No pude concentrarme en la primera clase con el maestro Eriberto, me costaba no pensar en todo lo que había visto aquella noche del asesinato de Cristina, y ver esos ojos, aquellos ojos grises, me alertaron por completo. Me atormentaba no saber lo que en verdad había ocurrido, había visto el chico apuñalar su cuerpo una y otra vez, sin parar, pero no sabía el porqué de su crueldad y asesinar a una chica tan hermosa, que ni siquiera había visto hasta ese día, las noticias privaron de información a la comunidad, así que había decido saltarme la clase e ir a la biblioteca y buscar informaciones que satisficieran mi curiosidad, mi hambre de respuestas.
Pasé apresuradamente él aula donde estaba Geydi, no antes sin percatarme de que no estuviera cerca de la ventana. Si sabía que me saltaba alguna clase solo por ir de curiosa, me mataría.
Doblé a la derecha, luego a la izquierda y justo al fondo estaba la biblioteca, caminé aún más rápido y me adentré en ella.
No había nadie y agradecí, corría el grave riesgo de ser amonestada por entrar fuera de horario.
Observé el reloj, quedaban solo 15 minutos para el almuerzo, y algunas chicas venían a la biblioteca hacer sus repetidas tareas o leer algún libro, así que debía apresurarme antes que eso sucediera.
Conecté la computadora y esta encendió al instante, tecleé la clave: estudiante08S y cedió, dándome la libertad de usarla. Me conecté al navegador y me dispuse a buscar las noticias del asesinato de cristiana, miles de resultados aparecieron con link, comencé a leer rápidamente los contenidos.
Nada, no había nada referente aquel asesinato.
Di clic a una fotografía, Cristina estaba en su desfile de graduación, se veía grandiosa, llevándome a pensar que era una chica ejemplar, que quizás obtuvo méritos por ser una chica estudiosa, pues sostenía un pequeño cuadro en sus manos y una medalla; eso lo decía todo. Nunca la conocí, los noticieros informaron en su reporté, que apenas llevaba dos meses en aquella ciudad, pero nunca le había visto por allí.
No comprender nada, me causo un inmenso dolor de cabeza.
Tantas preguntas sin respuestas y conclusiones quizás inciertas me carcomían lentamente, pero mi sed de justicia, me gran y desesperante sed de que el asesino pagara su delito, no cesaba y sin entender mi gran interés por un hecho que jamás había sido mencionado por ningún ciudadano e incluso familiar, me impulsaba atrapar al delincuente que andaba suelto y quizás, muy cerca.
De repente unas manos frías se posaron en mis hombros, di un salto, mis lentes cayeron al suelo y mi vista se tornó muy borrosa, impidiéndome ver donde habían caído y sobre todo, quien me había tocado.
—¡Hey! Tranquila, aquí están.— dijo Mela con su típica voz dulce y amable, me colocó los lentes y pude ver.
Mela era la mejor compañera en el salón, todos las querían por su típica amabilidad, le gustaba socializar, lo contrario a mi.
—¡Me haz pegado un susto! ¿también te saltaste la clase?— reproché y aproveché para ocultar la información en la computadora.
Nadie aparte de Geydi y mi padre sabían que había estado aquella noche allí, mi padre me ocultó antes que llegara la patrulla de policía y me obligó a callar lo que había visto, permanecía firme en sus palabras y decía que cooperar con la policía era peligroso y mi vida pasaría a correr peligro, pues las autoridades no te protegían después de cualquier denuncia.
Pero aún sin cooperar con la policía, me sentía expuesta a un peligroso asesino.
—Te he visto muy nerviosa, comías tus uñas cuando saliste agachada de la clase, y te seguí para ver si estabas bien.— dijo muy calmada.
Sonreí apurada por la situación, no imaginé lo poco que había disimulado.
—Nada, es-es que me he quedado sin internet y vine a platicar un tema.— mentí torpemente, pues mi voz temblaba y la chica que tenía en frente mostró su leve confusión.
Iba a volver añadir algo más, pero rápidamente fui interrumpida, —Sophia, ya he visto lo que buscabas en el navegador, no continúes mintiendo.— se quejó de brazos cruzados.
Suspiré cansada y lo admití.
—Nadie sabe quién fue.— Volvió a decir apartando su mirada de la mía, se veía triste y preocupada a la vez, —Nadie sabe siquiera, su nombre.—
Borré el historial y desconecté el aparato, mientras continuaba escuchando su tan ciertas palabras
Nadie sabía de su paradero.
—¿Cómo puede ser que un cualquiera le arrebate la vida a alguien y la policía no le encuentre? No es posible, ni justo.— me quejé intentando controlar mis impulsos de querer gritar y gritar a causa de la rabia que crecía en mi interior.
—No saben nada. Las huellas encontradas en el cuerpo no reflejaban nada, como si el causante de su muerte no tuviera ningún maldito rastro ni registro.— dijo quebrándose por completo.
Mela era amiga de cristiana, decía haberle conocido desde hace tiempo por Instagram, se seguían mutuamente y por ahí crearon un lazo amistoso.
Recordé las últimas palabras de cristal antes de morir, había dicho que nadie podía saber su nombre.
Ella le conocía, pero había muerto con ello.
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Herida
Детектив / ТриллерCristina Wiltom lo sabía todo. Fue herida como las demás, pero se había llevado todo lo que sabía a la tumba, dejando en manos de Sophia clein, un inquietante, desesperante y terrorífico misterio que resolver. Sin pruebas era imposible confirmar y c...