13.- Progreso anulado

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Chrollo se alejó de la reunión y salió del club para irse a casa, lo único que deseaba era relajarse como le gustaba, a Pariston nada más le llamaba la atención la popularidad, ni siquiera sabía porqué en un principio fueron amigos.

Entró a su departamento y se lanzó a la cama, quitándose los zapatos para luego desbloquear su celular, que quedó ahí desde que se habían ido.

Desbloqueó la pantalla y entró en Abook para llevarse una gran mala sorpresa. No aparecía la conversación con Kurapika.

— ¿Cómo pasó esto?

Actividad reciente:

Rechazaste solicitud de confianza de Kurta.1

Bloqueaste a Kurta.1

— No es cierto... qué mierda.

Desbloquear a Kurta.1

Enviar mensaje.

— No, no me deja, su perfil volvió a ser anónimo para mi, con el bloqueo nuestra solicitud de preferencia también fué deshecha, qué mala suerte... — respiró profundo a medias para luego tomar un vaso de cristal y arrojarlo contra la pared — ¡QUE MALDITA MALA SUERTE!

El padre ficticio de aquél grupo de amigos preparaba la cena, en eso, la puerta principal fué abierta para recibir la llegada de los dos jóvenes estudiantes de secundaria.

— Hola chicos ¿cómo les fué en la escuela? — preguntó Leorio recogiendo sus mochilas de la entrada.

— ¡Bien! ¡hoy Killua se peleó con el bravucon de último año! ¡fué genial!

— ¿Los dejan hacer eso? — se sorprendió el mayor revisandole la cara a Killua para ver si no estaba lastimado.

— No, le dije a Gon que no dijera nada pero qué más da. — le lanzó una mirada asesina a Gon por chismoso — Como sea, me pusieron un reporte, mañana debe ir un tutor a hablar con la directora o me suspenderan otra vez.

Killua tenía una actitud tan desastrosa por la educación permisiva que recibió en casa y eso le conllevó conflictos escolares frecuentemente, por lo que había sido suspendido dos veces durante su primer año de secundaria.

— Chicos, no puedo hacerlo yo, saben que tengo exámenes finales. — se preocupó Leorio y después vió al rubio salir hacia el comedor — Kurapika, ¿crees que tú puedas...? — de nuevo fué ignorado ya que el Kurta no se despegaba nunca de su celular — ¡Kurapika! — subió la voz causandole un ligero susto.

— ¡¿Eh?! oh, yo, si, sí, lo que digan — respondió rápidamente sin escuchar nada de lo que estaban hablando.

— Bien, Kurapika lo hará, no te preocupes, Killua, ahora vayan a ponerse la pijama y lavense las manos para cenar.

— ¡Gracias! ¡los queremos! — respondieron los dos como si se leyeran la mente.

El estudiante de medicina se rascó la cabeza, la situación era difícil pero la universidad no le estaba permitiendo resolver los problemas que poco a poco se acumulaban en la casa y necesitaba ayuda.

— Kurapika, tengo que hablar contigo.

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