Capítulo IV

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El día que acompañó a Jungkook a medir su corona, sintió que el aliento se escapaba de su cuerpo. Llevó su mano a su vientre y acarició la barriga crecida viendo como su prometido hablaba con el diseñador sobre la cantidad de adornos de pedrería que quería.

-No quiero que sea demasiado llamativo- suspiró Jungkook viendo el espejo.

-Tiene que ser llamativo, príncipe Jeon- respondió el diseñador. -Será rey del mejor reino de Runaterra- soltó haciendo al mencionado suspirar. -Debe ser llamativo y único.

Yoongi sonrió enternecido al ver los gestos de cansancio que se dibujaban en el rostro de Jungkook cada vez que el diseñador agregaba pedrería.

Se acercó al alfa, rodeando su cintura con sus brazos, haciendo que el beta se aleje para dejar que el omega deje un beso en su reciente cicatrizada marca del enlace.

-Se te ve bien- susurró, viendo por el reflejo como Jungkook lo miraba.

-No creo necesario gastar tanto en una corona que solo usaré para formalidades- suspiró, sintiendo como Yoongi apoyaba la frente en su espalda.

El beta los vio de reojo cuando el príncipe llevó sus manos a las ajenas sobre su pecho para acariciarlas con su pulgar.

-A nuestro cachorro le encantará que tengas una corona como las de tus ancestros- susurró Yoongi, sintiendo la mirada del beta clavada en ellos. -¿No te gustaría verlo con ella?

Jungkook sonrió, rodando los ojos a sabiendas de que Yoongi había aprendido a manipularlo con su bebé en cuestión de unos pocos meses.

-Ponle todo lo que quieras- dijo dejando al diseñador paso libre. -Solo ¿Puedes ponerle algunos detalles purpuras?

El diseñador lo vió con duda, mientras Yoongi se separó de él también sorprendido por aquel pedido.

-Pero, su majestad...- dijo dudoso el diseñador. -Los colores de Noxus son el azul y el plata.

-Pero quiero que la corona de Yoon tenga purpura y dorado- dijo serio, haciendo que los otros dos abran los ojos de par en par.

Los colores de Targon eran el purpura y el dorado. Yoongi no se había imaginado a si mismo jamás con una corona real, pero menos aun con los colores de su propio pueblo.

-¿Hablas en serio?- Preguntó Min, ladeando la cabeza, haciendo que Jungkook se voltee para verlo. -Sera tu corona el resto de tu vida.

Jungkook asintió sin dudarlo, tomando las manos ajenas entre las suyas para dejar un beso suave en sus nudillos rosados.

-No puedo devolverte Targon, pero puedo hacerlo parte de ti- dijo firme. -Y quiero que nuestro hijo se reconozca como parte de Targon.

Yoongi sintió como sus ojos se cristalizaban.
La idea de que su hijo crezca con lo mejor de sus dos tierras, hizo que su corazón se caliente de la ilusión.

-Gracias- susurró Min, dejando que el alfa deje un rápido beso en sus labios y rodee su cuerpo con sus brazos.

-Sé que deben ser las hormonas por el embarazo, pero debes dejar de llorar por todo- dijo haciéndolo reír.

Jungkook se giró al beta que los veía con una expresión de desagrado en su cara, que ocultó al instante en el que el alfa se volteó a verlo.

-Volveremos en unos meses a que hagas la suya- dijo acariciando la espalda de su prometido. -Quiero que sean las mismas piedras así que guarda de estas.

El beta sintió, apretando los labios antes de forzar una sonrisa que Jungkook ignoró pero que no pasó desapercibida para el omega que afianzó su agarre con la cintura de su alfa.

Saga Ωmega | KookGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora