CAPITULO 42

207 38 58
                                    

León

Uno de los cacharros a los que estaba conectada Dani empezó a pitar.

Me levanté como si tuviera un resorte que me empujara hacia arriba.

Puse la mano sobre la cama y miré cada cable con la esperanza de que se hubiera desconectado alguno, pero ninguno estaba suelto.

El aviso era por algo bien distinto.

Escuché a Danielle respirar raro y sentí que la habitación se hacía demasiado pequeña.

Tom llegó apresurado, quitándome de en medio.

Me aparté para que hiciera su trabajo, con las manos a la cabeza.

Tomó la mano de Dani y le echó el ojo al pulsioxímetro.

Sus labios. Su piel. Y hasta sus uñas tenían un aspecto azulado.

— Saturación por debajo de noventa por ciento —habló como si hubiera un apuntador en el cuarto.

Hasta las paredes gritaban que eso no debía de ser bueno.

— No necesito intubarla —pensaba en voz baja, lo suficiente como para que pudiera escucharle.

Cogió la mascarilla de oxígeno y se la colocó.

— Tom... —le nombré atemorizado.

Necesitaba que me dijera que estaba bien pero siguió sin decirme nada.

Dani emitía unos ruidillos extraños, le faltaba el aire.

Palpó su cuello observando algo en él.

— La vena está distendida —murmuró para él mismo.

—Tom... —endureciendo mi petición.

Le hubiera rogado al Sol.

Me miró.

— La saturación en sangre es bajo, por eso está pitando.

— ¿Qué significa eso?

Tom continuó atendiendo a Dani.

— Insuficiencia respiratoria.

Tragué el nudo de mi garganta y mastiqué esa angustia.

Tom seguía toqueteando aquí y allá esos trastos pero, aunque miraba, dejé de ver.

— El nivel de dióxido de carbono se está elevando —iba a peor.

Salió corriendo de la habitación y regresó con otra máquina de las suyas.

— Voy a hacerle un ecocardio —preparándola.

¿Eco qué?

Destapó a Dani.

Le colocó una mano sobre el abdomen y estiró la otra.

Le dobló la pierna derecha, con mucha delicadeza y miró hacia mi dirección.

— Ayúdame a girarla.

Cada uno a un lado de la cama.

Él guió su cadera mientras yo empujaba un poco desde el omoplato.

Parecíamos mover un cuerpo muerto.

Ordené callar mis pensamientos y seguí ayudando a Tom.

— Cuidado con el cuello, León.

Y eso hice.

Danielle quedó de lado.

— Ponle una almohada en su espalda.

Tom le colocó unos electrodos y, mediante una sonda con gel que pasaba por el lado izquierdo de su pecho, analizó las imágenes en pantalla.

— Con esto sabré qué ocurre.

Movía el manguito a la altura del corazón, haciendo presión.

Vio lo que necesitaba y lo dejó.

— La presión arterial baja —alertándome, por si no lo había hecho ya.

No pintaba nada bien.

Le puso un líquido en vena.

Lavó por enésima vez sus manos, se puso otros guantes de látex de un  color morado, cogió una bandeja y ordenó lo que necesitaba en ella.

Una aguja. Un catete.

No atiné a ver más. No quise. No pude.

— Pericardiocentesis —mencionó, desinfectando el área.

— ¿Qué? —estaba más perdido que un sordo en un dictado.

— Antes de que entre en shock —Tom hablaba solo.

Me miró.

— Tengo que drenar el líquido del pericardio.

Supuse que eso fue un intento de que yo supiera lo que estaba pasando pero no entendía una jodida palabra.

Terminó de limpiar la zona, por debajo del esternón y le introdujo una aguja en el pecho.

Figlio di puttana! [Hijo de puta] —llevando mis manos a la nuca, di la espalda.

Insulté y recordé todos los miembros muertos de quien deseé borrarle la cara.

Tom le estaba extrayendo a Dani sangre del puto pecho.

— León, ella no se está enterando de nada.

Hizo un intento por suavizar lo que estaba pasando pero pudo ver perfectamente cómo me rompía en dos.

Hice una bola, juntando todo ese dolor, y me la tragué.

No podía venirme abajo.

Iba acompañarle a donde fuera, pasara lo que pasara.

Me acerqué a ella y acaricié su pelo hasta que Tom terminó, cerca de media hora.

— Ya está —retirando el material que ya  no necesitaba.

Aprovechó para dejarle el catete conectado al corazón.

— Tengo los monitores enlazados al portátil pero sigue supervisando la temperatura. Si baja a treinta y cinco o le da fiebre, avísame.

Asentí.

— Me pasaré cada diez minutos —fue lo último que pude escuchar.

Todo mi mundo se desvanecía sin ella.

@KiraBodeguero


¡¡Doble capitulito por aquí!! 👀

Espero que no estén sufriendo demasiado.

¿Qué creen que pasará?

Y lo más importante,
¿qué les gustaría que pasara?

Déjenme en comentarios qué les pareció, me encanta leeros.
Seguro nos echaremos unas risas.

~

~

Me hace mucha ilusión compartir con vosotros que me animé a participar en un concurso (aquí en Wattpad).
Si les apetece les diré que tal fue.
Por ahora, estamos en la primera fase, ¿pasaré a la siguiente?

Muy agradecida por todo el apoyo que le están dando a la historia.

Nos leemos muy pronto ❤️

Todo por amor (+18)© ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora