Capítulo XX

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Habían estado hablando de la boda desde hace ya bastante tiempo. Planificaban hacerlo después de la coronación de Jungkook por una cuestión legal, pero eso había logrado darles más tiempo antes de enfrentarse a la horrible realidad que representaba enfrentar al padre de Jungkook.

Sin embargo, pese a que el altar estaba particularmente lejos de ellos, ambos parecían más que felices del momento que estaban pasando.

Jimin los veía pasar entre risas y besos como si fuesen niños enamorados, cosa que lo hacía feliz a él también en el proceso.

Si bien él era el hermano menor de Jungkook, siempre sintió que debía cuidarlo y protegerlo ya que, no solo él era el alfa dominante, sino que el mayor no tenía suficiente confianza en si mismo para poder plantarse firmemente frente a alguien y hacer valer su voluntad.

Por eso amaba lo que logró hacer Yoongi en él.

Ambos habían crecido juntos, cambiado juntos y mejorado juntos.
Cosa que se reflejaba en sus miradas cada vez que se acercaban el uno al otro, denotando el amor que se tenían mutuamente a través de sus brillantes ojos.

Yoongi estaba sentado en el columpio en el jardín trasero, viendo su anillo atravesado por la cadena de oro que sostenía con su mano para poder ver a través de la sortija, con la luz del sol reflejando en las blancas flores frente a él.

-¿Qué haces, hermoso?

Yoongi alzó la vista y sonrió viendo a su prometido acercarse con las manos en sus bolsillos asta sentarse en el columpio de su derecha.

-Estaba pensando en lo afortunado que soy- susurró colgando su cadena en su cuello.

-Que coincidencia- dijo Jeon jalando de la cadena del columpio ajeno para acercarlo a él. -Pensé lo mismo cuando te vi por mi ventana.

Yoongi sonrió sonrojado y dejó un rápido beso en los labios ajenos, antes de que este liberara su agarre y le permitiera regresar a la posición anterior.

-¿No tienes trabajo?- preguntó Min viéndolo de reojo.

-Si- suspiró en respuesta rodando los ojos. -Pero te extrañaba demasiado.

Yoongi sonrió, sintiendo su corazón golpeando en su pecho y su estómago cosquilleando. Vieron las rosas blancas frente a ellos y la luz anaranjada del cielo reflejando los pétalos claros.

El silencio inundó el ambiente junto al soplido fresco del viento.
La compañía entre ambos era cómoda y acogedora. Era normal que quedaran sin decir una palabra solo entre miradas de reojo y sonrisas tímidas, pero Yoongi interrumpió aquel ritual, viendo el perfil de Jungkook y apretando los labios.

-¿Por qué no has preguntado sobre mi cicatriz?- soltó, haciendo que el mayor se gire a verlo.

Jungkook separó los labios por instinto, pero no supo que decir, por lo que los volvió a cerrar, recordando la larga y fina cicatriz que se extendía en su blanco vientre.

-Quería darte espacio para que me lo digas tu cuando creas que sería un momento cómodo para ti- confesó bajando la mirada.

Yoongi soltó un suspiro, con una suave sonrisa dibujada en su rostro. No podía pedir un mejor predestinado.
Jungkook lo había respetado desde un principio, incluso antes de amarlo, dándole tiempo para vivir su vida como quisiera en tanto a sus posibilidades.

-Se lo he dicho hace bastante tiempo ya a Jimin- confesó, haciendo que Jeon frunza el ceño y lo vea de reojo.

Yoongi llevó su mano a su vientre, acariciando aquella zona con la mirada perdida. Sintiendo la mirada de Jungkook en él, pero sin voltearse a verlo.

Saga Ωmega | KookGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora