Saga Ωmega | KookGi |

Capítulo VIII

Yoongi sintió las manos de su prometido en su espalda mientras este lo abrazaba contra su pecho. Respiró con ganas el fuerte aroma a café que emanaba el alfa y disfrutó la cómoda sensación de su pecho firme contra su rostro.

Estaban en el jardín, esperando el carruaje para ir a ver a la doctora Hwan.
El tiempo pasaba demasiado rápido ahora que Jungkook debía pasar gran parte del tiempo trabajando y Yoongi estudiando. Los cuatro meses del embarazo ya habían comenzado. El vientre del omega ya estaba más abultado y redondo, haciendo que se haga difícil abrazarse de frente por el miedo de aplastar al cachorro.

-¿Qué haremos si dice que no?- preguntó Yoongi con expresión de pánico.

-Pues no tendremos sexo hasta que el cachorro nazca- respondió Jungkook con obviedad, alzando los hombros sin soltar a su omega.

-Que fácil lo dices- bufó el omega sin quitar su rostro del pecho ajeno. -Ahora que sé lo que es disfrutar del sexo ¿Cómo voy a poder volver a no tenerlo?

Jungkook rió entre dientes, besando su coronilla antes de soltarlo cuando llegó el carruaje a su lado.

-Llevaba diez años sin sexo-respondió Jungkook. -No serás el único que lo extrañe.

Yoongi rodó los ojos, sabiendo que tenía razón y que, si la doctora decía que no podían tener sexo, sería un martirio para ambos.

Siguió a Jungkook, tomando su mano cuando lo ayudó a subir al carruaje, viendo como él se sentaba a su lado soltando un suspiro.

-Si dice que no, hay que preguntarle que si podemos hacer- dijo Jeon.-Tal vezno hay problema con orales y esas cosas.

-¿Podrías seguir conteniéndote luego de comenzar por otros cinco meses?-preguntó Min riendo entre dientes.

-¡¿Cinco meses?!- chilló el alfa. -Creo que voy a perder la cabeza.

Yoongi soltó una sonora carcajada mientras el vehículo comenzaba a moverse, dejando que se incline para dejar un rápido beso en la mejilla de su alfa y regresar a su posición con ayuda del movimiento del carruaje.

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El día era caluroso, pero no tanto como para ser Drekan. Sin embargo, el sol parecía aún más intenso que de costumbre, así que Jungkook le dijo que no salga del carruaje para que su piel no sea afectada por los intensos rayos.

Lo vio bajar y acercarse a un grupo de personas. Saludó con una sonrisa y estrechó todas las manos que se lo solicitaban, incluso abrazó a una niña que se acercó a él corriendo.
No pudo evitar pensar lo buen rey que sería, aunque comprendía que no tenía la misma relación con los ciudadanos del centro de Noxus.

Era entendible que los pueblos conquistados o de escasos recursos prefieran un rey como Jungkook en lugar de como el de su padre. Después de todo, en caso de guerra, serían los que peor la pasaran además de los guerreros y sus familias. Pero la Alta Comisión y las ciudades de más recursos, preferían, sin lugar a dudas, un rey como Jaehyun, que no dudaba en iniciar una guerra, ya que a ellos no les afectaba.

Sintió genuina pena por Jungkook. A causa de sus ancestros, heredaría un pueblo fragmentado, donde, al proteger a los débiles, los fuertes serían capaz de pisarlo.

Ahora comprendía mejor al rey. Era mucho más sencillo complacer a quien tiene el poder de destruirte, que ayudar a quienes no pueden hacer nada por ti.

Pero conocía bien a Jungkook. No le importaría ser el blanco de las clases altas si lograba ayudar, aunque sea un poco, a las clases bajas.

Cuando regresó, tenía un vaso en su mano con una cuchara dentro que le tendió con una sonrisa.