Tanto flashes, música y personas caminando de un lado a otro tenían mareado a Lautaro, el chico se frotó los ojos agotado para luego mirar la hora en el reloj, eran casi las doce de la noche y el desfile aún no terminaba.
—Recuérdame por qué debemos estar acá en este maldito desfile horrible —dijo Mckay mientras soltaba un bostezo.
—Por seguridad, pidieron apoyo policial y acá estamos.
—¿Y? Ni que hubiera una bomba, de todos modos, si hubiera una yo sería el primero en huir.
—No sé quién aprobó tu licencia en la academia de polis —respondió Lau con sarcasmo mientras caminaba por el lugar, tomó un vaso de bebida y escuchó que el desfile estaba por terminar, Mckay agradeció con un grito y se acercó a la barra de comida por un emparedado de carne.
Lau se alejó para ir por sus cosas cuando se encontró en uno de los pasillos del hotel a Eduardo, el mayor se quedó de pie mirándole a los lejos, el pelinegro ajustaba el lente de su cámara mientras hablaba con una chica alta, morena, la que llevaba un vestido morado brillante precioso, y acomodaba su cabello para unas fotos.
Mckay apareció en silencio y descubrió la escena.
—Hey —susurró, espantando al rubio —¿No vas a ir a hablarle?
—¿Qué? ¡No! Claro que no, está ocupado.
—Solo está charlando con una amiga según veo, no se ven desde hace unos... no sé, ¿Seis? ¿Siete meses?
—Si —confirmó Lautaro, los chicos no se reunían desde que Eduardo le pidió un tiempo para pensar todo —Vámonos —el rubio se dio media vuelta, Mckay se le quedó viendo incrédulo por la situación, pero terminó levantando los hombros con resignación y siguiendo a su amigo.
—Los demás chicos ya se han ido, te espero en la camioneta ¿Si? Tengo calor y éste lugar me está ahogando.
—Si, si, voy por mi bolso, me despido del encargado y salgo —el moreno asintió, Lautaro se quedó a solas guardando sus cosas, tomó el teléfono para ver si tenía algún mensaje de Collin, pero el chico ya estaba durmiendo.
—Hola —Lau abrió sus ojos sorprendido, reconocía la voz de inmediato. Nervioso pero tratando de ocultarlo lo más posible se volteó para regresarle el saludo, vio a Eduardo a un metro de distancia, con el cabello negro ondulado y alborotado, con algo de brillo en el rostro debido a que estuvo saludando a las modelos con un beso en la mejilla, y una sonrisa pequeña —¿Lau?
—¡Hola! Hola eh... hola, ¿Cómo estás?
—Bien, te reconocí hace un rato —confesó Eduardo —Estaba tomando unas fotos cerca del escenario y te vi pasar a lo lejos, supe que eras tú.
—¿Por el uniforme?
—Por el cabello rubio falso —sonrió con maldad, Lautaro se sonrojó, bajó la mirada y rogó no estarse viendo por fuera tan enamorado como lo seguía estando por dentro —En fin, tengo... tengo que irme a casa ya, es tarde —rió —¿Vas a ir para las fiestas a la ciudad?
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Solo Tú
Ficção AdolescenteEduardo es un chico que puede sonreír o asentir durante todo el tiempo sin problema, pero cuando la puerta de su habitación se cierra, una oscuridad pinta las paredes de su cuarto, Edu vive soportando un secreto que lo destruye y lo aleja de la feli...