Capítulo IV

2K 341 67
                                    

Yoongi abrió los ojos en medio de la noche.

Su cuerpo temblaba y sus piernas estaban pegajosas desde los muslos.
Su cabeza dolía y sus manos sudaban.

Se sentó con el corazón agitado y abrió la cortina de la ventana para ver que ocurría, notando que sus muslos estaban empapados de su lubricante natural.

Oyó a su lobo aullar y llevó su mano a su cien para intentar aliviar el dolor de cabeza que eso le provocó.

Se puso de pie, con las piernas temblorosas y salió de su cuarto.
Caminó por el largo pasillo sosteniéndose de las paredes, hasta que llegó a la única puerta del piso donde sabía que había alguien durante la madrugada.

Tocó la puerta, apoyando su peso en el marco de esta antes de repetir el movimiento con mayor intensidad.

Cuando la puerta se abrió, el mundo al rededor de Yoongi giró a causa del brusco movimiento, haciéndolo perder el equilibrio y casi caer al suelo.

Jungkook lo tomó de la cintura para evitar el golpe, pero cuando las ferormonas de Yoongi invadieron sus fosas nasales, lo hizo a él mismo marearse.

-Supresores- Murmuró Yoongi con voz entrecortada.

Jungkook cubrió su nariz con su mano, sosteniéndolo con el brazo libre y llevándolo hasta su cama.

-¿Eres tu?- Preguntó viéndolo asentir.

Jungkook nunca había conocido a un omega que pudiera controlar su lobo durante sus ciclos de celo. Normalmente lo que podían entrenar esta habilidad eran alfas sin enlace. Pero que un omega lo haga, era realmente sorprendente.

Dejó a Yoongi en su cama y cubrió su boca con su otra mano para que las ferormonas no entren en él y salió de la habitación a paso apresurado.

Yoongi luchó por el control con su lobo, sintiendo su cuerpo caliente y húmedo mientras se retorcía en la cama.

Su lobo lo forzaba a ponerse de pie y seguir al alfa, pero él se obligó a mantenerse quieto en el lugar hasta que el príncipe regresó.

Jungkook aguantó la respiración y se sentó entre las piernas ajenas, alzando el vestido de dormir que Yoongi llevaba y quitandole la ropa interior apresuradamente.

Notó la cicatriz que la enfermera la había mencionado y frunció el ceño preocupado, pero sintiendo la falta de aire en sus pulmones como una señal de apuro.

Alzó la vista al rostro del omega, viendo sus ojos miel brillando en un tono dorado haciéndolo suspirar y apresurarse.

Abrió la caja de supresores y sacó un supositorio con las manos temblando.
Las ferormonas de Yoongi estaban haciendo efecto en su cuerpo aunque intentara negarse.

Separó los muslos del omega y tragó duro al ver su trasero húmedo de lubricante, pero no pudo desviar la mirada cuando llevó el supositorio a su entrada.

Presionó con la punta de su dedo y desvió la mirada cuando logró adentrarlo en el omega, siguiendo su camino hasta que todo su dígito estaba dentro del menor.

Quitó el dedo apresurado y corrió a su ventana, abriendo de par en par las cortinas y sacando su cabeza para respirar aire fresco.

Sus ojos habían comenzado a tener ese pigmento plateado que denotaba que su lobo había comenzado a despertar, pero logró detenerlo antes de que sea tarde.

Pasó unos minutos viendo la luna hasta que el supresor logró hacer un efecto completo en el omega y las ferormonas comenzaron a disiparse entre el aroma a jazmín y café.

Saga Ωmega | KookGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora