisiera hacerle el amor allí mismo, en un pasillo, que fatal.

Cristian tenía un aspecto parecido al suyo, y no me daba buenas espinas, pero Geydi afirmaba que era una chica de casa, que jamás había tenido un conflicto y que de hecho, era poco social, ya que se sentía siempre al menos.

—Perdona, pero su actitud cuando Adán la besaba era la de una perra en calor.— comenté interrumpiendo la descripción que Geydi decía de su compañera.

—Lo dices porque quizás no te ha pasado.

—Lo digo porque yo no veo dignidad en ella.— abrí los ojos un poco más, —¿o a caso crees digno que un patán te meta en unos viejos casilleros y quiera hacerte el amor allí? ¡No es para nada romántico!

—¡Vamos Sophia!— llevó su mano derecha a la cintura, parecía desafiarme, —A escondidas se disfruta más, o bueno, eso dicen.— volteo los ojos y vi cierto calor en su mejilla. Estaba claro que esa había sido una de sus experiencias, verse a escondidas.

HeridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora