Danielle
Se hizo la noche, y aún no sabía nada de Hugo.
Era como si se lo hubiera tragado la tierra.
Paseé sin rumbo por la casa, recorriendo algún que otro pasillo, ya no sabía que más hacer.
No había conseguido que ninguno de sus cachorros me dijera una sola palabra, y él tampoco había hecho acto de presencia en todo el día.
¿Qué estarás haciendo, Hugo?
Era la pregunta que rondaba por mi cabeza.
Decidí sentarme en el sofá del living, a altas horas de la madrugada.
Mis párpados medio dormitaban pero estaba bien despierta, era como si se me hubira olvidado como se hacía eso de dormir sin él.
Me tapé con la manta grisácea que había a un lado, y cogí el libro que se había dejado Rachael por allí.
Era una de esas novelas donde acaba muriendo el protagonista de ojos claros.
Cerré la tapa de sopetón.
Desvíe la mirada y me distraje con la luz tenue que tenía alumbrándome, pero no pude evitar dejar de hacerme preguntas sin respuesta.
Más te vale que estés bien...
Miré el reloj de la pared como un millón de veces antes de verle llegar.
Los cerrojos de la entrada resonaron por todo el vestíbulo hasta llegar a la sala donde me encontraba.
Alguien iba a entrar, y no podía ser nadie más que él.
Me incliné y le miré, creo que disimuladamente, antes de volver a mi posición.
Suspiré aliviada.
Está bien.
Escuché como cerró la puerta de casa y el sonido de sus pasos acercándose a la sala, pero no me moví.
Las características pisadas de sus zapatos caminaron por detrás del sofá hasta pararse justo detrás de mí, y me dio un beso en la cabeza.
— Voy a ducharme. —Me dijo como si nada.
No parecía tener la más mínima intención de contarme nada.
Avanzó, para subir a la habitación.
— Hugo. —Le llamé, sin hacer un solo movimiento. Acababa de decidir algo. — Voy a volver a casa.
Él se detuvo en seco, pero ni se giró.
— Vale.
¿Había dicho lo que yo había entendido?
— ¿Vale? —Pronuncié sin terminar de creérmelo.
Me volteé, apoyando mis brazos en el respaldo del sofá, y le puse los ojos encima.
No podía estar hablando en serio.
Hugo se quedó clavado ahí, dándome la espalda.
No me dijo nada más.
Quedarme ahí sentada como una estatua no era ninguna opción factible.
Fui con él, puede que algo molesta, hasta tenerlo cara a cara.
— ¿Eso es todo lo que tienes que decirme?
Hugo expulsó aire por la nariz, antes de responder.
— Sí.
Simple, vacío y contenido, al mismo tiempo, parecia bastante seguro de lo que decía.
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Todo por amor (+18)© ✔️
RomanceNo esperes la típica historia romántica, tampoco un cliché de mafia. Lee el prólogo, si no te gusta deja de leer ❤️ ▪️BOOKTRAILER disponible en Instagram, puedes encontrarme como @KiraBodeguero. 🏆Ganadora en la categoría mafia/policiaca de los #Red...