Capítulo X

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Yoongi sentía su cuerpo arder.
Se había despertado esa mañana cubierto de sudor y con su cuerpo temblando.
No tardó demasiado tiempo en darse cuenta que era un adelanto en su ciclo de celo, después de todo, solo eran dos días antes de lo que Jungkook dijo que sería.

Tomó un supresor en píldora intentando ayudar a su cuerpo a no sufrir el abrupto cambio hormonal que azotaba a los omegas cuando aparecía el celo como tal, y se dirigió en busca de la señora Jeon.

No podía ver a Jungkook desde que comenzó el celo del alfa, puesto a que el mayor tenía bastante bien controladas sus feromonas y estaba lo suficientemente bien medicado para poder seguir cumpliendo con sus actividades diarias como príncipe; per, definitivamente, sería una bomba de tiempo si estaba a tan poca distancia de un omega que rozaba el celo.

Por cuestiones de seguridad, Yoongi había pasado los últimos días en uno de los cuartos de huéspedes del ala de los reyes, después de todo, el cuerpo de un alfa enlazado, como lo era el señor Jeon, rara vez reaccionaba a las feromonas de otro omega en celo.

La única preocupación que rondaba los pasillos de ese castillo, eran los dos alfas solteros, hormonales y joviales que podrían sobreestimularse con su mera presencia.

Su plan era simple. Debía encontrar a la señora Jeon, informarle de su adelanto en el celo y adelantar el viaje.
Para su pesar, la reina no estaba y parecía que no iba a regresar hasta pasada la puesta de sol ya que, según algunas betas con información confiable, estaba cenando junto a su madre en los altos barrios de las afueras Noxus donde creció.

Yoongi pensó que lo mejor sería simplemente encerrarse en su cuarto, tomar un inhibidor y esperar a que el celo se pase. Pero el destino tenía otros planes.

En su habitación de huéspedes no contaba con inhibidores. No era muy frecuente que adultos busquen suprimir químicamente sus feromonas. Después de todo, solían ser controlables. El problema que hacía a esta ocasión tan diferente a la norma era que podía oler el café del aroma de Jungkook incluso cuando este no estaba en el palacio.

Las hormonas del alfa lo alteraban, y las suyas a él.

Decidió atreverse y emprender camino a su cuarto. Ya conocía cada centímetro del lugar, así que sabía cómo llegar a su alcoba de la forma más eficiente posible.

A este punto, ya no sabía si debía de culpar al destino, a su mente o a cada persona que haya conocido en subida, porque cuando se topó con los fríos ojos plateados de Jimin, su sangre se heló y sus piernas temblaron.

-No deberías estar aquí- Soltó Jeon con voz seca y expresión severa.

El omega no supo que responder, pero aunque no fuese así, su cuerpo no reaccionaba más que para tambalearse en su lugar y amenazar con dejarlo de rodillas frente a aquel imponente alfa.

-Jungkook llegará pronto y no puede verte así- Dijo Jimin arrastrando las palabras.

-Inhibidor- Fue lo único que logró murmurar con un hilo de voz.

-¿Tu crees que un inhibidor va a detener a Jungkook?-Preguntó el mayor aguantando una risa aspera. -¿Mi madre no está, verdad?

Yoongi negó con la cabeza antes de sentir como el movimiento abrupto más la notoria subida de calor que le provocó la presencia del alfa, lo dejaron caer sobre sus rodillas con la respiración agitada.

Jeon chasqueó la lengua con pesadez y soltó un largo suspiro mientras acariciaba su cien con resignación plasmada en el rostro.

-Espera aquí- Soltó de la nada. -Iré por tus cosas y te llevaré a la cabaña.

Saga Ωmega | KookGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora