D O C E

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Mis manos temblaban, no pensé con claridad, solo me sentía echa un desastre, uno que habían convertido en el peor de los desastres.

La impotencia y la rabia de saber que era igual que ellos, no me dejaba pensar bien las cosas pero mucho menos dejarlas tal cual estaban, yo quería vengar tan solo la muerte de Jules, porque ella no merecía eso.

—Te juro que la próxima bala te la meto aquí—toqué su frente.—... y no en la pared, ¿me oíste?— arrastre cada palabra con rabia y detenimiento, ella pareció ver cierta seguridad en mis palabras y cedió hablar.

—Aquí.— miró por encima de mi hombro.— Está aquí.— repitió lentamente, luego sonrió, y debo admitir que fue la idéntica sonrisa del mismo lucifer.—Y va a descuartizarte, Liza.

Dirigí la mirada hacia el lugar donde ella había mirado, y ahí lo vi... el auto de Adrián acaba de parquearse frente al apartamento, había una pantalla donde se veían distintas partes de la casa siendo grabada, había cámaras por todos y cada uno de los rincones de aquel apartamento. Mierda, mierda.

—Lo hará.— Laura continuó hablando mientras yo me había quedado sin palabras unos momentos.— va asesinarte como a cristiana, como a su mejor amigo por acostarse con su chica, como Geydi y a Sophia, porque esa es su pasión Liza.— hizo una pausa y volvió a sonreír.— Asesinar.

—Voy a volarte los sesos, perra.

Ella rió con ironía. —¿y piensas tardar más?— explotó en risas y volvió a mirarme como si no creyera que aún le apuntaba con un arma en la frente.— Liza, la policía ya lo sabe todo.

—¿De que estás hablando?— pregunté.—¡Dime de qué diablos estás hablando!— grité sosteniendo su cabello empuñado en mi mano.

—Subí el video donde claramente se ve una chica amable y angelical, entrando a una habitación y luego arrojarle una plancha conectada a la electricidad, a un par de chicos que disfrutaban de un rico sexo en un yacuzzi, ya deben de andar el pueblo buscándote, ¿te enteras?

—¿Ah, si?— le miré con odio y mi pecho comenzó a subir a bajar por la rabia.— ¿Por qué no le dicen ustedes a la policía todas las atrocidades que han hecho ustedes, ah? ¿Por qué no se entregan?

—Somos expertos en no dejar huellas, ¿sabes? Aún nos entreguemos no nos crearán.— respondió encogiéndose de hombros.

—Pues desde hoy la historia será diferente, pueda que yo me pudra en una cárcel y que mi madre me odie, pero ustedes... ustedes van a pudrirse en el infierno, porque ahí es justo donde los enviaré.— dije y cubrí su boca con una cinta.

Gire su cuerpo, y quedó de espaldas a la puerta de entrada, para que no viese cuando Adrián entrase y prevenir cualquier seña.

En aquel momento la manilla de la puerta se giró y está hizo un ruidoso sonido al abril, estaba algo vieja y desgastada.

Una sombra quedó reflejada en el piso, yo quedé al lado de la puerta, a la espera de que se adentrara un poco más, y así fue. Adrián dio varios pasos en cuanto se percató de lo que sucedía, fue de inmediato a cuerpo de Laura y se agachó para desatarla, pero yo lo impedí dándole un fuerte golpe con la pistola en la cabeza, lo que provocó que quedara desmayado al lado de Laura, justo como lo había planeado.

Cerré puertas, ventanas y todas las posibles salidas.

Laura observada cada uno de mis movimientos y eso me molestó.

—¡Oh! Linda, creo que tendrás que dormir buen rato.— dije y sonreí al ver el terror que le influía, pero luego pensé y di con una mejor idea. —Mejor no, quiero que lo veas todo, y lo recuerdes en el infierno.

HeridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora