Kurapika se sentó bajo un árbol en el parque que estaba más cerca de la casa y se deshizo en llanto, no sólo por el comentario de Killua, sino por todo lo que había acumulado en su corazón desde la muerte de sus padres y demás familiares.
Haberse dejado consumir en el lamento y culpa permanentemente desde ese entonces, abandonando los estudios, el trabajo e incluso las ganas de socializar. Todos esos pensamientos regresaban al mismo tiempo y ya no podía soportar vivir así.
— Tampoco quiero ser una carga... — susurró al terminar de desahogarse en soledad, en esa fría oscuridad nocturna de vientos fuertes.
Regresó tarde, los chicos se habían dormido sin cenar y Leorio se quedaría con su grupo de desvelo, por lo que entró a su habitación y contactó a Neón Nostrade.
— Mmm... ¿quién llama a esta hora? — estiró su mano entre sábanas y contestó bajo las mismas — ¿hola?
— Neón, soy Kurapika, lamento si te desperté.
— ¿Kurapika? ¿estás bien?
— Sí, sólo quería decirte que, acepto el trabajo.
— Oh, ¡genial! te enviaremos una laptop a tu casa.
— No, en realidad me gustaría trabajar directamente en una oficina, ya no quiero estar en casa.
— ¿Y ese cambio?
— Te lo contaré después, por favor, duerme tranquila. — dijo esperando que se despidiera — ¿Neón? — escuchó un ronquido del otro lado de la línea, así que tuvo que colgar. — no tengo opción, no dejaré que otro amigo se vaya.
Quién diría que su primer día de trabajo en Empresas Nostrade le cambiaría bastante la vida.
— ¡Bienvenido Kurapika! — lo recibió puntualmente el padre de Neón a las 7 am en las grandes puertas del edificio — estaba ansioso por tu llegada, entra, por favor.
— Señor Nostrade, es un placer trabajar en su empresa.— se inclinó reverenciando al respetable hombre.
— Para mi es un mayor gusto el tenerte en el equipo — palmeó ligeramente su hombro — ven, te mostraré tu oficina.
Kurapika sentía pena de ser atendido personalmente por el padre de Neón, le parecía extraño y sus sospechas aumentaron cuando llegaron a su destino, en el penúltimo piso del edificio, toda la planta era una sola oficina.
— Aquí es. — dijo orgulloso el exitoso empresario.
— Eh, esta no parece la oficina de un empleado cualquiera. — comentó buscando algún espacio pequeño y distante de aquél enorme escritorio de cristal rodeado de hermosos ventanales y archiveros perfectamente organizados, decorado con plantas y figuras de alto valor.
— Porque no eres un empleado cualquiera — sonrió Nostrade acercándose al escritorio para abrir una carpeta con los documentos que Kurapika envío por correo — conozco tu capacidad desde hace años gracias al apoyo que le diste a Neón en el colegio y leí tu currículum, dado tu increíble talento, lo decidí desde que supe que aceptaste venir a la empresa, vas a ser mi mano derecha.
— ¿Qué? — se quedó incrédulo — ¿entonces esta es la presidencia?
— No, esta es tu oficina como segundo al mando de ahora en adelante, si lo aceptas — mostró el contrato de gran importancia que preparó exclusivamente para él — joven vicepresidente Kurta.
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ABOOK
Fiksi PenggemarKurapika instaló una aplicación para lectores con tal de evitar las redes sociales, sin embargo, entre los grupos de su autor favorito conocerá un peculiar usuario que lo hará desear salir de casa nuevamente. Ninguna restricción le impedirá que se...