— ¿No llegó el tutor? — interrogó la directora a la profesora del chico.
— No, me temo que nadie vino.
— Llama al muchacho. — ordenó sacando de su escritorio la carpeta con sus documentos.
La maestra asintió obediente y se dirigió al aula donde se encontraba, entre juegos y risas, los alumnos pasaban el rato hasta que ella entró.
— Bien, chicos, por favor, anoten la tarea de mañana que proyectaré en el pizarrón — pidió encendiendo su laptop y mientras el proyector mostraba la imágen, ella aprovechó el silencio — excepto tú, Killua, te llaman en dirección.
El silencio incómodo no se hizo esperar, Gon cruzó una mirada triste con él, sabían lo que eso significaba.
— Killua Zoldyck. — leyó su nombre en el archivo con sus datos — como tus tutores no vienen a las juntas y tampoco accedieron a hablar conmigo tras tu último reporte, lograste el máximo límite de suspensiones e incumplimiento de normas de la escuela. Por lo tanto, no me dejas más opciones — le entregó una hoja firmada por ella donde sentenciaba su castigo — quedas expulsado permanentemente de este colegio. Te pido que recojas tus cosas del casillero y le avises a quien esté a tu cargo que tus padres irán por ti.
— ¿Qué? — la sangre se le fué a los talones al escuchar lo último. Sus padres ni siquiera sabían dónde estudiaba ni con quién vivía, el terror lo invadió entero.
— La irresponsabilidad que han demostrado tus cuidadores es tal que me he visto obligada a comunicarme con tus padres, Killua, tus amigos no son tu familia, tienes que regresar a tu hogar.
— ¡Pero...
— Eso es todo. Retírate.
Como al chico Zoldyck se le formó un nudo en la garganta, tomó la hoja y salió de la dirección, se dirigió a su casillero y guardó lo que más le importaba en su mochila, el resto de libros y artículos escolares los dejó regados por el suelo hechos pedazos.
Esperó a Gon en la entrada pero no dijo nada en todo el camino y aunque eran tan buenos amigos, el moreno prefirió no hacer ningún comentario, pues durante ese que parecía un eterno trayecto a casa lo escuchó sollozar con la cabeza agachada.
Killua jamás había llorado así y sabía que no era por la expulsión, algo malo estaba por pasar.
ESTÁS LEYENDO
ABOOK
FanfictionKurapika instaló una aplicación para lectores con tal de evitar las redes sociales, sin embargo, entre los grupos de su autor favorito conocerá un peculiar usuario que lo hará desear salir de casa nuevamente. Ninguna restricción le impedirá que se...