La cabeza de Eduardo caía y este despertó cuando estaba por quedarse dormido, miró hacia todos lados, aún estaba en la clínica, habían pasado 3 días desde que Lautaro estaba en coma y no mostraba señales de mejoras.
—¿Qué hora es? —susurró Edu con un bostezo.
—Casi dos de la mañana —respondió Tadeo —¿Quieres irte a casa?
—No, me quedo acá, puedes irte si quieres...
—Eduardo, tienes universidad mañana... o hoy —agregó percatándose nuevamente en la hora del reloj —Nos vamos, sacaré el Jeep del estacionamiento y te espero en la entrada ¿De acuerdo? —su hermano sin ganas asintió, mientras Tadeo se puso de pie en dirección al elevador, Eduardo se acercó a la habitación de Lautaro y lo vio desde la ventana, su Padre estaba con él por las noches y siempre explotaba cuando veía a Eduardo, así que entrar al cuarto sería solo para crear una escena.
—...¿Puede prometérmelo? —Edu miró a su costado y vio que la Madre del rubio hablaba con una enfermera, la chica asintió y sonrió antes de tomarle las manos a la mayor y apartarse para irse. Eduardo algo preocupado se acercó lentamente, saludó a Blanca y ella solo presionó sus labios con cansancio tratando de fabricar una sonrisa.
—¿Ha pasado algo? —preguntó el chico asustado.
—Nada importante —respondió con tristeza —Solo le pedí a la enfermera si pueden estar afeitando a Lautaro cada ciertos días, no le va a gustar tener barba cuando despierte —Edu soltó una pequeña carcajada y asintió al estar de acuerdo, su teléfono comenzó a sonar, Tadeo le llamaba para avisarle que ya le estaba esperando, Edu le pidió a Blanca que por favor le informara cualquier cosa, ella asintió y con un nudo en su corazón Eduardo abandonó el hospital.
Llegando a casa se quitó los zapatos y su hermano le preparó un café con leche.
—Sé que no vas a dormir —le dijo el mayor —¿Te quedaras estudiando para los exámenes?
—Si —dijo Edu con un bostezo —Gracias.
—Cualquier cosa me llamas, estaré en el cuarto —el pelinegro asintió y se quedó a solas, tomó sus libros de estudio y trató de concentrarse hasta las cuatro de la mañana, cuando sus ojos ya no daban más y se quedó dormido sobre el escritorio.
Su despertador sonó bastante hasta que por fin él pudo abrir sus ojos y despertar, el chico se dio una ducha larga. Edu caminaba lento, arrastrando los pies pero tratando de mantenerse positivo, aún cuando cada día sin Lautaro parecía un año.
—Buenos días —dijo al bajar al comedor —Voy algo atrasado, ¿Alguien puede llevarme? No quiero conducir.
—Yo te llevo —Tadeo se puso de pie de inmediato, tomando cosas para el desayuno de Eduardo para que fuera comiendo en el camino.
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Solo Tú
Novela JuvenilEduardo es un chico que puede sonreír o asentir durante todo el tiempo sin problema, pero cuando la puerta de su habitación se cierra, una oscuridad pinta las paredes de su cuarto, Edu vive soportando un secreto que lo destruye y lo aleja de la feli...