Capítulo III

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Jungkook tenía la mirada fija en su plato vacío cuando una de las sirvientas carraspeó la garganta incomoda.

-¿Puedo retirar su plato?- Preguntó la beta sonrojada.

Jungkook suspiró y asintió.

Yoongi no había bajado a desayunar con él y la decepción se había instalado en su pecho, manteniendo su mente ocupada hasta que el eco de unos pasos lo hizo girar hacia el pasillo tras él.

Cuando vio al peliblanco, se puso de pie al instante, casi cayendo en el proceso.

Yoongi tenía unos pantalones blancos y un saco de vestir celeste con detalles plateados y azules.

El sonrojo cubría su rostro y las mangas tapaban sus manos ya que la ropa era notoriamente más grande de lo que debía para su pequeño cuerpo.

-La señorita me dijo que use lo que había en el clóset- Susurró avergonzado por la penetrante mirada del alfa en su rostro.

-Está bien- Suspiró cerrando los ojos para dejar de verlo. -Mandaremos a que acorten la ropa al regresar- Dijo desviando la mirada. -No sabíamos que tan pequeño eras.

Yoongi apretó los labios y asintió, pasando su peso de un pie al otro con incomodidad ante la mirada de todos y todas la betas presentes.

-¿Vamos o quieres algo para comer?- Preguntó Jungkook mordiendo la punta de su lengua ante la profunda mirada de Min.

-Estoy bien, gracias- Susurró regalándole una suave sonrisa.

Jungkook salió del lugar, siendo seguido por el omega y acompañado de algunos empleados que se encargaron de subirlos al carruaje rápidamente y sin interrupciones.

Yoongi frunció el ceño y apretó sus parpados cuando la luz del intenso sol de mañana pegó contra el interior blanco del carruaje y golpeó sus ojos sensibles.

Jeon mordió su labio inferior al verlo y se estiró para cerrar las finas cortinas, logrando que la luz disminuya el impacto.

Yoongi tragó duro cuando vio al mayor acercarse demasiado a él para cerrar la cortina de su lado.

El aroma de Jungkook era tan penetrante que el café lo hizo suspirar y acercarse a él para sentirlo mejor, haciendo al azabache sonreír antes de volver a sentarse correctamente.

-Lo siento- Susurró Yoongi sintiendo sus mejillas arder. -Fue inapropiado.

-Tranquilo- Respondió el alfa alzando los hombros. -El aroma de mi familia suele ser bastante intenso.

Yoongi asintió y desvió la mirada intentando evitar el aroma a café que inundó el lugar.

Si bien las personas podían controlar bastante bien las ferormonas que desprendía su cuerpo, controlar el aroma natural que las glándulas liberaran para tomar dominio era casi imposible.

Los alfas dominantes suelen dejar un aroma a su paso que sirve para alejar a otros alfas de sus territorios; sin embargo, el aroma no es lo que atrae a los omegas, sino las ferormonas.

Yoongi se sentía tan raro de que el aroma de Jungkook se le hiciera tan atrayente. Sabía que olía a café. Café caliente e intenso. Pero podía notar que Jungkook no había desprendido sus ferormonas desde que se conocieron.

No le temblaban las piernas, no oía el latido de su corazón ni le sudaban las manos, pero la necesidad que tenía de hundir su nariz en el pecho del alfa, no pasaba desapercibida.

Debía controlarse. No podía entregarse a Jungkook antes de que él lo reclamara.

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Saga Ωmega | KookGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora