Unas manos rodean súbitamente mi cuello y me aprietan con fuerza. Doy un respingo en la cama y siento que mi nuca choca contra el respaldo de la cama. Mis pulmones implorando aire mientras me aferro a las muñecas de la persona que me está estrangulando, clavándole las uñas para que me suelte. Abro la boca y ahogo gemidos de dolor mientras siento que me ahogo.
Esa sensación me provoca ansiedad, pánico. Araño con fuerza las muñecas de mi agresor y me encuentro con unos ojos verdes que brillan en la oscuridad, a pesar de estar rasgados y muertos. Su risa enfermiza me aterra. Es Liu.
Los ojos verdes cambian de color a un azul profundo como el del océano, inyectados en sangre y sin posibilidad de cerrarse, rodeados de negro.
Una sonrisa extremadamente grande, irregular y en carne viva y ensangrentada me hace ahogar un grito y que se me escapen las lágrimas.
—Tranquila, pequeña, pronto estarás muerta.
Pataleo y me zarandeo mientras suelto gruñidos y busco desesperadamente aire. Un hilo de saliva me resbala por la barbilla. Me está matando lentamente. Dolorosamente.
—Te estoy haciendo un favor, querida. ¿No querías morir?
Abro los ojos de golpe con la garganta abierta y mis pulmones exigiendo aire y me caigo de la cama boca abajo. Rápidamente me incorporo torpemente y dolorida, llevándome una mano al cuello mientras toso y agonizo durante unos largos minutos. Después, cuando mi respiración se tranquiliza, registro la habitación con la mirada para asegurarme de que no hay nadie, y me intento convencer a mí misma de que solo ha sido una pesadilla.
Una pesadilla demasiado real.
Me encuentro en ropa interior, buscando mi ropa por toda la habitación hasta que la encuentro en el suelo. Debí tirarla cuando me caí de la cama.
Me visto con los pantalones cortos y la camiseta que llevaba usando tres días seguidos desde que Liu me trajo a su casa. Tiene unas cuantas gotas de sangre y está algo sucia.
Suelto un profundo suspiro mientras me acomodo como puedo el pelo. Más tarde, salgo de la habitación y bajo las escaleras de puntillas, intentando que la madera no chirrie demasiado bajo mis pies. Escucho pasos procedentes de la cocina, al otro lado del pasillo, frente al salón.
Me quedo parada en medio del pasillo central una vez bajo el último peldaño de las escaleras. Mi pie izquierdo avanza hacia la cocina, pero me doy la vuelta hacia la salida de la casa y camino hacia esta lentamente, pisando con cuidado el suelo de madera vieja. Mi mano toca el picaporte. El helado metal me muerde, pero aún así lo agarro con fuerza y lo doblo para abrir la puerta.
Tiro hacia mí, pero no se abre. Está cerrada con llave y, cuando el bloqueo choca contra la madera firme de la puerta haciendo un ruido sordo, sé que ya no puedo intentar escapar.
—La cerré ayer por la noche— me anuncia. Ni siquiera ha necesitado salir de la cocina para saber que he intentado abrir la puerta.
Tiene sentido. Él no es tonto.
Alejo mis manos del picaporte y retrocedo hasta que llego al umbral de la puerta de la cocina. Donde Liu ha puesto la mesa con dos platos llenos de comida. El desayuno.
No me atrevo a entrar en la cocina. Me quedo parada mientras él se sienta y agarra su cuchillo y su tenedor para cortar un trozo de panceta. Un escalofrío me recorre la espina dorsal cuando le veo manejar el cuchillo con tanta tranquilidad, y se me revuelve el estómago. Él se lleva el trozo de panceta a la boca y, acto seguido, me mira. Mastica, traga y abre la boca:
—Siéntate y come.
Obedezco. Es inevitable hacerlo. Su voz es firme y tajante. Es intimidante, peligroso. Temo que si no hago todo lo que me dice, acabará usando ese cuchillo contra mí, y yo terminaré muerta en el suelo con un enorme tajo en el cuello.
Evito pensar en ello mientras me siento en frente del plato de comida para no vomitar sobre esta. Aunque sería imposible, ya que no he comido nada desde hace unos cuantos días. Puede que más. No llevo la cuenta de los días que llevo secuestrada. Alzo un poco la mirada y observo a Liu seguir comiendo, como si no pasara nada. Yo no soy capaz de llevarme un pedazo a la boca. Es como si mi estómago se hubiera cerrado por completo.
No quiero estar aquí, cerca de él. Quiero estar tan lejos como pueda, en algún lugar en el que no pueda hacerme daño, en algún lugar seguro, con mi familia.
Mi familia...
Los ojos se me llenan de lágrimas y hago lo posible por tratarme el nudo que se me ha formado en la garganta para no llorar delante de él.
—Come— me vuelve a repetir.
—No tengo hambre— respondo, con un hilo de voz.
—Tienes que comer.
—No me entra nada.
Liu se me queda mirando en silencio. Sus ojos esmeralda sin brillo consiguen que el miedo me paralice el corazón. Agacho la cabeza y agarro el cuchillo y tenedor con las manos temblorosas, corto un trozo de panceta y lo trago directamente. Se me queda en la garganta y empiezo a toser con fuerza. El tenedor cae al suelo cuando hago un movimiento brusco y siento que Liu me agarra con fuerza del brazo. Me mira con esos ojos penetrantes e inquietantes mientras me alarga un vaso de leche. Lo cojo con fuerza y le doy sorbos grandes hasta que siento que el trozo de panceta deja de ahogarme. Después, dejo el vaso sobre la mesa y me acaricio la garganta.
—Mastica la comida.
—¿Cómo comer en una situación así...?— murmuro, con la voz ronca por la tos.
—¿Qué has dicho?
El pulso se me dispara, aterrada.
—N-nada.
No puedo comer. No puedo llevarme nada a la boca. Estoy temblando, me duele la garganta y tengo el estómago cerrado.
No lo pienso con claridad. Me levanto de golpe de la silla y salgo rápidamente de la cocina sin mirar atrás. Liu tampoco intenta detenerme. No puedo salir al exterior, así que solo me queda subir las escaleras hasta la segunda planta y entrar en la habitación en la que me he despertado. Abro la puerta de esta y me dejo caer en la cama, boca arriba.
Me suenan las tripas, pero no puedo comer.
Me muerdo el labio inferior y me empiezan a picar los ojos. Se me llenan de lágrimas... y rompo a llorar aferrada a la almohada.
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Blood And Tears |Liu Woods|© Book 1
Novela JuvenilRepentinamente, Evolet despierta en un hospital sin saber lo sucedido. No entiende lo que ha pasado y sus recuerdos están borrosos. Dos policías la informan de que hubo un asesinato, y que ella logró sobrevivir. Pero, ¿quién intentó matarla? ¡Cualqu...