Capítulo IX

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Jungkook nunca había corrido con su madre a pedirle ayuda desde que dejó de mojar la cama de niño.
Necesitaba un consejo. Era urgente y sumamente indispensable que alguien ajeno a su situación le dijese que debía hacer.
Preguntarle a Jimin o a su padre era un rotundo "no". A penas les planteara la pregunta, le dirían que se folle a Yoongi sin duda alguna. En el mejor caso, Jimin le diría que le pregunatara antes al omega pero el resultado acabaría en lo mismo.

-Jungkook, cariño- Dijo la mujer sorprendida al verlo en su ala del palacio. -¿Todo está bien?

Jisoo conocía a sus hijos más que nadie en el mundo. Sabía que los alfas eran propensos a esconder algún tipo de sus emociones. Su esposo ocultaba su felicidad y amor, Jimin ocultaba su vergüenza y arrepentimientos, y Jungkook ocultaba sus miedos y enojos.
Sin embargo, el rostro de pánico de su hijo lo delató al instante. Dejó su libro de lado y se puso de pie para llevar a Jungkook al sofá y que se calmara todo lo que pudiese.

-Eunji, trae un vaso de agua- Dijo con voz elevada para que la empleada la oiga. -Cuéntame que ocurrió.

-Mi celo comienza en unos días-Dijo con la mirada pérdida haciendo asentir a su madre mientras tomaba el vaso que la empleada le alcanzó. -Y el de Yoongi llega una semana después de eso.

Jisoo separó los labios sorprendida y notoriamente preocupada mientras que Jungkook tomaba algo de agua para calmar su cuerpo agitado.

-¿Qué harás?- Preguntó ella en un susurro.

-Pensé en enviarlo a la cabaña de las afueras unos días- Admitió con voz temblorosa. -Pero no me sentiría cómodo dejándolo en esa situación.

-Entiendo- Asintió ella sentándose a su lado.

-Pero irme yo es imposible- Suspiró pasando sus manos por su cien.

Era cierto y su madre lo sabía. Jungkook debía cumplir con sus responsabilidades hasta el último momento posible, y si el pico del celo ocurría el día diez, como solía ser, hasta el nueve estaría asistiendo a sus responsabilidades. Y eso sin contar el riesgo para él mismo que sería estar aislado del mundo por dos semanas solo con su lobo que moría casi tanto como él de ganas por estar con Yoongi.

-¿Le has preguntado a él que quiere?- Preguntó Jisoo.

El alfa abrió los ojos de par en par, dándose cuenta que, en esencia, había salido corriendo y dejado a Yoongi solo apenas había reaccionado.

Jisoo suspiró resignada. Los alfas tenían tan poca inteligencia emocional que dolía solo de verlos.
Se sentó a su lado y acarició su entrecejo con cansancio.

-Habla con él, hijo- Suspiró. -Si gustan, puedo acompañarlo a la cabaña y lo cuidaré durante su celo.

Jungkook alzó la vista a su madre sorprendido ante sus palabras. No se esperaba que quiera cargar con la responsabilidad de atender prácticamente sola a Yoongi en medio de la nada, pero también entendía que podría salir beneficiada de un día lejos del atareado palacio.

-Hablaré con él.

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Jungkook sentía su piel caliente y su cuerpo temblando como si muriese de frio. Yoongi estaba sentado frente a él peleando con una pata de pollo como si fuese una guerra, ignorando su presencia del otro lado de la mesa.

Debía hablar con el omega sobre sus celos antes de que llegara su hermano.
Jimin cenaba más tarde que ellos a pedido del alfa mayor. Jungkook no quería que Min se sienta tenso por dos alfas en un lugar tan privado donde ellos tenían el completo control. Claro que Jungkook no sabía que únicamente la presencia de Jimin era lo que le incomodaba.

Saga Ωmega | KookGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora