Capítulo Treinta y Cuatro

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Liu me acaricia la mejilla con los nudillos y me echa el flequillo a un lado. Cierro los ojos al sentir sus caricias y los abro para volver a fijarme en el verde intenso de los suyos. Sus dedos viajan por mi cuello hasta mi hombro y continúan por mi brazo hasta el dorso de mi mano.

Sonrío y tomo su mano, apretándola contra mi pecho.

-Cuando sonríes eres todavía más guapa- murmura, con voz grave de recién despertado. Ambos hemos dormido poco por la noche y nos hemos despertado tarde para compensar.

-Es mentira- afirmo, con una risa leve.

-No.

Acaricio su mentón y vuelvo a pasar mis dedos por el corazón que tiene cosido al pecho con números y letras. Liu vuelve a alejar mi mano de su herida, volviendo a poner una mueca de vergüenza.

-Te he dicho que no la mires- me recuerda, frunciendo el ceño.

-Lo siento- me disculpo, alejando la mano de él como si lo hubiera quemado sin querer.

-Me lo hice hace ya años, cuando ella murió- dice, a pesar de que yo no esperaba que me lo contara -. Fue cuando empeoró de la nada y... no pudieron hacer nada por salvarla. Ese día...- se para ahí. No continúa y yo no espero que lo haga -. También me hice esto- se señala la sonrisa cosida que se estira desde las comisuras de sus labios hasta sus mejillas.

Me quedo en silencio mientras observo las costuras de sus mejillas y evito bajar la mirada para volver a leer las fechas y el nombre que tiene grabados en el pecho.

Me siento insignificante, pequeña. De nuevo, siento que no soy nada comparada con Susan, con Liu...

No sabía que se podía querer tanto a una persona.

-Lo siento mucho- vuelvo a decir.

-Soy yo el que debe pedirte perdón por todo lo que ha sucedido debido a una razón tan egoísta.

Bajo la cabeza y me pego a él, ocultando mi cara en su pecho. Él me envuelve con sus brazos y me estrecha con ellos con cuidado, como si fuese muy delicada.

Lo he perdonado.

Me besa en la cabeza y me separo de él, pero no me suelta del todo y comienza a acariciarme el brazo, donde tengo las líneas blancas que se han quedado grabadas en mi piel como recuerdo de una época oscura.

-¿Qué hay de ti?- pregunta, con la mirada triste y fija en mis cicatrices.

Me encojo un poco de hombros y me muerdo el labio inferior, incómoda.

-Yo no...

-Por favor- suplica. Quiere que se lo cuente. Él me ha mostrado lo que atormentaba su alma y ahora quiere que yo haga lo mismo. Quiere que le enseñe mi dolor, ayudarme a cargar con él.

-No tuve una época muy feliz- empiezo, de alguna manera -. En el instituto no era la mejor de mi clase y poco a poco fui empeorando. Sacaba muy malas notas a pesar de que hacía todo lo posible por estudiar. Mis padres no veían ese esfuerzo y estaban muy ocupados con mi hermano pequeño, él necesitaba más atención que yo. Pero yo también necesitaba ayuda.

»No dormía nada, me costaba mucho concentrarme y poco a poco fui dejando de comer. Empeoré muy rápido y mi autoestima decayó cuando los de mi clase empezaron a tomarla conmigo. Solo tenía a...- no soy capaz de nombrar a mis amigas, como si cada letra se me atragantara -a mis amigas, y ni siquiera era capaz de ser sincera con ellas.

Hago una pausa para tragar saliva y evitar echarme a llorar. Liu me observa en silencio y con atención, escuchando cada palabra que le digo sin soltar mi mano. Quiere hacerme saber que está ahí para mí, que le puedo contar lo que sea sin miedo.

-Me odiaba. No era capaz de verme al espejo. Creía que todo lo malo que sucedía a mi alrededor era culpa mía, que todo lo hacía mal, que nadie me quería... Entonces empecé a cortarme. Era como un castigo merecido para mí, y poco a poco fui volviéndome dependiente. Lo necesitaba, necesitaba hacerme daño para sentirme mejor...- un sollozo se me escapa desde lo más profundo de mi pecho y no soy capaz de contener las lágrimas -. Ni siquiera era capaz de fingir una sonrisa, no era capaz de esconderlo, pero nadie nunca quiso saberlo... En realidad, nadie...

Liu se acerca a mí moviéndose hacia mi lado de la cama y me envuelve entre sus brazos. Yo no puedo reprimirme más y el llanto empieza a subir por mi garganta hasta que lo suelto. Grito, gimo y dejo que las lágrimas salgan. Siento sus manos acariciar mi pelo, aferrarse a mí.

-Tú jamás mereciste algo así... Ni en ese entonces ni nunca- me susurra, con ternura y muy despacio -. Todo está bien, no pasa nada.

Jamás había imaginado que Liu sería capaz de consolar a alguien así. Ahora mismo, en este momento, me parece una persona totalmente diferente.

-Me sentí tan sola... tan abandonada- gimoteo, hundiendo mis dedos en su espalda. Su calor me está haciendo sentir mejor, me ayuda a soltar todo lo que he estado cargando estos últimos años, las piedras que cargaba en la espalda...

-Estoy aquí, Evolet- murmura -. No voy a dejarte sola.

Sus palabras logran hacerme más feliz de lo que esperaba, y me quedo un buen rato en sus brazos.

-Te quiero- me susurra, con voz tranquila.

Acaricio su cabello y sonrio. Quiero decirle lo mismo, hacer que se sienta correspondido, pero mis labios permanecen cerrados.

No soy capaz.

¿Por qué? No es tan difícil. Solo tengo que decirle que le quiero.

¿Le quiero?

Miro sus ojos. Todavía tienen ese brillo que no logro comprender. Pero no parece que esté exigiendo una respuesta.

Está esperando, esperando a que yo esté lista.

Sonrio y le doy un beso en la frente.

Cuando ya ha pasado un tiempo, me doy la vuelta y empiezo a ponerme la ropa interior y la camiseta del pijama que llevaba por la noche.

-¿Adónde vas?- me pregunta Liu.

-A ducharme- respondo, encogiéndome de hombros. Liu se levanta de la cama instantáneamente. No se viste ni recoge su ropa, simplemente me acompaña hasta el cuarto de baño que hay en el pasillo y cierra la puerta detrás de él cuando ambos entramos -¿Qué estás haciendo?

Me dedica una mirada y me parece ver cómo sus labios se encorvan hacia arriba en una sonrisa oscura casi imperceptible. Se gira en mi dirección y se acerca mucho a mí. En ese momento, me quita la camiseta y me toma de las mejillas para besarme apasionadamente.

Mis brazos rodean su espalda y acarician su piel caliente y áspera con relieves de cicatrices. Liu mete la lengua en mi boca y yo correspondo el beso. Entonces, se deshace de mi sujetador y de mis bragas. En cuanto abre el grifo y el agua se pone caliente, entramos dentro de la ducha.

Sus manos recorren mi cuerpo como si todavía no se lo hubiera aprendido y necesitara saber dónde estaba cada pliegue, cada curva. Yo hago lo mismo mientras ambos quedamos empapados por una lluvia artificial. No soy capaz de abrir los ojos, estoy sintiendo tanta paz que casi desearía quedarme así para siempre.

Liu baja su mano muy lentamente por mi vientre hasta que sus dedos acarician mi entrepierna y uno se aventura a entrar en mi interior. Gimo en su boca y me estremezco cuando siento que empieza a moverlo.

Blood And Tears |Liu Woods|© Book 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora