Llamada entrante
— Está marcando... — admiró nervioso, tomando el celular entre sus manos — por dios... Chrollo está llamándome.
Una esperanza gratificante comenzó a surgir mediante aquella señal, el escritor había accedido a llamarlo y de alguna le llenaba de gozo.
Tragó saliva apartando los nervios repentinos, no quería adelantarse, así que empezó hablando normalmente por si resultaba ser una equivocación.
— Hol... — recién contestó la llamada y no pudo terminar al escuchar la apresurada voz del otro lado.
— ¿Kura? — preguntó simple y directo, con aquella profunda e inconfundible voz, respondiendo así dos cuestiones. Sí era el autor y sí sabía quién era Kurta.1.
El rubio suspiró despacio, titubeando, con un nudo en la garganta, avergonzado y entusiasmado. Todo al mismo tiempo.
— S...sí... soy yo... — cerró sus ojos demostrando una sonrisa y confirmandole su identidad con una sola palabra — Kuro.
— Siento haberte hecho dudar tanto. Debí decírtelo desde el principio. — se disculpó el escritor.
— No es tu culpa, no podías explicarlo y lo entiendo.
— Creo que ambos estuvimos preocupados por el otro, no sabes lo que me alegra oír tu voz por primera vez. — elogió Chrollo, aliviado de poder hablar sin pausas ni restricciones.
— Tu voz es mucho mejor. — devolvió el elogio.
De pronto, un sonido repentino avisó a Chrollo que la llamada se cortaría en un minuto, palabras que también fueron escuchadas por el Kurta.
— Maldición, olvidé eso, mi celular está intervenido bajo contrato, no puedo recibir llamadas que no pertenezcan a una empresa y estas se cortan y bloquean al primer minuto. Lo lamento...
— ¿Qué? espera, ¡Chrollo! escucha, yo trabajo en... — la llamada se había cortado — empresas... Nostrade.
La tarde se le había ido y era momento de salir, el señor Nostrade acompañó a Kurapika fuera del edificio mientras hablaba de los muchos negocios que manejaba y la esperanza que depositaba en él como mano derecha.
Kurapika escuchaba atentamente pero a la vez sus manos se mantenían temblorosas dentro de los bolsillos de su abrigo.
Tendría que lidiar nuevamente con la ansiedad de no poder comunicarse hasta el siguiente día, pero al menos ya no tenía duda alguna de que era el verdadero Chrollo.
— ¿Qué estará pasando con él? no es normal que un autor tenga tantas restricciones. — pensó mientras tomaba un taxi de regreso a casa.
Sus pensamientos terminaron por desvanecerse cuando llegó a la puerta donde estaban Leorio y Gon mirando a la nada, desconsolados.
Se habían llevado a Killua.
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ABOOK
FanfictionKurapika instaló una aplicación para lectores con tal de evitar las redes sociales, sin embargo, entre los grupos de su autor favorito conocerá un peculiar usuario que lo hará desear salir de casa nuevamente. Ninguna restricción le impedirá que se...