Se acercó al oído de Ana y le susurró— Verónica Warren.
Horrorizada dio tres pasos hacia atrás y se llevó las manos a la boca mientras veía como la niña de piel de porcelana se sujetaba el cabello en un rodete.
—¿Qué sabés de ella? ¿Quién es Verónica Warren?
—No deberíamos estar acá.
—¡¿Quién es Verónica Warren?!
—No me levantes la voz, creeme que...
Ana tomó fuertemente el brazo de Isabella y la sentó de un solo movimiento en la cama— ¿Quién mierda es Verónica Warren? Me lo vas a explicar, ahora.
Ante tal pedido, la joven quedó sin habla y asintió con la cabeza.
—Yo no conocí a Verónica —explicó—, es como si fuera una leyenda urbana que solemos contarnos entre todas para darnos miedo.
—¿Leyenda urbana?
—Claro, un mito.
—Ya sé lo que es una leyenda urbana Isabella, pero no puede ser, sé que Verónica desapareció, no es una leyenda, lo leí en el diario.
—¿En qué diario Eva? No. Sé que Verónica Warren desapareció hace tres años, yo no estaba acá, ingresé hace dos.
—¿Y qué le ocurrió?
—No lo sé, acá nadie quiere contar nada, su nombre está prohibido.
—¿Quién es Rosa López?
—Eso no lo sé.
—Trabajaba acá como auxiliar.
—No tengo idea.
Ana continuó haciendo sus quehaceres, pues Isabella, realmente no sabía nada, lo de asustarse con Verónica Warren era solo un juego de niñas, lo que le extrañaba era el hecho de que hubiera desaparecido un año antes de que ingresase Isabella, y, aun así, pese a la cercanía temporal, ya la hayan transformado en una leyenda. Sin dudas de que la única manera de averiguar algún dato fehaciente, era encontrar a esa tal Rosa López, pero cómo y dónde empezar.
Terminó de limpiar el piso del pasillo e ingresó a descansar un rato en la sala de auxiliares, donde las tres mujeres, incluida ella, que trabajaban allí, podían abandonar por un momento sus tareas. Ambas se encontraban tomando unos mates y charlando casi susurrando, hasta que Ana ingresó, en ese entonces se llamaron al silencio.
—No es necesario que dejen de hablar porque yo entré —dijo mientras tomaba asiento.
—Ya terminamos de hablar —musitó la más vieja, y diciendo esto, se retiró dejando a Ana junto a Cecilia.
Ambas se miraron y, ante la mirada torturadora de la primera, decidió bajarla, Ana, aun mirándola, le preguntó, sin titubear— ¿Quién es Rosa López?
—¿Eh? —Levantó, ante tan sorpresiva pregunta, la mirada.—¿Quién es Rosa López?
—No sé.
—Sí que sabés, ella trabajaba acá, renunció o la echaron, eso no lo sé, pero necesito que me digas quién es y dónde encontrarla.
—Creo que no me escuchaste bien —respondió, de pronto, levantándose de la silla— No tengo idea de quién es Rosa López.
Últimamente indagar se había convertido en su pasatiempo y la cavilación en un estilo de vida, pues no cabía en su entendimiento el hecho de que todos fueran tan esquivos. De repente, su mirada se iluminó, sabía quién podía ayudarla a encontrar a Rosa López... Juan.
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LA DESAPARICIÓN DE VERÓNICA WARREN
Misterio / Suspenso"Hace frío allá afuera" fueron las palabras que la condenaron. Ana es una escritora amateur que, por falta de inspiración, se concentra en el caso de la misteriosa desaparición de una jovencita de la que nadie parece saber nada, aunque muchos son...