42.- Contratado

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—Chrollo, viejo amigo, ¿a qué debo tu inesperada visita? —saludó Hisoka acercándole un banco ya que apenas y contaba con muebles en aquél departamento.

El escritor tomó asiento evitando hacer contacto visual con los diversos insectos que merodeaban por el suelo, entre los desechos de comida rápida.

—Recordé... tus buenas habilidades de comunicación para los negocios. —elogió ignorando el desastre.

—Gracias, es mi talento poco apreciado. —respondió Hisoka ofreciéndole sobras de papas fritas.

—No, gracias, acabo de comer. Como te decía... creo que estás desperdiciandolo, ¿no te gustaría trabajar como manager?

—No, gracias, soy mi propio jefe. —Rechazó el pelirrojo, dejando a Chrollo estupefacto con la terrible situación de su amigo.

—Hisoka, no sé si alguien te lo ha dicho o siquiera lo sospeches, pero eres un holgazán que vive en una bodega con cucarachas y apenas puede salir el mes bebiendo café soluble y papas rancias.

—¿Porqué de repente te interesa darme trabajo? —preguntó Hisoka sin sentirse ofendido, más bien, le daba curiosidad que Chrollo fuera tan directo e insistente ya que solía evitarlo por su actitud irracional.

—Despedí a Pariston. —confesó Chrollo sin rodeos.

—Ese cretino engreído, ya era hora, te estaba consumiendo como si fueras una mina de oro, con razón estás aquí sin tu ejército de guardaespaldas. —se burló rompiendo el hielo tras saber que podían hablar sin medir sus palabras.

—Se volvió un tirano. Estaba metiéndose en mi vida personal. —se quejó Chrollo sacando su disgusto a flote.

—Para empezar nunca debiste aceptar que fuera tu manager.

—No tenía opción. Me amenazó.

—Interesante. Cuéntame los detalles. —inquirió Hisoka acercándose para escuchar con más claridad.

—No sé si debería hablarte de ese tema...

—Bueno, si voy a ser tu manager me gustaría saber a qué me estoy enfrentando.

Chrollo entendía que podía confiar en Hisoka más que en Pariston, y con su carrera en juego, no había mucho que pudiera perder.

—¿Recuerdas cuando murieron mis padres en aquél accidente? todos fallecieron, excepto yo. Por mucho tiempo pensé que era mi culpa, pero conocí a un chico hace poco en un foro de lectura y resultó ser el último sobreviviente del clan Kurta.

El pelirrojo se lo tomó por sorpresa, incluso para él era una novedad descubrir que un Kurta sobrevivió, dadas las terribles circuntancias y lo difícil que fué de investigar el caso años atrás sin ningún ser vivo del clan.

—Podría ser el único testigo que conozca más sobre el caso, ¿ya le preguntaste algo?

—No me atrevo, es difícil de mencionar ya que fuí sospechoso del crímen, además... me gusta el chico.

Con la última frase, Hisoka sonrió con picardía, jamás había escuchado a Chrollo decir que alguien le gustara.

—¿Qué edad tiene?

—17. —contestó Chrollo dejando a Hisoka en silencio.

—¿Quieres que te arresten? es menor de edad.

—¡No soy un pedófilo! A tí no te han arrestado y eres peor que yo.

—Lo mío es un fetiche... ya voy al psicólogo. —mintió girando la vista al suelo.

—Claro, ¿le pagas con cucarachas? —dijo Chrollo haciendo que el otro sonriera, ya no tenía armas para seguir evitando la oferta.

—Tú ganas, seré tu manager, pero quiero el 70%

—Vivirías bien incluso con un 2%, no es como si notaras la diferencia.

—La verdad no me importa cuánto me pagues, me da igual.

—Te compraré bungegums.

—Hecho. Esclavizame.

—Qué facil eres, debí comenzar por ahí.

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