Estaba mirando televisión en la cama, cuando de pronto escuchó un ruido en el pasillo del edificio, se trataba de un grito agudo, dudó si salir o no, hasta que lo volvió a escuchar. Sin titubear, abrió la puerta y solo se encontró con un corredor oscuro, no hallaba el interruptor.
—Hola... —atinó a decir, pero nadie le contestaba.
Hasta que de pronto, una luz pareció resurgir desde donde estaba, una luz naranja, era fuego, una pequeña llama de fuego. Se asustó, parecía no haber nadie en los otros departamentos, así que iluminó la totalidad del pasillo con la luz tenue de su teléfono y allí la vio, una rubia transitando la adolescencia, asustada, sollozando y, ni bien se acercó a ella, comenzó a gritar y a incendiarse poco a poco.
Ana se levantó bruscamente, transpirando, todo había sido un mal sueño, nada más que eso, con su respiración aún agitada, notó que sus manos estaban calientes, no comprendía la razón por la cual se encontraban de esa forma. Intentó tranquilizarse pensando que ese era el gran día, pues empezaría su trabajo en el colegio y al fin podría recolectar toda la información que precisaba. Pese a la amargura de aquella pesadilla, estaba ansiosa por empezar la novela que relataría la misteriosa desaparición de Verónica Warren, pero para eso, necesitaba saber quién era aquella joven, "pequeño detalle", ironizó.
Comenzar una hora antes en la editorial fue mortal, estaba muy cansada y aburrida, y pensar que debía iniciar otro turno hasta las siete de la tarde la inducía a creer que realmente era una locura, si bien la jornada laboral era casi la misma, jamás se había movido del mismo sitio, pues ahora, debería gastar parte del sueldo en nafta, para acercarse a comenzar una nueva labor, que, dicho sea de paso, no necesitaba. Además, haciéndose pasar por otra persona, lo único que le quedaba era rogar que nadie la descubriese porque robar una identidad es un delito, "¿qué estoy haciendo?", se decía una y otra vez, quizá sería prudente charlarlo con alguien, recibir algún consejo, pero no, decidió guardarse ese secreto, ella misma sería la única conocedora de la existencia de Eva Medina.
Solo tuvo tiempo de comer una ensalada bien cargada, se puso su piloto antes de salir, pues anunciaban lluvias toda la semana, y se marchó rumbo al colegio, realmente estaba ansiosa. Puso la radio, amaba la música y así, el trayecto sería más ameno. Ya casi estaba llegando a destino, pues se veía la cúpula del colegio y, fue en ese preciso momento cuando cruzó corriendo aquella muchacha.
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LA DESAPARICIÓN DE VERÓNICA WARREN
Mystery / Thriller"Hace frío allá afuera" fueron las palabras que la condenaron. Ana es una escritora amateur que, por falta de inspiración, se concentra en el caso de la misteriosa desaparición de una jovencita de la que nadie parece saber nada, aunque muchos son...