Capítulo Treinta y Cinco

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Su mano derecha me agarra de las muñecas y las coloca justo encima de mi cabeza, sin hacerme daño, pero aplicando la suficiente fuerza como para que yo no pueda soltarme.

No soy capaz de reprimir la risa y él se me queda mirando, encima de mí y empapado en sudor. Situado entre mis caderas, ha dejado de moverse por la impresión que le ha causado mi risa repentina.

-¿Te hace gracia?- me pregunta, con malicia y curiosidad.

-Lo siento- me disculpo, con la voz temblorosa -, no sé qué me pasa.

No sé por qué me estoy riendo. La imagen de Liu con el cabello desordenado cubriendo casi por completo sus ojos, desnudo, empapado en sudor, jadeando y acorralándome contra la cama es la imagen más erótica y excitante que yo hubiera visto jamás. Sin embargo, en cuanto su única mano ha aprisionado mis muñecas, me ha dado un ataque de risa.

-Relájate- me susurra, juguetón.

-Estoy relajada- me defiendo.

-No es verdad- niega -. Si no, no te estarías riendo.

Me muerdo el labio inferior para aguantarme la risa y, al ver que estoy más calmada, Liu vuelve a moverse en mi interior.

Gimo y arqueo la espalda, extasiada. Liu acelera el ritmo y la fuerza sin soltarme. Entonces, yo vuelvo a reírme de forma involuntaria. Esta vez, la risa es contagiosa y Liu también comienza a reírse.

  
  

-Siento que no hayamos podido...- hago gestos con las manos, claramente incómoda. Liu me mira desde el otro lado de la cama, me coge de las manos y entrelaza mis dedos con los suyos de forma tranquila.

-No tienes que disculparte por eso, Evolet- responde, con total sinceridad. Intento decir algo, excusarme de alguna forma, pedir perdón de nuevo por haberme reído en un momento tan inoportuno, pero él rodea mis hombros con su brazo y me pega a él, obligándome a apoyar mi cabeza en su pecho -. Tampoco tienes que decir nada de eso. Hacía mucho tiempo que no me reía tanto.

Sonrío.

Me levanto de la cama con cuidado. No quiero que me suelte. Me pongo la ropa y abro la puerta de la habitación.

Una silueta negra con curvas está parada frente a la puerta, sin máscara y con el ceño fruncido. Es hermosa, con los ojos oscuros, las pestañas largas y los labios carnosos, pero la piel blanca como la nieve.

-¡Liu!

Él procede a curbrise rápidamente con las sábanas. Yo permanezco al lado del marco de la puerta, perpleja.

-¿Qué pasa, Jane?- quiere saber Liu, yendo al lateral de la cama para ponerse la ropa interior y los pantalones. Jane no aparta la mirada en ningún segundo, parece realmente afectada por lo que sabe. Alterada e inquieta.

-Es Jeff.

Una mano pálida e invisible me estruja el corazón y siento un retortijón que hace que me doble por el dolor. Liu me mira y luego se centra en Jane.

-¿Qué ha hecho?

Jane se queda callada, como si no encontrara las palabras para contárnoslo.

-Está intentando convencer a Slenderman para quitarte de enmedio. A ti y a Evolet.

Trago saliva, aferrada al picaporte de la puerta, cuyo metal helado me muerde la mano.

-¿Qué has hecho tú?

Jane permanece un poco más en silencio.

-Jane- Liu está empezando a perder la paciencia, y no es el único.

-Que te diera más tiempo.

Liu tiene una mirada extraña. No aparta sus ojos de Jane. Parece enfadado, nervioso. No consigo leer sus emociones porque el pánico está empezando a apoderarse de mí.

-Jane...

-Slenderman ya no confía en ti y Jeff tiene a...- alzo la mirada y me fijo en la espalda descubierta de Jane -Jeff tiene al hermano de Evolet con él.

El mundo se me cae encima. Todo a mi alrededor se vuelve negro. Me mareo, me tambaleo. No tengo nada a lo que aferrarme. Una mano suave me sujeta para que no caiga de bruces al suelo. Jane no me mira, pero se queda ahí, esperando a que me recomponga, sosteniéndome como si fuera una pluma, como si no pesara nada.

Miro a Liu, que está paralizado.

-¡Me dijiste que no era cierto!- lo acuso, aferrada al fuerte y, sin embargo, delgado brazo de Jane -¡Me dijiste que no tocaría a nadie de mi familia!

-Evolet, yo no...

-¿¡Qué voy a hacer ahora!? ¡Si... si le hace daño...!- tengo ganas de vomitar, de gritar tan fuerte como pueda hasta que mis cuerdas vocales se destrocen. Mis órganos se contraen en mi interior y empiezo a temblar y a tener escalofríos, como si tuviera fiebre; una fiebre muy alta.

-Esta vez está yendo demasiado lejos. Hay que matarle- sentencia Jane, sin estar dispuesta a dar su brazo a torcer.

No iba a negarme a seguir su plan. Tenía a Josh, y si se atrevía a ponerle un dedo encima...

-Tenemos que pensar un plan— alega Liu.

-¡Ya estoy harta de tus estúpidos planes, joder!- grita Jane, adelantándose un par de pasos para encarar a Liu. Todavía me sigue sosteniendo -. Seguí tu primer plan y me mentiste, así que no voy a arriesgarme otra vez a confiar en ti, no hasta que me demuestres que obtendré lo que quiero: la muerte de Jeff.

Liu permanece en silencio, con los pantalones puestos y el abdomen descubierto.

-Liu...- susurro su nombre, impaciente por escuchar qué es lo que tiene que decir.

-No matermos a Jeff.

En ese momento, siento que Jane se aleja de Liu y de mí. Su brazo ya no me sirve de soporte y tengo que incorporarme rápidamente para no caer al suelo de bruces.

-Lo sabía- habla ella -. A pesar de que Jeff intentó matarte aquella noche, de que se convirtiera en el dueño de tus pesadillas y de que hiciera tu estancia en el bosque imposible, no eres capaz de matar a tu puto hermano.

-Jane...

-Cállate, Liu- lo silencia ella, claramente furiosa -. Si vuelves a soltar otra gilipollez, te mato aquí mismo.

Trago saliva.

-No voy a quedarme aquí más tiempo.

Jane se da media vuelta, yendo en dirección a la puerta para marcharse, pero se detiene justo en el umbral de la puerta cuando yo la cojo de la mano.

-No te vayas, por favor.

Ella no dice nada.

-Necesitamos tu ayuda para salvar a mi hermano...

Jane mira mi mano sosteniendo la suya en silencio, y luego alza su mirada para verme a mí a los ojos.

-Nadie me ayudó a mí a salvar a mi familia.

Blood And Tears |Liu Woods|© Book 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora