Capítulo XVII

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A los ocho meses ya habían aprendido a sobrellevar la falta de sexo con bastante naturalidad.

Jungkook despertaba cuando salía el sol, dejaba a Yoongi durmiendo, comenzaba su día y se veían cuando almorzaban juntos.
El omega tenía clases antes del almuerzo y terapia luego de este. Se juntaba con Wheein al terminar y meditaban juntos para poder conocer a su lobo creciente.

Podían volver a verse una vez que se juntaban nuevamente para cenar y, para esa hora, las ganas intensas de hacerse uno, se veían reemplazadas por necesidad de cariño y amor gracias a lo mucho que se extrañaban.

Acababan en la cama entre besos y abrazos hasta que quedaban dormidos entre las suaves sabanas y las cálidas caricias.

Ese día había sido normal, como cualquier otro, de no ser por la última instancia. No habían acabado  durmiendo juntos como las noches anteriores.

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Yoongi estaba escribiendo las palabras que su maestra le dictaba, haciéndolo hacer muecas mientras intentaba seguir la rapidez de sus palabras y no confundirse las letras similares.

—¿Quieres que vaya más lento?—preguntó ella viéndolo luchando con la pluma.

Yoongi negó al instante, sin dejar de escribir hasta que acabó lo que había dicho anteriormente; entonces, alzó la mirada con el cansancio reflejado en ella.

—Falta poco para que nazca— susurró agotado. —No puedo ir más lento ahora.

—No quiero desmerecer tu esfuerzo— dijo la maestra con expresión apenada. —Pero has avanzado muchísimo desde el primer día que nos vimos— continuó regalándole una sonrisa nostálgica. —Solo sabías escribir tu nombre y no tenías ni idea de cómo escribir el nombre del rey Jeon.

Yoongi rió entre dientes. El nombre de Jungkook se le había hecho difícil hasta de pronunciar, pero las reglas ortográficas que respaldaban el cómo se escribía, lo habían confundido de sobre manera.

—Con todo lo que sabes hasta ahora, podrías perfectamente ayudar a tu hijo hasta sus doce años— dijo alzando los hombros. —Puedes tomarte tiempo para avanzar después del parto.

—Es bueno saberlo— susurró Min. —Pero mi hijo no será un niño cualquiera— continuó alzando los hombros. —Será el próximo rey, no bastará esto hasta sus doce años.

—Pero no estás solo, querido— dijo la beta con cariño. —No soy la seguidora número uno de la familia real, pero el rey Jeon parece un buen alfa.

—Lo es— sonrió Yoongi. —Pero Jaehyun no es mal alfa, tampoco— dijo pensativo. —Él solo quiere proteger a sus hijos.

—Tal vez sea un buen padre, pero ha sido un horrible rey— susurró ella antes de abrir los ojos de par en par. —Lo siento mucho, por favor, no le digas a nadie lo que acabo de decir.

Yoongi soltó una carcajada ante su expresión de pánico y negó para calmarla mientras intentaba controlar su risa.

—A Jaehyun no le importa que piensen mal de él— aclaró Min. —Y ahora que está disfrutando de su nuevo tiempo libre, no le interesa en lo absoluto.

La mujer suspiró aliviada mientras Yoongi volvía a tomar la pluma y le dirigía la mirada divertido para que continúe dictando las palabras que seguían.

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Los almuerzos con Jimin siempre eran divertidos. El alfa lograba sacarle una conversación incluso a objetos inanimados. Tal vez por eso Yoongi confió en él tan rápidamente.

Saga Ωmega | KookGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora