Capítulo Diecisiete

1.3K 153 126
                                    

Caminamos por un largo rato en medio de la carretera. Sorprendentemente, ningún coche pasa por la autopista, es como si nadie quisiera pasar por aquí, como si esta zona estuviera abandonada o la gente no supiera de su existencia.

Liu me sostiene con fuerza del brazo y yo intento seguir su acelerado ritmo. Tiene prisa por llevarme otra vez a esa casa mientras yo lloro a lágrima viva en silencio. Temo que me oiga. Temo hablar y molestarle. Temo por mi vida. No sé qué es lo que planea hacerme, y no quiero saberlo. Lo que quiero es volver a casa con mamá, papá y Josh, pero no me van a encontrar. No voy a estar en el lugar acordado.

Las piernas me fallan y tropiezo con la punta de mi pie, pero logro evitar la caída agarrándome al brazo tenso y musculoso de Liu, que se detiene y se da la vuelta para mirarme. Bajo la cabeza y continúo caminando, arrastrando los pies. Los párpados se me cierran y no veo bien por las lágrimas. Pero sigo caminando.

Llegamos al barrio después de una eternidad sin parar. Recorremos varias casas hasta llegar a la casa que está al lado de una vieja parada de autobús. Liu se me adelanta y abre la puerta con una llave que saca de debajo de un tapete. Esta se abre acompañada de un siniestro chirrido y me hace pasar primero.

—Si vuelves a escapar, te encadenaré en el sótano— me amenaza. Me sorprende que su voz sea apática y calmada. No expresa ni felicidad, ni tristeza. Ni siquiera enfado.

—Hace un rato me habías dicho que me cortarías las piernas...— susurro. Él me vuelve a coger del brazo y me acerca a él de un tirón. Sus ojos quedan frente a los míos y el miedo me paraliza.

—¿Eso es lo que quieres?

Trago saliva y niego lentamente. Entonces, me suelta. Siento un profundo alivio cuando lo hace, y me acaricio la muñeca que me ha estado agarrando todo el camino con bastante fuerza. Me resulta increíble no tener ninguna marca.

No me atrevo a moverme. Estoy aterrorizada. Él está delante de mí, dándome la espalda y en total silencio. Yo tampoco digo nada, no sé qué hacer o cómo reaccionar. Sé que si intentó escapar ahora, atravesando la puerta y salir corriendo, me atraparía en cuestión de segundos. Sé que es cien veces más rápido que yo, y me ha demostrado que también tiene mucha más fuerza.

—Vamos, entra— me ordena, con un movimiento suave de su mano izquierda. Yo obedezco, ya que temo que se ponga violento si me quedo quieta y sin hacer nada. Le adelanto en silencio y atravieso el recibidor hasta el salón, que está completamente oscuro, a pesar de que ya está amaneciendo. Las persianas están bajadas y no dejan pasar la luz del sol. Le doy al interruptor de la luz, pero no funciona.

—Bueno, bueno— una voz brota del interior de la sala. No la conozco, pero retrocedo en cuanto escucho movimiento —. Después de todo, fue buena idea esperar hasta que volviérais...

Ahogo un grito cuando un diminuto rayo de sol que arroja muy poca luz en el salón ilumina al intruso, y me encuentro cara a cara con el chico pálido de la boca cortada que me atacó en el cementerio y en mi casa, Jeff. Sus ojos inyectados en sangre y su boca ensangrentada y en carne viva me hacen temblar del miedo. Jamás he visto nada igual. ¿Cómo es posible? Personajes así sólo aparecen en las películas de terror.

—¿Qué haces aquí?— la voz de Liu me sobresalta. Está justo a mi lado, en la entrada del salón.

—También es mi casa, ¿o es que ya no te acuerdas, hermanito?— el chico de la boca cortada pronuncia esa última palabra sílaba por sílaba, lentamente. Como si le quisiera dar un toque siniestro.

Hermanos. Son hermanos. ¿Qué clase de familia es esta?

Dios mío, esto no va a acabar bien.

Me aguanto las ganas de llorar, pero ya estoy sollozando y suplicando a Dios, al universo, a cualquiera que pueda escucharme, que no me dejen caer en sus garras.

Mis temblores se vuelven mucho más violentos y siento que me voy a desmayar. Que voy a perder el conocimiento. Entonces, Liu me agarra del brazo y, de un fuerte agarre, me coloca detrás de él y con la otra mano apunta a su hermano con el cuchillo.

—Ya que tú no puedes deshacerte de ella, yo te haré ese favor... apártate— Jeff le hace una seña a Liu para que se haga a un lado con su cuchillo. Yo observo a Liu al borde de las lágrimas, dudando de si lo hará o se quedará quieto. Para mi sorpresa, no se mueve. Y no entiendo por qué.

—Vete.

—¡No!— Jeff parece alterarse. Escucho que su respiración comienza a agitarse y a volverse irregular. Su mano se aferra con más fuerza al mango de su cuchillo y su mandíbula está tensa —¡Apártate o te mato!

—Eres más torpe que yo— objetó Liu, con tranquilidad.

—¡Y tú más débil, por eso no la has matado! ¡Por tu culpa, ahora estamos metidos en un buen lío, joder!

¿Qué?

Parpadeo varias veces, incrédula. ¿Que ellos están en un lío?

—Márchate, Jeff, no estoy de humor para pelear contigo.

—Es una lástima, ¡porque yo sí!

Jeff corre hacia Liu y este me aparta de un empujón. Yo caigo al suelo de costado y me incorporo rápidamente apoyándome en mi antebrazo. Observo con los ojos tremendamente abiertos cómo Jeff arremete contra Liu y se lo lleva por delante. Ambos se intentan apuñalar con sus cuchillos, pero sus hojas chocan las unas con las otras y provocan chispas y chirridos desagradables.

No sé qué hacer, pero me levanto rápidamente y le echo un rápido vistazo a mi entorno mientras escucho los gemidos de Liu, haciendo fuerza para contener la de Jeff. Está tumbado en el suelo, luchando por que el cuchillo de su hermano no se clave en su pecho, pero cada vez está más cerca de conseguirlo.

La hoja se acerca cada vez más y soy testigo de cómo perfora su abrigo de cuero y su camisa. Liu suelta un gruñido y su camisa comienza a mancharse de rojo.

En pleno ataque de pánico, agarró un cuadro enmarcado y corro hacia Jeff. Rápidamente le golpeo con toda la fuerza de la que dispongo en la cabeza, provocando que el marco se rompa y muchos trozos de cristal salgan disparados. Pero Jeff no se inmuta. Es más, se levanta, ignorando a Liu y se da la vuelta para verme.

—Tremendo error, cariño.

Blood And Tears |Liu Woods|© Book 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora