CAPITULO 51

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Danielle

Nueve de la mañana.

Dos toques secos sobre la puerta del baño provocaron que la madera vibrara hasta resonar en mis tímpanos.

El largo silencio en el que había permanecido sumergida se rompió de repente con lo que para mí fue un verdadero estruendo.

Esos ligeros golpes me sobresaltaron al instante, despegándome de esos pensamientos de los que no lograba desprenderme, como si pudieran escapar de mí o yo de ellos.

Llevaba un buen rato metida en el aseo atrapada en algo que se repetía en mi cabeza como una cinta sin fin.

Fue en ese preciso momento y gracias a ese aterrizaje forzoso cuando logré ser consciente de que me encontraba tirada en el frío suelo, al lado del retrete.

Encogida, abrazando mis propias piernas y apoyando mi espalda sobre una de las paredes.

¿Cuánto tiempo llevo así?

En realidad, llevaba demasiado, incluso más de lo que pensé.

Simplemente lo había olvidado.

¿Cómo era eso posible?

Había olvidado a un ser que se hacía pasar por persona.

Obviamente alguien me había escuchado llorar.

Apacigüe mi llanto como pude, tragándome cada una de esas palabras que se pronunciaban con una desagradable rotundidad en mi cabeza.

«Te quiero, mucho»

Esa voz me ahogaba, ahora sin necesitar estar cerca.

Hice el imposible esfuerzo, de digerir ese nudo en la garganta en un intento por recomponerme, antes de que mi vista se alzara dirección a la puerta.

— Dani, abre. Soy Rachael.

Ella parecía impaciente, y yo me estaba demorando demasiado.

Sequé mis lágrimas y despegué mi culo acartonado del piso.

Mis manos me ayudaron a terminar de levantarme y quité el cerrojo con cierta torpeza.

— ¿Estás sola? —le pregunté entreabriendo la puerta.

— Sí, déjame pasar. —Me animó una vez más.

Terminé de abrir, entró y cerré de nuevo.

— ¿Has discutido con Hugo?

Lo negué.

Cogí papel, me senté en la tapa del retrete y soné mi nariz.

— ¿Es por qué ha vuelto a salir temprano hoy sin decirte nada?

— No. —Hipé. — Él no tiene nada que ver, Rachael.

— ¿Entonces qué te pasa?

Devolví mi mirada al suelo, como si algo paralizara mis ganas de hablar.

Había pasado tanto tiempo callando que no sabía como hacerlo ahora.

Me hubiera gustado haber podido borrarlo de mi mente, eso sin duda hubiera sido lo más fácil, pero eso tampoco cambiaría nada de lo que me había hecho.

Julliam apareció de nuevo en mis recuerdos, al principio quise convencerme de que tan solo era un mal sueño, pero cuando estás despierto es cuando te das cuenta de que no puedes salir de la pesadilla.

Todo por amor (+18)© ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora