5.- Pequeña familia

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- Definitivamente es un impostor - dijo cerrando la app - ¿quién se hace de apodos desde la primera conversación? farsante. - salió de su habitación con las mejillas ligeramente rosadas y una sonrisa avergonzada.

- Hey, Kurapika, estás bastante animado - notó Leorio al estar sentados juntos en la mesa - ¿alguna razón?

- ¿Conociste a alguien especial? - se metió Killua.

- No, fué un tonto idiota que se hizo pasar por un escritor famoso, ¿pueden creerlo? - contó el rubio intentando recibir opiniones diferentes.

- ¿Con qué motivo? - preguntó Leorio mientras repartía las pizzas, esa noche no planeaba cocinar y casi ninguna otra ya que era tiempo de exámenes en la facultad de medicina.

- No sé, chantaje, engaño, perversión, debió confundirme con una chica, pensó que me llamaba Kurta.- continúo el rubio.

- Mamapika Kurta.- reemplazó Killua haciendo reír a Gon.

-Sí. Digo No.- corrigió el rubio apenado de estar tan distraído.

-Eres como nuestra mamá, no te engañes.- insistió Killua.

- No soy tu mamá y limpiate la mejilla, tienes salsa de pizza.- regañó Kurapika- Gon, come más ensalada, te hace bien. - dijo pasándole una doble ración de lechuga con tomate.

- ¿Lo ves? las madres se preocupan por sus hijos. Por eso eres Mamapika. - molestó de nuevo el albino antes de seguir comiendo su pizza.

- Leorio, ayúdame. - pidió Kurapika sin poder defenderse.

- La verdad suena lindo - sonreía el mayor - sentirse como una pequeña familia, así ha sido desde el año pasado, ellos cumplirán 13 el año siguiente y tú 18.

- Será mayor de edad, ya se podrán casar. - a Killua nunca se le acaban las ideas para hacerlos enojar.

- ¡KILLUA, ERES UN MALPENSADO GROSERO! - gritó Kurapika perdiendo la paciencia, logrando que el albino saltara de la mesa huyendo del Kurta - ¡VUELVE AQUÍ! - lo siguió dejando a Gon y Leorio cenando solos.

- Apuesto mi ensalada a que lo atrapa. - dijo Gon con el montón de lechugas en el plato.

- Apuesto mi pizza a que no. - apoyó Leorio a punto de morder aquella pieza de peperoni extra.

- ¡Te tengo! - escucharon ambos desde el comedor seguido de un par de golpes.

- ¡Genial! no comeré ensalada hoy. - empujó el plato de lechugas hacia Leorio - Dame esa pizza.

- Ay, mi pizza... - se la entregó como hombre de palabra que era - ahora tengo tres ensaladas.

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