Blood And Tears |Liu Woods|© Book 1

Capítulo Treinta y Seis

Jane me mira en silencio unos largos segundos, a través de su máscara de yeso blanca, sonriente pero impasible. Yo hago lo mismo, sin soltar su brazo, congelada.

Su mirada viaja a la de Liu, que tampoco sabe qué hacer. Después, me vuelve a mirar a mí.

-Debiste dejar a esta chica en paz.

Hace que mi mano la suelte y, después, se marcha.

El sonido de sus tacones alejándose y yendo hacia la puerta de la calle son, para mí, el sonido de la perdición.

Mis rodillas tiemblan y vuelvo a perder el equilibrio. Pero, está vez, no hay nada que me sujete y caigo de rodillas, temblando y con la garganta ardiendo.

El grito que sale de mi boca es desgarrador, ronco y roto. Me daña la garganta y las cuerdas vocales, pero es la única forma que tengo de desahogarme en esta situación que no sea hiriéndome a mí misma. 

Mi mente es retorcida y malvada, porque ha empezado a imaginar las cosas que Jeff podría hacerle a mi hermano, lo mucho que puede hacerle sufrir y me susurra al oído que, posiblemente, Josh ya esté muerto, que no puede sobrevivir al hermano de Liu. Y que yo no puedo hacer nada por salvarlo.

Unos brazos fuertes y gentiles me envuelven por detrás y siento un calor inesperado, un calor que hasta consigue calmar mi respiración irregular y evitar que sufra un ataque de pánico.

Liu me estrecha contra su pecho y yo dejo de gritar.

-Lo salvaremos- murmura, muy cerca de mi oído, pero no logra ahuyentar la voz de mi cabeza, que me grita y me culpa sin parar -. No permitiré que os pase nada.

Pero no puedo creerle.

Quiero hacerlo, pero no puedo.

-¿Cómo?- inquiero, con un hilo de voz.

Jeff ha dejado claro por activa y por pasiva que si queremos pararle, habrá que matarlo. Sin embargo, Liu no quiere hacerlo, Jane es la única que está dispuesta a acabar con él. Me doy la vuelta lentamente para verle directamente a sus ojos verdes, que me miran con atención. Ya sabe lo que le voy a decir. 

-¿Por qué?- vuelvo a preguntar, él no me responde, solo se me queda mirando -¿Por qué no quieres seguir los planes de Jane?

Pero ya sé la respuesta a mi pregunta. Tan solo esperaba que él me lo dijera, que tuviera el valor de decírmelo. 

-Es mi hermano- responde, como si se estuviera excusando. Yo ya he oído eso antes. 

Debería entenderlo. Matar a su propia sangre, la única familia que le queda, arrebatarle la vida a quien se supone que debías cuidar y proteger, aunque él acabó con la vida de sus padres y casi acaba con él, Liu sigue convencido de que, dentro de ese monstruo de rostro pálido y sonrisa cortada sigue el que, en su día, fue su hermano pequeño. Se está aferrando a un clavo ardiendo porque se niega a aceptar que, tras perder a todas las personas que le han importado en este mundo, también ha perdido a su hermano. 

Debería entenderlo, debería poder entenderlo.

Pero no es la vida de su hermano la que está pendiendo de un hilo, no es su hermano el que está a punto de morir a manos de un ser horrible.

No, no es Jeff el que está sufriendo. 

Liu extiende sus brazos para abrazarme, tocarme, pero yo no puedo permitirlo. 

-No- susurro. 

No quiero, no quiero hacerle esto a Liu, no quiero hacerle daño con mis actos o con mis palabras, ahora que estoy en este estado.

Pero no puedo permitir que me toque. 

Las lágrimas resbalan por mis mejillas sin que yo pueda controlarlas. Estoy enfadada, furiosa, iracunda. La rabia se extiende como una enredadera dentro de mi cuerpo y clava sus espnas en mi corazón. 

Liu no ha dejado de mirarme. 

-Evolet...

Me levanto tambaleándome del suelo, sollozando y sin poder mirarle a la cara, temblando por la ira. 

-Voy a salvar a mi hermano. 

Camino hacia la puerta abrazándome a mí misma y bajo las escaleras. No espero que Liu me detenga, y no lo hace, así que voy hacia la cocina y cojo el cuchillo más grande que encuentro después de haber estado buscando por todos los cajones. Después, miro por la ventana del salón: el cielo se ha vuelto de color gris azulado y no creo que tarde mucho en anochecer. 

No miro atrás y salgo de la casa corriendo, yendo en dirección al bosque, dispuesta a enfrentarme a todo con tal de salvar a Josh. 

En cuanto encuentro la carretera, me encuentro cara a cara con el bosque que me tragó en varias ocasiones. 

Trago saliva y camino hacia él, dispuesta a dejar que me engullan los árboles y a entrar en, lo que me parece, un mundo paralelo a este. 

Súbitamente, algo tira de mi brazo con fuerza y me impide avanzar y poner mi pie derecho dentro del bosque. Pierdo el equilibrio, pero no caigo al suelo, sino que me sostienen. 

-¿¡Qué demonios crees que estás haciendo!?

Mis ojos se iluminan al ver a Jane sujetando mi brazo con una sola mano y una fuerza sorprendente. Impide que caiga al suelo de espaldas como quien sostiene una pluma que acaba de caer del cielo. Tiene su cuchillo en la mano, y se percata de que yo también estoy sujetando uno con la mano temblorosa. 

-Voy a salvar a Josh de ese monstruo. 

Entonces, Jane me suelta, y yo caigo al suelo sentada, sintiendo un dolor tremendo en mi trasero. 

-No lo conseguirás- sus palabras son como dagas que se me clavan en el pecho -. No así, sin un plan y yendo sin ningún tipo de precaución. Además, él es mucho más fuerte que tú, no durarías ni un minuto. 

Se me escapa un sollozo silencioso. Es verdad, pero no quiero darle la razón a la voz que me está comiendo la cabeza.

En realidad, hacía cosa de dos segundos ni siquiera me importaba. Con tal de que a Josh no le pasara nada, podría dar hasta mi propia vida y no me importaría nada.

-¿Dónde está Liu?- quiere saber ella. 

-En casa- respondo. 

-¿No te acompaña?- niego lentamente con la cabeza, mordiéndome el labio inferior. Jane está unos segundos en silencio, hasta que escucho que chasquea la lengua y, entonces, se agacha delante de mí. 

-Te ayudaré a salvar a tu hermano- decide, sin que yo le haya pedido nada -. Pero necesitas un plan, no puedes ir así como así. ¿Sabes a caso dónde está?

Niego lentamente con la cabeza, avergonzada. 

Ella se cruza de brazos sobre sus rodillas. 

-De acuerdo- habla -.Escúchame muy bien. No nos podemos permitir fallar, así que vas a tener que hacer todo lo que yo te diga.