Las luces del pasillo del hospital se fueron prendiendo una por una, Ana destapó sus ojos corriendo las manos que los apresaban y, su corazón se tranquilizó al ver a la enfermera delante de ella mirándola extrañada, como el resto del personal del hospital y algunos pacientes. La joven enfermera la condujo hacia la habitación y la invitó a acostarse, además, le pidió explicaciones de aquella inusual situación.
—Estuviste dando vueltas en el pasillo como si estuvieras en otro mundo, perdida, desorbitada... Como me llamó la atención, me acerqué a vos y horrorizada empezaste a correr sin rumbo, hasta que te topaste con la pared.
Ana prefirió no comentar nada acerca de la joven sentada en la sala de espera, y de la caída repentina de su cabello, prefirió no decir ni una sola palabra, pues callar era la mejor opción.La enfermera se levantó de la silla y salió por el pasillo, Ana se quedó sola en la cama, pensando, incluso temblando. Una comezón se hizo presente en su hombro derecho, la cual se fue intensificando cada vez más, se corrió un poco la bata para poder rascarse mejor y en eso, tomó con sus manos el causante de aquella repentina comezón: ¡un mechón de cabello rubio! Desprendió un grito y, acto seguido, arrojó aquel mechón al suelo, mientras lloraba del miedo ¿Cómo era posible? ¿Acaso no se había tratado de una ilusión?
—¡Me quiero ir! —gritó.
La enfermera que había sido tan amable con ella apareció caminando ligero, le limpió las lágrimas y se quedó a su lado hasta que se le pasase el ataque de nervios.
Una vez que Ana se hubo tranquilizado, la joven le aseguró que podía irse si así lo quisiera, pero que no la notaba repuesta, que si prefería podía quedarse una noche más, sin embargo, Ana así no lo deseaba, pese a la buena atención de aquella muchacha, no se sentía segura en aquel sitio, por lo tanto, decidió marcharse.
Una vez afuera, respiró hondo tres veces, pues los hospitales la asfixiaban, era el momento de ir en busca de aquella mujer y pedirle explicaciones, tenía muchas cuestiones que aclarar: ¿por qué le dio de comer una tarta en mal estado? ¿Por qué la sacó de la casa y la tiró en la calle? ¿Por qué conoce el cuarto de castigos? ¿Por qué sabe de Verónica Warren? De repente un pensamiento fugaz se cruzó por su cabeza y una palabra salió de su boca:
—¡Víctor!
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LA DESAPARICIÓN DE VERÓNICA WARREN
Misteri / Thriller"Hace frío allá afuera" fueron las palabras que la condenaron. Ana es una escritora amateur que, por falta de inspiración, se concentra en el caso de la misteriosa desaparición de una jovencita de la que nadie parece saber nada, aunque muchos son...