Capítulo X

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Yoongi había dormido en su cuarto, solo por primera vez en meses.

Cuando había despertado, el sentimiento de frustración lo invadió por completo. Se sentía solo. No estaba solo únicamente, sino que se sentía de esa forma.

No sentía a su hijo como una compañía, se había olvidado de su existencia al caer dormido y no se percató de él hasta que intentó sentarse y el bulto de su vientre le dificultó la tarea.

Estaba cansado. No solo cansado del embarazo, sino de él, de sus pensamientos, de sus emociones, de las discusiones con Jungkook, de sus hormonas y de su cuerpo dolorido.

Se logró asomar por la ventana. No era una abertura pequeña en lo absoluto, pero en comparación a la que había el cuarto de Jungkook era diminuta, al igual que todo en ese cuarto.

Apretó los labios cuando vio a su alfa hablando con su hermano en la entrada del palacio, antes de abrazarse y que Jungkook subiera al carruaje.

Yoongi vio atentó como su prometido salía del lugar. Sabía que tendría un día ocupado puesto a que se liberó el día anterior para festejar su cumpleaños, pero no se esperaba que un segundo carruaje apareciera tras su partida.

Vio como unos betas acercaban maletas a este, haciéndolo abrir los ojos de par en par antes de salir corriendo de su cuarto.

Se puso la bata mientras corría por el pasillo. Bajó las escaleras de dos en dos hasta que llegó a la planta baja y atravesó el lugar a zancadas. Abrió las puertas de la entrada y vio a Jimin hablando con un beta.

El alfa se volteó a verlo y soltó una risa entre dientes al notar que estaba en pijama, haciendo que las orejas de Yoongi se vuelvan rojas, pero sin detener su paso firme a él.

-¿A dónde vas?- preguntó Yoongi tomándolo de la ropa a la altura del pecho.

-Debo volver a Demacia- dijo tomando sus manos para que lo suelte. -Volveré antes de la coronación de Kook.

-No puedes irte- dijo con los ojos abiertos como platos, con la mirada temblorosa y cristalina. -Te necesito aquí.

Jimin soltó aire entre dientes a modo de risa, intentando relajar el ambiente que se había formado, pero comenzaba a preocuparle la actitud de Yoongi los últimos días.

-Calma, Gi- dijo llevando su mano a su cabello. -Todo saldrá bien.

-No puedes prometer eso.

La voz de Yoongi sonaba tensa, estresada. Como si tuviese miedo de algo que aún no ocurría.
El omega sabía que era miedo a dos cosas. Una era que su hijo no fuese un alfa, y la otra era que no amara al niño.
Pero Jimin no podía saber eso, solo sabía que había algo mal y no podía quedarse a arreglarlo.

-Yoongi, mira, debo ir a Demacia porque tengo un compromiso con la familia de mi novia y no puedo cancelarlo- explicó con voz calmada. -Volveré lo antes posible, pero creo que deberías hablar de esto con alguien.

-No puedo hablar con Jungkook- murmuró bajando la mirada. -No ahora.

Jimin suspiró. Jungkook le había dicho que discutieron la noche anterior y que le había propuesto la visita al psicólogo de Piltover, así que ya se daba una idea de porqué Yoongi no se atrevía a hablarle de sus emociones a Jungkook.

-Gi, Jungkook no es la única persona en Runaterra- dijo palmeando su hombro. -Deberías aprovechar la libertad que él te da.

Yoongi bajó la mirada antes de despedirse del alfa, haciéndole prometerle que volvería pronto y viéndolo partir.

Una sensación rara inundó el pecho del omega cuando se dio cuenta que realmente extrañaba a Jimin cuando se marchaba. Pero, tras entender que el sentimiento en su pecho era tristeza, comprendió que este era causado porque el alfa era su primer amigo real.

Saga Ωmega | KookGi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora