— Oigan, ¿no han notado que Kurapika ha estado de muy buen humor? — preguntó Gon mientras ayudaba a preparar la mesa para el desayuno.
Killua y Leorio iban a contestar que sí, pero en ese momento vieron todos cómo el Kurta entraba a la cocina maldiciendo cada objeto que se le atravesaba, con ojeras marcadas por no dormir bien y una mirada asesina.
— No, para nada. — respondió Killua.
— Kurapika, ¡buenos días! — saludó Leorio siendo ignorado por el rubio, que se servía café para seguir despierto — ¿Kurapika? — se le acercó para recibir su mirada cansada. — ¿qué te pasa?
— Yo... no lo sé, me siento un poco... — el rubio no podía ni mirar a sus amigos, estaba desvelado y nervioso.
— A ver, ¿tienes fiebre? — tocó su frente — ¿te duele algo?
— No, es... creo que estoy más desanimado que de costumbre...
— ¿Y cómo no? te la pasas día y noche en tu habitación — trató de llamarle la atención pero se dió cuenta de que no era el momento — ¿hay algo en lo que pueda ayudarte?
— No lo sé, necesito salir. — se dió la vuelta para regresar a su habitación con intención de cambiarse.
— ¿Quieres que te acompañe? — se ofreció el mayor.
— Prefiero ir solo si no te molesta.
— Entiendo, cuídate y cómprate algo, no te quedes sin comer.
Killua y Gon cruzaron miradas encogiéndose de hombros. Nadie sabía qué tenía su amigo, pero les preocupaba.
Una llamada le llegó por la mañana al distinguido manager, quien como cada día, se levantaba muy temprano para ir al gimnasio y de paso tomar el almuerzo. Al contestar mientras paseaba por una reconocida calle de tiendas departamentales, iba revisando su agenda, llena de citas con famosos, firmas de libros, citas personales y fiestas privadas.
— ¡Hola Pariston! — saludó la amable chica del equipo editorial — ya terminamos la edición del libro y estamos a punto de realizar la publicación, te llamo para preguntarte si hay algún cambio que necesiten hacer porque esta es su última oportunidad.
— ¡Hola Shizuku! no te preocupes, Chrollo está satisfecho con su libro y dijo que... — se detuvo al recordar la petición que recibió, metió la mano dentro de su bolsillo, ahí seguía la hoja — ¿sabes qué? acabo de recordarlo, Chrollo sí me pidió un favor, te paso el recado — respondió sin remordimiento, arrugando con su otra mano el papel que Chrollo le había dado y arrojandolo a un jardín ajeno.
La chica escuchó atentamente la petición aunque le resultó bastante extraña, pero se trataba del jefe y lo respetaba.
— ¡Claro! nosotros nos encargamos, ¡saludos al señor Chrollo! — comprendió Shizuku anotando lo que se le solicitó.
— Igualmente, querida, hasta luego. — finalizó la llamada y Pariston volvió a perder su sonrisa por un momento — Chrollo no necesita distracciones en esta etapa de éxito.
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ABOOK
FanfictionKurapika instaló una aplicación para lectores con tal de evitar las redes sociales, sin embargo, entre los grupos de su autor favorito conocerá un peculiar usuario que lo hará desear salir de casa nuevamente. Ninguna restricción le impedirá que se...