Mis ojos se abren de golpe cuando siento un peso en la cama, próximo a mis pies. El pulso se me dispara y me quedo rígida en posición fetal, intentando controlar mi respiración mientras el peso se va desplazando por mi cama hasta que algo frío me toca el muslo y algo se clava en mi piel. Se me escapa un grito y me doy la vuelta, encontrándome con unos ojos azules desalmados y con un brillo asesino, rodeados de negro, un cabello sin brillo y alborotado, la piel blanca como la nieve y una sonrisa ensangrentada, enrojecida y deforme.
—Te encontré.
Su mano me aprieta la piel del muslo con fuerza y sus uñas sucias se clavan en mi piel. Ahogo un gemido e intento alejarme de él, pero tira de mí, se incorpora y me acorrala en la cama con sus brazos.
—¿Adónde vas?
—¡Aléjate de mí! ¡No!— lo empujo con los antebrazos y los codos, pero él me agarra de las muñecas y me las pone sobre la cabeza. Me remuevo y la hoja de su cuchillo me amenaza con clavarse directamente en mi pecho. Las lágrimas se deslizan por mis mejillas y ahogo un grito.
—Así mejor...— alza el cuchillo y lo baja a una gran velocidad mientras a mí se me escapaba un grito por la boca. Antes de que la punta se entierre en mi pecho y me ahogue con mi propia sangre, abro los ojos y chillo con fuerza, levantándome de la cama y llevándome una mano al esternón, buscando y comprobando que no hay ninguna herida. Examino toda la habitación y tampoco veo rastro de Jeff, solo oscuridad y silencio.
El miedo me envenena el corazón y el sudor que me empapa la espalda y las sienes se me queda frío. Salgo de la cama con la respiración irregular y abandono la habitación, voy hacia el pasillo y toco dos veces la puerta contigua. No hay respuesta del otro lado. Sin embargo, entro girando el picaporte con cuidado de no hacer ruido.
—¿Liu...?— susurro, de pie frente a la cama.
—¿Qué ocurre?— me pregunta, tumbado en la cama y dándome la espalda.
—¿Puedo...?— trago saliva y me aferro a la camiseta que llevo puesta como si fuera una niña asustada. No quiero pedirle algo semejante a él, no después de todo lo que ha pasado. Pero prefiero quedarme con él una noche que enfrentarme a su hermano y a su cuchillo —¿Puedo dormir aquí esta noche?
Silencio.
—Sí, ven— su brazo retira las sabanas sin moverse y yo me tumbo dándole la espalda, muy pegada al borde y sin intención de tocarle. No quiero hacerlo. A pesar de seguir asustada, ahora estoy nerviosa, el corazón me late con fuerza y un calor sofocante me ha envuelto, pero no es miedo. De hecho, ahora me siento más aliviada.
Mi cuerpo se pone tenso cuando siento que Liu se mueve en la cama y se da la vuelta, su respiración en mi nuca me provoca un escalofrío.
—¿Has tenido una pesadilla?— me pregunta, susurrando. Un cosquilleo me crece en el vientre. Su voz es atractiva, pero cuando ha susurrado algo dentro de mí se ha encendido.
—Sí.
Parece tranquilo. Está muy calmado.
Una voz en el interior de mi cabeza me dice que no va a hacerme daño y mi cuerpo se mueve solo hasta quedar frente a él, no muy cerca, pero, por un momento, me parece ver que sus ojos brillan en la oscuridad a pesar de ser oscuros y estar tan vacíos.
—¿Me tienes miedo?
Me sorprende su pregunta, y me pilla con la guardia baja. Sabe que la respuesta es afirmativa, pero en este momento no estoy asustada.
—No lo sé...— balbuceo, siendo sincera —. No sé qué quieres de mí. Me pediste que me marchara después de intentar matarme otra vez, pero fuiste a buscarme y dejaste que te hirieran... y ahora tienes una herida en el costado del tamaño de una moneda y...
Suelta una pequeña risa sin abrir la boca. Por alguna razón, mis mejillas se sonrojan.
—¿Qué hay en el bosque?— me atrevo a preguntar, tras recordar todo lo que pasó cuando me adentré en el bosque sin querer y Liu fue a buscarme. Siento que él se acerca más a mí, pero yo estoy tan pegada al borde que si intento alejarme me acabaría cayendo de la cama.
—Algo mucho más peligroso que Jeff— me responde. Sé que está siendo sincero, lo he visto y no tiene por qué ocultarme nada.
—¿Quieren matarme...?
—Sí.
—¿Por qué?
—Eres humana.
—Tú también lo eres.
—Es distinto.
—¿Por qué? Jeff también lo es, ¿no? ¿Cuál es la diferencia?
—Nuestro mundo es diferente al tuyo, Evolet.
¿El mundo de los asesinos? ¿Eso es lo que quiere decirme? Habla como si viniese de otro planeta.
—¿Es por tus cicatrices? ¿Por eso crees que eres diferente?
Liu se queda en silencio.
—Yo también tengo cicatrices— no sé por qué, pero estoy intentando entenderle y no quería hacerlo.
Su mano me toma del brazo lentamente y yo doy un respingo en la cama. Su pulgar acaricia mi muñeca y pasa la yema del dedo por el relieve de algunas cicatrices. Sus caricias me consiguen tranquilizar del todo e incluso llego a cerrar los ojos por unos instantes.
—¿Por qué me besaste?
Mierda, lo he hecho. Lo he hecho.
Se lo he preguntado y ahora sí estoy asustada.
Su mano tira de mí y me acerca más a él hasta que nuestros alientos chocan. Me pongo nerviosa otra vez. No estoy preparada para una respuesta.
El cosquilleo de mi estómago crece en mi interior como una hiedra hasta mi pecho y se desplaza entre mis piernas, provocándome un ligero estremecimiento que no quiero, y espero que Liu no haya notado.
—¿Por qué?— no respondo, no sé cómo hacerlo. Entonces, su mano en mi antebrazo sube por mi brazo, acariciándome con sus dedos hasta mi cuello, colocando sus dedos en mi nuca —¿Quieres que lo haga otra vez?
—Ah...— intento protestar, negarme. Pero algo me cierra la boca. He empezado a tener pequeños temblores. Sus dedos acarician mi nuca y me atraen lentamente a él. Mis manos se colocan en su pecho, sintiendo su piel desnuda y el relieve de unas cicatrices. Cierro los ojos. Sus labios rozan los míos hasta que se unen. Lentamente comienzan a moverse de forma tranquila y provocativa mientras me dejo llevar y rodeo su cuello con las manos.
Siento sus dedos en mi espalda baja, que me empujan para acercarme todavía más a él. Mi camiseta se levanta y siento su calor corporal.
Abro la boca ligeramente y él aprovecha para meter la lengua. Sé perfectamente como corresponder y acaricio la suya con timidez mientras, de alguna forma, me mueve al centro de la cama y él se coloca sobre mí, tomando una de mis muñecas y colocándola a un lado de mi cabeza. Yo acaricio su cabello, áspero y largo, entrelazando mis dedos en él y notando como se le marcan los músculos de su espalda, haciendo el beso más intenso.
Me siento extraña. Por todo mi cuerpo viajan corrientes eléctricas y la cabeza me va a estallar. Me siento bien.
Cuando sus labios se separan de los míos y su boca baja por mi cuello, se me escapa un gemido cuando siento sus dientes clavarse en mi piel, pero sin hacerme daño. Hundo mis dedos en su espalda y él me agarra una pierna por el muslo, colocándola en su cintura y acercándose más a mí.
Me muerde de nuevo. Se me escapa otro gemido.
Quiero más.
Sin embargo, en ese instante, algo me golpea el pecho y abro los ojos. Alejo mi pierna de su cintura y pego la espalda al cabecero de la cama. Sé que me está mirando a pesar de que estemos en completa oscuridad.
¿Qué estoy haciendo?
—No puedo...— musito, agachando la cabeza. Liu no dice nada, pero noto que asiente lentamente, entendiendo perfectamente, y simplemente se quita lentamente de encima de mí y se vuelve a acostar en la cama, dándome la espalda.
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Blood And Tears |Liu Woods|© Book 1
Fiksi RemajaRepentinamente, Evolet despierta en un hospital sin saber lo sucedido. No entiende lo que ha pasado y sus recuerdos están borrosos. Dos policías la informan de que hubo un asesinato, y que ella logró sobrevivir. Pero, ¿quién intentó matarla? ¡Cualqu...