Maldito pitido en sus oídos. Bajó la mirada hacia sus manos y de pronto le pareció verlas borrosas. Sentía a Lisa a su lado, le decía algo, pero no podía escucharla, porque lo único que hacía era repetirse una y mil veces esa última frase que había dicho el agente del FBI. Se levantó repentinamente y todo a su alrededor, pareció darle vueltas, sin prestar mucha atención, salió del despacho y cerró la puerta. Sin darse cuenta que detrás venía Lisa y que le había cerrado la puerta en la cara.
Cuando estuvo afuera y quiso buscar su auto, recordó que aún seguía en el taller de reparación. Maldijo mil veces por lo bajo, pero luego vio a su chofer y corrió hacia él.
-Llévame a cualquier parte lejos de aquí-pidió, intentando mantener la calma, pero se le estaba haciendo horrible las ganas de ponerse a gritar.
-¡Rosé! ¡Espera!
Vio que Lisa venía corriendo y enseguida se montó en el auto y cerró la puerta a toda velocidad.
-¡ARRANCA!-le gritó al chofer, desesperada.
El auto se encendió y enseguida se puso en movimiento, justo en el momento en el que Lisa intentaba abrir la puerta para meterse en el auto, pero sin lograrlo. En ese momento no quería escuchar nada. Sólo quería desaparecer, desvanecerse en el aire.
-¿A dónde exactamente, Señorita?-preguntó el chofer, mirándola por el retrovisor.
-Donde haya una cámara de gas.
El chofer sabía lo que eso significaba, así que no preguntó de nuevo. Aceleró y rápidamente salió de la urbanización, tomando el camino más largo hacia cualquier parte. Lejos.
Rosé volteó y vio que no la seguían. Sabía que había tomado el auto para hacerlo, pero no tendría oportunidad de encontrarla. No hasta que ella quisiera. Su celular comenzó a sonar y lo apagó sin siquiera ver el número. No podía pensar correctamente, no quería intentarlo siquiera, sabía que si lo hacía, caería y el dolor se haría más agudo, más fuerte. No la dejaría respirar. Bufó amargamente. Cerró los ojos en un intento desesperado por detener las lágrimas que se avecinaban, que sentía que caerían. El dolor en el pecho se estaba incrementando dolorosamente e inevitablemente cedería a la ira que sentía.
La probabilidad de que fuera su hermana eran de un 50%, contra el otro 50% de que no fuera más que de otra chica, pero le dolía pensar en ese porcentaje que sabía le llevarían al abismo. Quizá ya estaba en él y simplemente caería en otro. Se hundió en el asiento trasero del auto y se dejó vencer por la rabia, la ira, las ganas de mandarlo todo a la mismísima mierda, matar al maldito de Donghae...
Cerró la mano convirtiéndola en un puño y se hincó las uñas en la palma por la fuerza con que lo hacía. Se mordió el labio inferior con rabia, notando como poco a poco su vista comenzaba a nublarse. Pasaron aproximadamente 2 horas y seguía escapando hacia ningún lugar, se había recostado en la puerta del auto mientras veía por la ventana al sol ya casi oculto en el horizonte. Estaban cerca de donde siempre iba con sus padres cuando acampaban por un fin de semana.
-Dohyun, detente en el próximo mirador que veas, por favor-pidió. La voz la tenía ronca y la garganta la sentía seca.
-Enseguida, señorita.
El mirador mostraba una vista estupenda de Seúl, pero ahora le parecía cualquier cosa. Estaba comenzando a hacer frío y al alzar la vista vio que todo estaba poniéndose de mal tiempo. Iba a llover, pero no le interesó, se quedaría ahí un buen rato.
Apenas se sentó y las gotas de lluvia comenzaron a caer despacio, sólo llevaba un sweater y tomando la capucha se la colocó tapándose la cabeza. No iba a servir de mucho cuando comenzara a llover bastante, pero le daba igual.
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LO QUE ME GUSTA DE TI // Chaelisa -pausada-
Teen FictionRoseanne Park es una joven empresaria veinteañera con una vida rutinaria y monótona ,Rosé tuvo hacerse cargo de sus 4 hermanos siendo todavía muy joven ya que sus padres fallecieron en un trágico accidente ,Su vida solo está ligada al trabajo ,sus h...