—Amo Killua, despierte. —Gotoh tocaba la puerta a primera hora del día, despertando al albino que había dormido sumamente mal.
—Vete, hoy no tengo clases. —renegó cubriéndose la cabeza con una almohada.
—Ya lo sé, por favor, abra la puerta. —insistió el hombre.
Killua se levantó de mala gana y obedeció la petición.
—¿Qué? —preguntó resignado.
—Vístase, daremos una caminata por los jardines. —ordenó con calma.
—Son las 6 de la mañana, no me interesa. —respondió Killua intentando cerrar la puerta de nuevo.
—Ya usó la función de chat en Abook, ¿cierto? — Fué directo al grano, evitando que Killua terminara de cerrar y en cambio le mirase a los ojos.
—¿Tú sabías de...
—Yo probé la aplicación antes de recomendarla a tus padres —explicó— conozco todas sus funciones, me gustaría que hablemos de eso, en los jardines, donde no hay vigilancia.
Con la intriga, Killua se apresuró a vestirse y acompañó a su tutor y mayordomo en un paseo alejado de la mansión, sin salir de los límites de la propiedad.
— ¿Porqué me hiciste usar esa aplicación si sabías que podía contactar a mis amigos? —cuestionó Killua pensando que podría ser una trampa planeada por sus padres.
—Talvez parezco una persona demasiado estricta, amo Killua, pero le aprecio más de lo que usted cree, estoy en contra de lo que su familia hace y me temo que pueda perder mi trabajo si se enteran, así que, no le diga a nadie sobre ese detalle.
— No les contaría nada aunque me torturaran para hacerme hablar.
—Le recomiendo mantener discreción cuando pretenda usar la modalidad de chat y no compartir información privada a menos de que la aplicación se lo permita.
—Gotoh, ¿cómo puedo denunciar a mis padres sin morir en el intento?
—Consiguiendo el apoyo de una figura más poderosa que sus padres, el dueño de una gran empresa, un reconocido inversionista, incluso un famoso o un político serviría. Lo que necesita es la influencia de alguien que esté a la altura de enfrentar a sus padres en un juicio. —opinó Gotoh.
Killua se detuvo un momento para sentarse en el borde de una fuente, dejando escapar un quejido de dolor.
— Anoche el idiota de Milluki me golpeó por negarme a cenar la porquería que preparó, cerdo imbécil, quería arrancarle las entrañas con un tenedor.
Gotoh se sentía indignado al enterarse que Milluki seguía violentandolo. Se acomodó los lentes y suspiró tomando una decisión.
—Me aseguraré de ser yo quien le prepare la cena de hoy en adelante.
—Gracias, pero no hace falta. —resongó sin poder evitar que su estómago rugiera de hambre, causándole un sonrojo de pena
—Entendido, ¿qué quiere para cenar?
—Emparedado de carne. —dijo apartando el rostro, haciendo que su mayordomo sonriera, enternecido con la característica actitud infantil de su amo.
En la ciudad de York, el escritor llegó a los barrios bajos en busca de la dirección que había guardado años atrás de uno de sus pocos amigos en quienes aún podía confiar, al menos más que en Pariston.
—¿Se supone que este es el departamento? —se detuvo en el pasillo de la última planta de un pequeño edificio viejo de 4 pisos — creo que me equivoqué.
—No, no te equivocaste. —dijo el hombre al que buscaba, apareciendo detrás suyo con una bolsa de plástico pequeña en la mano que contenía algunos víveres.
—Hisoka, ¿qué haces vestido... — lo miró de pies a cabeza notando que sólo llevaba un bóxer y una camisa que parecía no haberse cambiado en un mes — ...así?
—Es mi ropa de casa, pasa —abrió la puerta invitándolo a entrar — cuidado con las cucarachas.
Aquél contraste de hombre, estaba destinado a ser el nuevo manager del pobre escritor en apuros.
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ABOOK
FanfictionKurapika instaló una aplicación para lectores con tal de evitar las redes sociales, sin embargo, entre los grupos de su autor favorito conocerá un peculiar usuario que lo hará desear salir de casa nuevamente. Ninguna restricción le impedirá que se...